Escribe Claudio Sampayo | CS Vivian Trías
El pasado mes de setiembre fue lanzada la tercera edición del libro “Los de arriba: estudios sobre la riqueza enUruguay”, en el marco de un esfuerzo entre FUCVAM, SINTEP, FANCAP y el SUNCA. Un libro que busca mirar el fenómeno de la desigualdad desde arriba, aportando en una doble dirección.
Este libro ayuda a cuantificar la magnitud y las fuentes de la riqueza acumulada en pocas manos y ejemplifica de manera clara y concisa la forma en que se organiza y se reproducen los sectores vinculados al dominio de esa riqueza concentrada.
Ambos aportes estructuran las dos grandes secciones del libro, donde se agrupan artículos de distinta autoría y responsabilidad individual.
En la primera sección, relativa a las fuentes de la riqueza concentrada, De Rosa realiza una aproximación general al problema de la desigualdad y un análisis detallado del vértice superior de la distribución: el 1% de la población con mayores ingresos. Allí se muestra como este 1% de la población uruguaya de mayores ingresos concentra un ingreso igual a todo el 50% más pobre sumado. Se trata de personas que reciben ingresos promedios mensuales en torno a los 15.000 dólares.
A la hora de ver de qué fuentes provienen estos ingresos, De rosa observa que hay un gran peso de los ingresos provenientes de rentas de capital y rentas en general. Aspecto que diferencia a este 1% del resto de la sociedad, donde los ingresos por este tipo de conceptos no tienen el mismo peso.
El artículo de Notaro, relativo a los ingresos del capital, y el de Oyhantcabal donde se cuantifica el ingreso de los terratenientes y el nivel de concentración del mismo, constituyen avances empíricos de gran valor para estimar el volumen de estas fuentes de riqueza. Notaro muestra cómo los ingresos del capital representan cerca de un tercio de los ingresos de la sociedad. Al mismo tiempo que permite ver cómo el peso de estos ingresos sufrió leves modificaciones en períodos de avances distributivos como los sucedidos entre 2007 y 2013.
Por su parte el artículo de Oyhantcabal, centrado en una fuente central de poder y estatus como ha sido la tenencia de la tierra, enseña cómo en los últimos años la renta de la tierra (el ingreso derivado exclusivamente de la posesión de tierras) fue equivalente al 40% del valor agregado de todo el sector agropecuario, superando a los ingresos de todos los asalariados de la actividad.
Por otro lado, existieron en el período tendencias a la concentración de la tierra, donde 40 empresas controlan la misma superficie productiva que 19.185 productores familiares.
El último capítulo de esta sección, presentado por Lasarga, está destinado a analizar uno de los principales mecanismos por los que se reproduce aquel grupo social vinculado a los elevados ingresos. Se trata de la herencia, una de las fuentes de ingreso y privilegio peor distribuidas. De hecho, tal como nos muestra Lasarga en este libro, la herencia se distribuye peor que la riqueza, y muchísimo peor que el ingreso.
De elites y desigualdades
La segunda sección de este libro está destinada a un análisis sobre los grupos sociales que controlan la riqueza concentrada, sus vinculaciones y los mecanismos mediante los cuales logran perpetuarse como grupos dominantes. El artículo de Serna ordena y presenta la discusión general desde la teoría de las élites. Se presenta allí una conceptualización sobre la composición de la élite empresarial donde convergen propietarios de grandes empresas con mandos gerenciales y directivos de empresas.
Si bien esta élite guarda un relativo movimiento en sus integrantes, logra articularse como un poderoso grupo de intereses comunes con fuerte incidencia en otros espacios de poder de la sociedad como el ámbito político y cultural.
En línea similar, el capítulo de Geymonat, se detiene en el análisis de los grupos económicos nacionales, sus vinculaciones entre sí y su convergencia en planos extra económicos como el familiar y político.
Sobre esta base se intenta acercar una hipótesis sobre la relevancia de estos sectores en la formación de intereses dominantes en la sociedad.
Parte de la formación de intereses e identidad común de los sectores de altos ingresos se da por la participación en círculos de socialización cerrados y exclusivos.
El artículo de Pérez y Ravela aporta en esta dirección a partir del análisis del fenómeno de los barrios privados, grandes urbanizaciones cerradas de auto segregación de la élite.
Los autores se detienen en las características de estos barrios y en su oferta de hábitat para un público exclusivo. Al mismo tiempo, el artículo es una forma de ver la desigualdad desde el punto de vista del acceso al hábitat y el territorio. Entre los datos que allí se muestran, hay uno relativo a la superficie que llama poderosamente la atención: si se toman todos los asentamientos irregulares del país, no sólo entrarían en la superficie que ocupan los 90 barrios privados, sino que sobrarían incluso 1750 hectáreas.