Para el cambio social y por vida digna
Escribe Gonzalo Civila| Secretario General
Este 2 y 3 de julio las y los socialistas uruguayos celebraremos nuestro 50º Congreso Ordinario. Esta instancia democrática, de expresión de la soberanía partidaria, llevará el nombre de nuestro entrañable compañero Guillermo Chifflet y se realizará a pocos días del fallecimiento de otro querido referente socialista, Artigas “Chueco” Barrios. En Guillermo y en el Chueco encontramos dos ejemplos inspiradores y por eso el homenaje no es un evento protocolar sino un ejercicio de memoria viva, encarnada, actualizada, que nos interroga y nos convoca a la acción.
Son muchas las referencias: la ética insobornable y la coherencia de estos dos socialistas, su lucha militante hasta el final, la radicalidad del pensamiento y la acción de Guillermo para ponerse siempre al lado de las luchas sociales e interpelar las contradicciones del progresismo, la creatividad y la cercanía del “Chueco” para llevar la propuesta de la izquierda a las fronteras y las idiosincrasias del pueblo.
Nuestro Congreso evaluará un trienio convulsionado, difícil y fermental, signado por cambios significativos en la realidad social y política del país y del mundo, un tiempo de crisis y de nuevas confluencias sociales, un tiempo de iniciar cambios también en la línea del Partido, porque el socialismo uruguayo siempre ha respondido con cambios a los cambios y ha prefigurado rumbos, sin eludir el conflicto, asumiendo costos y sacudiendo inercias y comodidades, sin excusas conservadoras.
Nuestra tarea no es hacer más de lo mismo sino hacer un aporte original (pero nunca sectario) al ancho cauce de la lucha liberadora por la dignidad humana, contra los privilegios y por una sociedad nueva y justa. Nuestra organización dista mucho de ser la herramienta que necesitamos para encarar este desafío pero estamos en camino.
El capitalismo y el patriarcado siguen anudados en un sistema de explotación, en el que la riqueza y el dominio de unos pocos se produce a costa del trabajo de otros, a costa de la humillación y la opresión de muchas, a costa de la alienación de todas y todos, a costa de la mercantilización y depredación de la vida. Desde este rincón del sur, oprimido y marginado por los centros de poder, las y los socialistas – que no nos acomodamos al cínico “realismo capitalista” – venimos a reafirmar nuestro carácter de luchadores sociales, en cada rincón, en cada territorio, en cada realidad con sus particularidades.
Ojalá este Congreso nos permita contribuir al Frente Amplio y al conjunto del movimiento popular uruguayo, con propuestas removedoras y renovadoras, y sea sobre todo una apuesta al encuentro con quienes comparten esta perspectiva radicalmente democrática, socialista, feminista, libertaria, autogestionaria, descentralizadora, para alimentar una praxis de cambio social por la vida digna de todo nuestro pueblo.
En el país de la concentración y las ollas populares, no estamos para calcular ni para encerrarnos en el internismo, queremos ser herramienta revolucionaria que vaya a los márgenes y a las raíces para aprender y crecer, para organizar la solidaridad, para planificar la esperanza. A la burguesía y su ofensiva no se le responde con fraseología sino con construcción colectiva de poder popular, para eso hay que escuchar y levantar banderas, hay que animarse a decir y también a hacer. Allá vamos.