Escribe Claudio Alonso*
Estamos acostumbrados a que se haga mención a la Soberanía como concepto tan abstracto como abarcativo y que muchas veces sea solamente un mero eslogan vacío para justificar determinadas acciones de Gobierno. Desde el comienzo del nuevo gobierno de derechas, de forma repetida se utilizó el término y exacerbadamente en el contexto de la pandemia de Covid 19.
Lo vimos con la reglamentación y aplicación de la Ley N° 19.677 de “Fronteras” y el Decreto N° 92/020. Desplegando soldados en puestos próximos a la frontera, pero sin equiparlos, ni darles otro tipo de medios para cumplir la tarea, hablamos de radares móviles, aviones no tripulados, entre otros, porque es imposible controlar lo que no se ve.
Asimismo, se vió reflejado en el rol preponderante que han venido tomando las Fuerzas Armadas por encima del personal de salud con la atención de pacientes, distribución y aplicación de las vacunas contra el covid. También observamos la propaganda montada por los miles de platos de comida elaborados para atender la falta de acceso a ellos por la crisis económica, número sensiblemente menor a los cocinados solidariamente por la Red de Ollas Populares, la de vecinos organizados o la de los sindicatos. Asistimos a la empecinada voluntad de volver a unir a la Defensa Nacional con la Seguridad Pública, pretendiendo vendernos que son las dos caras de una misma moneda, recordándonos la justificación en aplicación de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Aunque parezca un relato fantástico, todo esto se ha hecho enarbolando la bandera de la Soberanía. Por lo tanto debemos tener claro a qué nos referimos cuando hablamos de ella y cuál es su significado. En nuestra Carta Magna queda expresada cabalmente la misma, tanto de forma general en el artículo 4 “La soberanía en toda su plenitud existe radicalmente en la Nación”, como específica en los artículos 77 y 82 donde reza respectivamente “Todo ciudadano es miembro de la soberanía de la Nación” y donde menciona que la soberanía será ejercida por el cuerpo electoral .
Teniendo presente lo antes mencionado y sabiendo que la soberanía radica en cada ciudadana y ciudadano, ¿hemos sido testigos de la pérdida de soberanía desde el 1° de marzo de 2020?. Hallemos las respuestas claras, sin cortapisas.
Considerando el artículo 4, ya mencionado, podemos observar que la renovación del contrato de concesión del principal Puerto de Uruguay (Puerto de Montevideo) por 50 años a una empresa extranjera (Katoen Natie) es sin dudas el ejemplo más claro de la pérdida de la misma. El Gobierno entregó por la presunta amenaza de un juicio millonario, a costo cero y con promesas de inversiones irrisorias que se realizarán en 5 décadas, el manejo de la terminal portuaria, de forma directa y sin licitación.
Sumado a lo anterior, tenemos la baja que realizó la URSEC (Unidad Reguladora de Servicios de las Comunicaciones) de lo que pagan Claro y Movistar por el uso de redes de ANTEL. Esta decisión además de hacerle perder millones de dólares por recaudación al Ente Estatal, es un golpe a la soberanía en un área tan sensible como las telecomunicaciones. La búsqueda de un inversor privado para entregarle la explotación y comercialización del cemento de ANCAP, el anuncio lo hizo el propio Presidente de la República, paradójicamente en la inauguración de una cementera privada en el Departamento de Treinta y Tres.
Por si esto fuera poco, recordemos la temeraria y desmedida afirmación del Ministro de Defensa Nacional sobre que Uruguay se encuentra “al límite de la indefensión como país”. Es evidente que el Dr. Javier García no leyó, o en el mejor de los casos, siquiera recuerda el Artículo 1 de la Ley 18.650 Marco de Defensa Nacional, donde dice claramente que: “La Defensa Nacional comprende el conjunto de actividades civiles y militares dirigidas a preservar la soberanía (…) contribuyendo a generar las condiciones para el bienestar social, presente y futuro de la población.”
En un mundo cambiante, donde las “Nuevas Amenazas” se incrementan, es altamente riesgoso para nuestro país manifestar tan suelto de cuerpo una frase tan apocalíptica, pues es asumir que pueden entrar a explotar nuestros recursos ícticos y no podremos controlarlos, o podrán traficar lo que se les antoje por nuestras fronteras ya que no contamos con los medios suficientes para cumplir con estas tareas. Eso es subestimar, despreciando la capacitación, formación y entrenamiento del personal militar uruguayo y por tanto no podría cumplir con la misión fundamental de las Fuerzas Armadas, ya que su cometido principal es la defensa de la soberanía como está expresado en el artículo 18 de la mencionada Ley.
Cabe destacar los cambios realizados en la LUC a la Ley 19.696 Regulación del Sistema de Inteligencia del Estado y a la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado (SIEE). Todos ellos apuntando a crear una “Agencia” única y donde el Director de la misma tiene más potestades que los ministros, contando con grandes fondos económicos, dependiendo exclusivamente del Presidente de la República y cuyos informes son de carácter secreto. A ello debemos agregar que por orden del Presidente, la SIEE se enfoca a la Seguridad Interna, por lo tanto con los antecedentes recientes, como los archivos encontrados por la compañera ex Ministra de Defensa Dra Azucena Berrutti en el año 2006 y los secuestrados del domicilio del Cnel (R) Elmar Castiglioni en 2015 donde se comprobó el espionaje militar en democracia, se corre un serio riesgo de caer nuevamente en la vigilancia de ciudadanos, políticos, sindicalistas y diversos actores sociales, en pos de velar por la soberanía nacional.
Todos los días somos testigos de la vulneración de derechos, por ejemplo a la vivienda digna, ya que la crisis económica sigue generando más y más pobres empujando hacia asentamientos irregulares a cientos de familias. Volvemos a ver el aumento de la pobreza infantil, hace pocos días desde el INAU se informó que en el Departamento de Salto la pobreza infantil creció un 44%. En los hospitales la falta de medicamentos para tratar enfermedades crónicas es algo cotidiano, dejó de ser una excepción para transformarse en una triste regla. Asimismo, los recortes en la Educación impiden que se cubran las horas docente para el dictado de clases en la Educación Secundaria, dando un tiro en la banda de flotación de la Educación Pública y en la calidad de la misma que reciben los jóvenes de nuestro país que acceden a ella.
Cada uno de estos ejemplos es una clara pérdida de soberanía, es una política de entrega de nuestro país y lo más grave del destino de su pueblo. El objetivo principal de este gobierno de derechas es el desmantelamiento del Estado protector, de ese escudo de los más vulnerables, que reduce brechas, generando la igualdad de oportunidades mediante políticas públicas. Es claro que seguirán intentando avasallar más y más derechos conquistados, atentando contra el bienestar de la gente.
Pero como cantaba Zitarrosa “Crece desde el pueblo, el futuro / Crece desde el pie / Ánima del rumbo seguro / Crece desde el pie” y es así, que la sociedad civil organizada en una masa contestaría gigantesca aunó fuerzas y puerta a puerta, en las plazas, en las ferias de cada rincón del Uruguay juntó 800 mil voluntades que permitirán que la ciudadanía toda ejerza su deber soberano y anule los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración.
La soberanía es uno de los pilares de nuestro sistema democrático republicano, las y los socialistas seguimos entendiendo a la Democracia en sus tres dimensiones política, económica y social, como nos enseñó Don Emilio Frugoni. Es claro que la actual coyuntura nos exige tomar partido, nos interpela en la permanente acción y reflexión, no solamente en defender las conquistas obtenidas, sino en la necesaria tarea de construcción colectiva en pos del bienestar de todas y todos. No podemos, ni debemos perder tiempo en otras tareas que no sean la de tender puentes, la de continuar con el nuevo proceso de acumulación política y social. Es menester caminar mucho, escuchar, interpretar las necesidades, pero sobre todo, las esperanzas de un pueblo inquieto.
Entendemos que la soberanía no es potestad única de las FFAA, sino que ella involucra a la sociedad en su conjunto, trascendiendo profesiones, personas y edades. Una sociedad comprometida en la construcción de bienestar e igualdad de oportunidades para todas y todos, que permitan el desarrollo sostenible de la Nación.
Como decía Artigas “no tengo más enemigos que los que se oponen a la pública felicidad”, es por ello que defenderemos todo intento de lesión a nuestra Democracia, a nuestra autodeterminación, a la entrega de nuestros recursos estratégicos. Hemos visto en nuestra región el resultado de la entrega de los recursos estratégicos a privados extranjeros, sólo trajeron malos servicios, encarecimiento del costo de vida, precarización del empleo, por consiguiente un aumento inmenso de la pobreza y la desigualdad.
Por lo tanto las y los socialistas interpretamos que cada una de las y los uruguayos tenemos la obligación de construir y desarrollar la soberanía en toda su plenitud.
*Secretario Ejecutivo de la Agrupación Socialista de Estudios de Defensa Nacional Cro. “Dr. Jorge Menéndez”. Ex Director Gral. de Política de Defensa del Ministerio de Defensa de Uruguay