Escribe: Gonzalo Civila. Secretario General del PS y diputado
- No hay izquierda sin base social organizada. No hay política contrahegemónica sin colectivos capaces de resolver y hacer con otros. No hay socialismo sin comunidades que caminen con sus propios pies.
- He aquí uno de los nudos de cualquier autocrítica para el futuro. ¿Cuánta organización, cuánta comunidad, cuánto proyecto colectivo, cuánto poder alternativo fuimos, somos y seremos capaces de crear, sostener y cuidar?
- El Partido Socialista de Uruguay se apresta a cumplir 110 años de vida orgánica y nuestro Frente Amplio celebrará el año que viene sus primeros 50. Si algo puede y debe aportar el PS al próximo medio siglo del Frente es una firme, decidida y coherente acción colectiva.
- Ya hay demasiados caudillos en la política, ya hay muchas cooperativas electorales, ya hay un exceso de micro-emprendimientos que nacen y mueren cada poco tiempo, ya hay mucha gente cansada de personalismos, demagogias y pequeñas ambiciones.
- La izquierda uruguaya logrará dar un nuevo salto en calidad si escucha, si está donde debe, si abre puertas y ventanas, si organiza pueblo entorno a ideas, tareas y causas, si sincroniza proyecto colectivo con referencias, dirigencias y candidaturas, si aprende todavía más, si se interpela y se reconstruye desde el pie.
- Preservar lo colectivo no es una tarea sencilla, a veces requiere de decisiones valientes y difíciles, de trances angustiantes, de apuestas poco “rentables”.
- La hora es difícil y nos demanda mucha lucidez, claridad y generosidad. También nuevos modos de hacer, sin dogmatismos ni mapas, pero siempre conjugando en plural y siempre orientados a la lucha ética por la justicia y la dignidad humana.
- Los equilibrios que necesita el Frente no son para equilibristas, son los de los valores y las ideas de largo aliento que dan solidez y sostienen el andamiaje sin desesperar.
- No nacimos para el éxito y la frivolidad, somos compromiso militante fraguado en la adversidad y nacimos para cambiar la historia.
- El tiempo, los procesos, los caminos compartidos, valen más que los espacios. Y más temprano que tarde también se traducen en resultados.