Tenemos que ir por más ideas, más acción y sobre todo más participación

¿Qué cambios impulsaría como Presidente del Frente? ¿Qué Frente Amplio precisamos?

Dar respuestas prácticas a estas preguntas es imperativo. Siempre que se enuncian iniciativas concretas se asumen riesgos mientras que la práctica de mantenerse en el terreno de los principios vagamente enunciados nos preserva en una zona de confort. Pero en el actual estado de cosas, el FA está llegando a un punto en el que los discursos y prácticas elusivas, el no atreverse, el “hacer lo de la avestruz” o el “no llamar al pan, pan, y al vino, vino” nos van instalando en un pantano: desconcierta a la ciudadanía y desmotiva a los militantes. La aversión al riesgo comienza a mostrar sus consecuencias negativas.

Primero, lo obvio: no puede ser igual la acción política en dictadura que en democracia, desde la oposición o desde el gobierno, antes de la revolución tecnológica en los campos de la información y la comunicación o después de ella. Sin principio de adecuación a la realidad, la herramienta deviene inútil. Y sin embargo, en esencia, nuestras modalidades de participación se han mantenido idénticas a lo largo del tiempo mientras el mundo y los estilos de vida han mutado en forma profunda.

Hay un legado, una historia, un patrimonio de ideas y valores, entretejido por luchas centenarias por la libertad y la justicia. Mantenerlo y, acrecentarlo, atravesando épocas diversas es un deber. Son combates por la dignidad humana y vienen de lejos. La izquierda debe aferrarse a su tradición de compromiso con las batallas por la emancipación Para eso es que está obligada a actualizar todo el conjunto de nociones organizacionales y herramientas que, habiendo sido útiles ayer, hoy la postran en el inmovilismo.

1. Lo primero que precisamos es un FA con una fuerte conexión con la sociedad. Desde la Presidencia se impulsará una Agenda Permanente de Diálogo: una dinámica de intercambio abierto. También honesto: debe quedar claro que la tarea de una fuerza política es la articulación y el impulso de un Programa orientado al bien común y ello es mucho más que la adhesión fácil y automática a las demandas corporativas. Precisamos un FA inserto en los barrios y en los pueblos del interior, allí donde los vecinos se organizan para resolver asuntos básicos y mejorar sus vidas cotidianas.

2. Se pondrá énfasis en el diálogo con los movimientos sociales tradicionales, especialmente con el movimiento obrero, desde una actitud abierta y frontal. A éstos, se han sumado los nuevos: culturales, contraculturales y asociativos. Sus novedosas prácticas constituyen chispas que encienden esperanzas, aire que refresca el ambiente, pinceladas de libertad y de justicia que hacen bien a la sociedad: la renuevan y hacen avanzar. La Presidencia del FA los convocará en forma permanente a intercambiar opiniones y a construir una hoja de ruta audaz. Desde la Presidencia se oficiará, como una suerte de antena sensible, como un radar de alta precisión que capte el pulso y las palpitaciones de estos agentes del cambio. Oídos bien abiertos para discernir los sutiles sonidos que acontecen entre el sístole y el diástole, muchos de los cuáles, aún incipientes, están anticipando las formas de lo que vendrá.

3. Se trabajará en forma sistemática para que la cultura tome el protagonismo necesario a la hora de inventar el futuro. Porque hay visiones del porvenir que sólo el arte está en condiciones de anticipar. Porque hay un pensamiento crítico, una crítica de la cultura y de las instituciones que es imprescindible y que debe interpelar a la política. Porque la ciencia y la innovación son el camino para alcanzar el desarrollo. Generaremos, desde la Presidencia del FA una agenda de conversaciones con artistas e intelectuales, con agentes de la ciencia y de la innovación, de la cultura y el pensamiento para conocer sus opiniones y trazar juntos el camino hacia el mañana. Necesitamos de su imaginación, de su arrojo, de sus energías creadoras como del aire que se respira.

Para cumplir con estos objetivos y consolidar un resurgimiento vigoroso comprometemos:

1. Dirección política de cercanías: audiencias ciudadanas en barrios y localidades, Mesas políticas y Plenarios en ciudades y pueblos del interior, Agrupaciones de Gobierno Nacional y Departamentales, Activos Nacionales y Departamentales de Militantes en barrios de Montevideo y localidades del interior.

2. Nuevas herramientas de participación y democracia: prácticas cotidianas de encuentros virtuales con organismos del FA de todo el país, trabajo en red, encuestas en línea. Seminario que abra en el FA un debate actualizado sobre política, participación ciudadana y nuevas tecnologías. Incorporación de mecanismos de democracia directa que apelen a la decisión soberana del frenteamplista de a pie. Impulsaremos caminos que abran paso a una revolución ciudadana, un empoderamiento de nuestros votantes y compañeros bajo el criterio rector de: “un frenteamplista, un voto”. ¡El pueblo recuperando un poder arrebatado por los aparatos!

3. Programas para la formación de ciudadanos y activistas con énfasis en valores, debate de ideas e innovación : Talleres y clínicas de formación permanente y propulsión continua de nuevas prácticas orientadas a la innovación y a la gestión del cambio.

4. Transparencia: Creación de un protocolo de transparencia y rendición de cuentas sobre el financiamiento de los partidos políticos, empezando, por nosotros mismos, como líderes de la iniciativa.

El FA fue una de las más heroicas y creativas invenciones del Siglo XX y transformó radicalmente la cultura política de nuestro país.

Se trata ahora de construir el Frente Amplio del Siglo XXI

No es para retoques de circunstancia que los estoy convocando.

24 de mayo 2016