Una mentira repetida mil veces se convierte en mil mentiras

Escribe: Liliana Queijo | Integrante del CC y CEN del PS

El presidente en sus numerosas exposiciones mediáticas ha repetido muchas veces que lo que más le importa es la salud. Sin embargo a la vez que nos acercamos a escucharlo mil veces se hace menos creíble poniendo en evidencia el desatino de Goebbless.

Existen una serie de hechos que justifican la creciente falta de confianza. Cada uno de los argumentos que señalamos está basado en datos objetivos que no introducimos en el texto por razones de espacio. Toda esta información está al alcance de quien revise la prensa de estos años y recuerde las recomendaciones para gestionar la atención a la salud que proponía la derecha y que parece haber olvidado.

Partimos de considerar a la salud como un concepto ligado al de bienestar y como un derecho humano, resultado de estilos y calidad de vida. También que el derecho a la atención médica implica dar satisfacción a las necesidades diferentes de la población y el Estado debe garantizar el cumplimiento de ambos con criterio de justicia.

En este sentido hacemos responsable al gobierno y en particular al presidente, por la aplicación de medidas que conspiran contra la salud. Más allá de que aun  no puedan registrarse los cambios a través de  indicadores que requieren de un proceso acumulativo y pueden ser poco sensibles en el corto plazo.

Las mil mentiras; un gobierno de espalda a la salud y a las necesidades de la población:

– Lo más importante sin duda, que afecta al bienestar y por tanto a la  salud es la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y por transitiva de las jubilaciones, la suba de  tarifas públicas y de  impuestos (disminución de exoneraciones de Iva, extensión de  IRPF)  y la suba de precios al consumo

– Sumado a lo anterior, la restricción del gasto en políticas sociales en la misma atención a la salud, en educación, vivienda, cuidados y seguridad social ha resultado en el empobrecimiento de la población y el crecimiento exponencial de la indigencia en todo el país

– La pérdida de puestos de trabajo en unos casos y la incertidumbre en la continuidad del trabajo.

– La falta de apoyo que generó el cierre de miles de micro, pequeñas y medianas empresas.

– La desaparición del sistema de cuidados. El retroceso que pesa especialmente  sobre las mujeres, que llevan la mayor carga de trabajo profundizando  la brecha de género.

– La falta de respuesta adecuada para resolver la situación  de los ciudadanos que viven en la calle. Población que se ha duplicado en el periodo. Muchos de ellos en su primera experiencia en calle sin  elementos para defenderse de la dureza impuesta por esta circunstancia

– Disminución del presupuesto del sector público de atención a la salud. A pesar del ingreso de 100.000 usuarios que quedan por fuera del Fonasa.

– Deficiencias  notorias en la gestión de ASSE. No se han hecho los reclamados, hasta el hartazgo,  concursos para cargos de dirección, es mas se han sustituido direcciones concursadas por cargos de confianza. Hubo una demora inexcusable (de los que estaban listos para gobernar) en  permitir la renuncia de los directores de ASSE que venían del periodo pasado y no querían hacerse cargo de medidas que no compartían. ¿Será que no daban con el precio y no encontraban sustitutos capacitados y con actitud comprometidos?

– Causó espanto la confesión de un integrante de la coalición que distribuía cargos en ASSE. Pero ¿cuántos entraron y como se llenaron los cargos durante este año y medio? ¿Y ahora quien va a ocupar los 30 cargos de Cabildo Abierto? ¿Se van a llamar a concurso?

– La debilidades en la gestión se expresan en otros aspectos que afectan la salud, como ejemplo trágico la inoperancia del BPS deja pacientes sin cobertura generando  un corralito que hace casi imposible el cambio de prestador en pacientes que mudan de departamentos a pesar de estar amparados en la legalidad vigente.

– La posición del Partido Nacional de permitir ingerir alcohol (la droga de mayor consumo en nuestro país) a los que  manejan, apoyada  por el presidente  de la república, podría ser catalogada en forma benévola  como un gesto de frivolidad a los que nos tiene acostumbrados nuestro principal mandatario, o en forma más rigurosa como un compromiso mayor con los vitivinicultores que con la salud del pueblo. Y no vale echarse atrás luego de conocer que el 83% de la población se preocupa más por la salud que su presidente.

– Esta falta de interés en la salud de la población  tiene su expresión más cruda en el cambio de criterio impuesto al etiquetado de los alimentos apostando, una vez más, a privilegiar a la industria frente a la salud. Debemos exigir que se demuestre con rigor científico que produce más salud beneficiar a la industria que produce alimentos tóxicos  y a los importadores de los mismos que  proveer de información a la población sobre su toxicidad.

– El desacierto  en plena pandemia de sacar los tres días iniciales  de licencia por enfermedad  paga a los empleados públicos para igualar hacia abajo con los privados, poniendo en tela de juicio la palabra de empleados y certificadores, con el  triste argumento de que no se está capacitado para controlar la autenticidad  de la licencia médica, ha generado que muchos decidan correr el riego de ir a trabajar enfermos para evitar posibles descuentos.

– Como si lo anterior no justificara pensar que al presidente le importa más favorecer al capital y los capitalistas que la salud de su pueblo estos días se agrego la posibilidad de comercialización de cigarros electrónicos generando un retroceso inconcebible y dañino.

– Coherente con lo anterior es la escasa y errática  respuesta frente a la emergencia sanitaria y social desencadenada por la pandemia, que afecta en forma diferenciada a la población y que requiere urgentes  medidas del gobierno. 

– Se traslada mecánicamente a la salud, con el rotulo de libertad responsable, el criterio economicista  de liberalismo  económico, que privilegia al capital y la  prescindencia del estado frente a la emergencia sanitaria.¡

– El Estado no se hace responsable de las urgencias económicas de la población afectada por la pandemia. Tenemos el triste galardón de contar con el gobierno menos sensible a las necesidades de la población. No se presta la ayuda imprescindible y se aplica con dureza un ajuste fiscal, ni se consideró la propuesta del FA de dar una renta básica 

– El gobierno adoptó un papel marginal en la crisis alimentaria y en el funcionamiento de ollas populares que cubren  las necesidades de decenas de miles de uruguayos con el  esfuerzo  solidario de la sociedad civil. 

– En ningún momento se  puso  precio controlado a artículos  de primera necesidad para el control de la pandemia. Los precios descontrolados del alcohol en gel, los tapabocas y los guantes  generaron y generan desigualdad en el acceso a los mismos. 

– No se tomaron las medidas pertinentes para asegurar la  prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno de otras enfermedades con menos impacto mediático pero más letales que el coronavirus. Se ha postergado y dificultado el tratamiento en todos los niveles.  Se demora en el diagnóstico del cáncer y la falta de atención  de las enfermedades crónicas.

– En cuanto a las medidas de prevención del COVID también se generan diferencias en la población. Los hisopados se hacen con relativa eficiencia en los lugares privados a cambio de aproximadamente un tercio del salario mínimo, pero en ASSE el que consiguió una cita para hisoparse, después de agotar la tarjeta del teléfono,  esperó muchas veces en vano que se lo hicieran, que le dieran el resultado o que lo trataran. Sabemos de personas con sintomatología de un prestador privado que tuvieron que hacer colas de dos cuadras bajo lluvia y esperar cuatro días el resultado.  

– Actualmente parte de la  población, quizás fatigada por las medidas, parece no percibir la gravedad de la situación, pero también  lo alienta  la actitud del los gobernantes al desoír las recomendaciones del GACH y GUIAD (Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos) que piden adoptar con urgencia medidas más restrictivas de la movilidad. Por otra parte, desorientan las medidas, que llegan tarde y mal y con  fundamentos contradictorios como mantener abiertos los boliches y restaurantes mientras se cierran las escuelas.

– Con respecto a la vacuna  debemos tener cuenta las posibilidades reales  de una  población reducida y  bien conectada, con un territorio pequeño y sin dificultades geográficas de acceso y con un SNIS que llega hasta el último rincón del país. Solo ASSE cuenta con casi 900 centros de atención.  El uso de las vacunas tiene un ritmo que no se condice con la situación de emergencia y las posibilidades reales del país. Recordemos que fuimos el último país en latinoamérica en comenzar el plan de vacunaciones. Tampoco hubo una campaña comunicacional seria que trasmitiera seguridad acompañando  el llamado a vacunarse. 

– Los problemas de agenda fueron enormes. La demora en el tiempo suponía una gestión irreprochable de la misma. La población interesada pasó horas atenta a un teléfono que no respondía  y a web colapsada. Dificultad acentuada para quienes no manejan o no cuentan con tecnología propia. 

– Se convoca persistentemente a un todos indiferenciado para salir de esta situación, pero se hacen descuentos solo a los cargos públicos que tienen sueldos decorosos, promoviendo  el viejo y pernicioso  discurso que enfrenta a trabajadores públicos y privados. Se niegan a tocar a los altos salarios privados y mucho menos al capital, ni siquiera el de aquellos sectores que se benefician de la existencia de la pandemia. ¿Cuanto están aportando los sectores del agro y de la construcción que aumentaron sensiblemente sus ganancias en el periodo?

– El  gobierno capitalizó como merito propio los reducidos casos del inicio de la pandemia y no hizo previsiones para un futuro incierto y culpa a la gente de los malos resultados. El compromiso era que el Presidente se haría cargo de éxitos y fracasos  pero ahora sale en TV con cara de ofendido y frases recriminatorias y amenazantes, y en su búsqueda de quedar libre de culpas no vacila en aumentar la sensación de incertidumbre de la población acusando de su fracaso a los trabajadores de la salud que hacen esfuerzos denodados al límite del riesgo y del cansancio.  Y además, se da el lujo de prácticamente desaparecer en Semana de Turismo,  en momentos que se alcanzan los mayores niveles de contagio  y mortalidad. 

– La coalición de gobierno  y en particular el presidente trabajó cómodamente, contó con el apoyo y la confianza de la población, la colaboración de la oposición  que puso propuestas a su alcance y llamó sin respuesta a un  diálogo nacional. Contó con un equipo de científicos altamente capacitado. Y con las instituciones académicas y científicas a su servicio 

A modo se síntesis. Un gobierno de clase

Las últimas intervenciones han frustrado la expectativa de la población que razonablemente esperaba que frente a una situación de crisis y desamparo el gobierno le trasmitiera certezas y no un discurso plagado de contradicciones, que llega tarde y mal. Y llegar tarde en la atención a la salud se paga con enfermedad y muertes. 

Porque no es cierto que para el gobierno lo más importante es la salud. Coherente con su postura neoliberal, por encima de todo siguió existiendo  la defensa del capital y los capitalistas.  Paradojalmente  detrás del virus ha venido escondiéndose la coalición de derecha,  neoliberal y autoritaria. Se esconde la Ley de Urgente Consideración que no da respuesta a las reales urgencias y si es desestatizadora, antidemocrática, concentradora y represora. Se esconde también la superficialidad de un  presidente que antepone su diversión a su responsabilidad, y las colas de las ollas populares que no descansan, se esconden decenas de casos de corrupción en intendencias y cargos de gobierno, se esconde el desafuero, el aumento de tarifas públicas, de impuestos, la baja de salarios y jubilaciones y la suba de precios al consumo.  

Cuando termine la pandemia, que va a terminar:  ¿qué tamaño va a tener el poncho patrio que tape un país devastado por un gobierno clasista que  desprecia las necesidades de los más vulnerados y privilegia a los más privilegiados?