Un gobierno no es la suma de frases hechas con expresiones eficaces que algún gurú de moda pueda guionar a medida con un lenguaje circular y tautológico. Un gobierno tampoco es la suma caótica de cosas. Un gobierno tiene un patrón lógico. No es casualidad el crecimiento y su distribución. No es casualidad que la mayoría de los indicadores asociados a Desarrollo Humano tengan una tendencia positiva y sostenida en la última década. Realmente cambiamos las condiciones de vida de la gente.
Tampoco es casualidad que el Brasil de Lula haya sacado a decenas de millones de la pobreza, ni que el Brasil de Temer intente implementar una reforma laboral que se lleva por delante todos los derechos de los trabajadores, o que La Francia de Macron tenga en la mira un nuevo código del trabajo. Es un tema ideológico y de valores. Mientras que para los neoliberales lo más importante es el mercado para nosotros lo más importante siempre va a ser perseguir la justicia social. A nuestros gobiernos no se les pasa por la cabeza ajustes a la baja en las condiciones laborales ni cercenar rubros para políticas sociales. Desde el primer día damos pasos firmes para fortalecer la perspectiva de desarrollo con inclusión.
Lograr una realidad cada vez mejor no es rendirse al facilismo de extender la jornada laboral, eliminar las horas extra y que los salarios de los trabajadores sean la variable de ajuste para que el modelo capitalista siga “funcionando”. El apoyo a la producción y a la industria que está llevando adelante este gobierno es tangible. De hecho nunca antes hubo tanta captación de inversión extranjera como en la actualidad y estamos a punto de concretar la mayor inversión de la historia de nuestro país. Los esqueletos de las fábricas que dejaron los neoliberales de los noventas no tienen cabida en el paisaje del Uruguay actual.
El desarrollo requiere audacia, trabajo, confianza. Nuestro modelo de desarrollo tiene entre sus claves ineludibles la dinamización de la industria nacional y la diversificación de la matriz productiva, a través del apoyo al sector de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Ahora mismo hay una delegación de uruguayos en el Sillicon Valley, integrada por representantes del instituto Uruguay XXI, Antel, la Administración Nacional de Educación Pública, la Universidad de la República, el Centro de Educación Técnico Profesional, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional, la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información, la Cámara de la Economía Digital del Uruguay, el Parque Científico y Tecnológico de Pando y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay. El objetivo es absorber conocimiento y experiencia al más alto nivel posible. Para ello se concertaron reuniones con altos directivos de empresas líderes, como Google, Apple, Facebook, Cisco, así como de las reconocidas universidades Standford y Berkeley. También se tendrá contacto de primera mano con el programa de promoción empresarial 500 Startup.
Al mismo tiempo que permanentemente damos estos pasos de gigante para integrarnos al desarrollo – en este caso donde las industrias son más desafiantes -, no nos olvidamos de las necesidades que tiene la gente en temas de alta sensibilidad como vivienda. Se acaba de aprobar una resolución que aumenta los ingresos máximos de personas y núcleos familiares para acceder a programas habitacionales. Hasta ahora existía un tope único de ingresos de 60 UR, equivalentes a casi 61.000 pesos actuales, que no contemplaba la composición del núcleo familiar. Ahora se atiende al ingreso per cápita y no al ingreso único. La nueva escala va desde 40 UR, unos 41.000 pesos, para un integrante, 60 para dos, 72 para tres, 84 para cuatro hasta 96 para cinco o más miembros del núcleo familiar. Esto permite el acceso a hogares con menores recursos y más integrantes. La modificación avanza en la dirección de alcanzar metas comprometidas por el Gobierno en el Plan Quinquenal de Vivienda 2015-2019, que contemplen la heterogeneidad de los hogares – fundamentalmente los de menores recursos -. Podemos afirmar que lo que prometemos en campaña lo cumplimos cuando gobernamos.
Cuando nos encontramos ante la acumulación de años y años de mejora expresada en múltiples ejemplos concurrentes (trabajo, salario, vivienda, tecnología, salud, derechos) que logramos en nuestro país en esta década, nadie honestamente puede sostener que todo lo avanzado es fruto de la casualidad. Desde el principio anunciamos que somos la fuerza del cambio y más de una década de indiscutibles avances muestran que estamos cumpliendo.