Dra. Mónica Xavier
Senadora
Secretaria General del Partido Socialista
La pasada semana no fue una más. Fue la semana en que sucedieron: la muerte del ex presidente, Dr. Jorge Batlle; la séptima interpelación al ministro del interior, Eduardo Bonomi; la exposición pública de diferencias por derechos de imagen entre los jugadores de la Selección y empresarios del fútbol. Sabemos que no todo se resume a esos tres trascendentes temas aunque está claro que acapararon la atención mediática. Y allí donde pone el ojo la prensa es donde termina “conformándose la idea de realidad”.
En esa misma pasada semana también se desarrolló en Montevideo la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. Allí se reiteró el llamado a profundizar y desarrollar medidas para garantizar el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres. Notoriamente, las injusticias reinantes merecen su frontal combate. Por eso mismo son cruciales estos encuentros. Porque apoyan y promueven mejorar la calidad de vida de centeneras de millones de mujeres – y por ende de las sociedades en su conjunto -. Sin embargo, estas actividades – también de suma trascendencia – no logran captar la atención mediática en consonancia a lo que en ellas se juega.
En esos encuentros se exige el fin de la violencia de género y de todo lo que atenta contra el legítimo derecho de las mujeres al bienestar. El ritmo de solución de esas injusticias es notoriamente más lento al deseado por quienes luchamos por la igualdad y la no violencia. En cualquier caso, ello lejos de detenernos nos rebela, porque sabemos que la lucha que se resigna es la lucha que se pierde. Hay que seguir trabajando y militando, y lograr que más y más ciudadanía tome consciencia sobre estos asuntos.
En este sentido es que la CEPAL planteó trabajar el documento Autonomía de las mujeres e igualdad en la agenda de desarrollo sostenible. Acceder a ese material permite entender la situación y generar la necesaria consciencia como principio esencial de cambio. En ese documento se expone palmariamente aspectos críticos como “la violencia contra las mujeres, la sobrerrepresentación en los hogares pobres[1], la falta de ingresos propios y suficientes, la sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, las dificultades para decidir libremente sobre su vida sexual y reproductiva y la insuficiente representación en los espacios de poder”[2].
En nuestro país, a pesar de lo avanzado en Inclusión Social[3], estamos lejos de terminar con la arbitrariedad que impone la desigualdad. Así como también estamos lejos de la representación a que tiene derecho el 52% de la población, apenas el 19% de las legisladoras somos mujeres. Estamos lejos de lo que exige una real democracia representativa evaluada por género: ocupamos el puesto 118 a nivel mundial.
Eso tiene consecuencias en la producción parlamentaria y en la vida de la sociedad. Casos como éstos son los que llevan a la Secretaria General de la CEPAL, Alicia Bárcena, a afirmar que “sin igualdad de género el desarrollo sostenible no es desarrollo ni es sostenible”. Esta lucha no para hasta que no alcancemos la igualdad sustantiva.
[1] En 2002 por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres había 107 mujeres, en 2014 esa cifra aumentó a 118 mujeres. Paradójicamente, en el mismo período, la pobreza en la región cayó del 43,9% al 28,2%.
[2] http://www.cepal.org/es/comunicados/cepal-llama-aplicar-medidas-innovadoras-efectivas-garantizar-derechos-mujeres-america
[3] http://www.as-coa.org/sites/default/files/SIIndex2016_Spanish.pdf
Fuente: Prensa90
1° de noviembre 2016