«Si el color del gobierno fuera otro, el ciudadano tendría un impuesto a los sueldos donde no habría un mínimo no imponible»

Mónica Xavier, Senadora y secretaria general del Partido Socialista

«Es muy difícil cuando la oposición nos dice: «no nos han dado crédito» o «advertimos esta realidad» si desde el 1° de marzo de 2005 está diciendo que todo va a ir mal»

El proyecto de consolidación fiscal presentado por el Poder Ejecutivo generó un «efecto de contagio» negativo en la ciudadanía, que no se condice con la cantidad de personas que efectivamente se verán afectadas, según dijo a CRÓNICAS la senadora socialista Mónica Xavier. Además, admitió que el gobierno tendría que haberse preparado mejor para comunicar las medidas, y haberlas consultado previamente con la bancada. Por otro lado, señaló que «al FA le falta frenteamplismo», debido, entre otras cosas, a la ausencia de un equipo de conducción, al vínculo «distante» con la sociedad, y a «los pujos de vedetismo de sectores que hacen fuegos cruzados mediáticos (…) con un fin electoral».

-El PS fue uno de los sectores que planteó hacer cambios al proyecto inicial de consolidación fiscal del Poder Ejecutivo. ¿Por qué?

-Primero que nada, estamos de acuerdo con que haya un conjunto de, medidas que tiendan a equilibrar la situación fiscal; no beneficia a nuestra economía seguir aumentando el déficit porque las consecuencias son complejas para el país y su gente. Nuestra actitud es contribuir a que un conjunto de medidas importantes como las que se van a tomar, tengan la mirada y el estudio de todos.

El equipo económico ha hecho una propuesta integral, soldada en sus diferentes componentes, donde me adelanto a decir que hay mejoría del índice de Gini, y por tanto, una de las obsesiones de nuestro gobierno, que ha sido crecer con distribución, se cumple.

Acá no solo importa que el más rico no sea más rico y que el más pobre no sea más pobre, también importan sectores medios en los cuales ha habido una mejora del salario real del 50%, y uno aspira a que la situación no impacte negativamente sobre el poder de compra de las personas ni sobre la dinamización de la economía interna.

-¿Por qué cree que el equipo económico elaboró este proyecto antes de consultar con la bancada?

-Creo que el equipo económico siente que el proyecto está dentro de las pautas del programa de gobierno, y entonces ejerce su condición de gobierno sin negarse al diálogo, que obviamente nos hubiese gustado que fuese antes, pero no podemos dejar de reconocer que las reuniones posteriores que tuvimos con él fueron muy buenas, y que ha mostrado una amplia disposición a intercambiar propuestas, más allá de que está convencido de que lo que planteó es lo mejor. Hay revisiones que estamos de acuerdo en que se hagan, como la de los seguros por enfermedad en el BPS o la distribución de Ancap. Me parece que el diálogo está planteado. Nosotros hace muy poco tuvimos una Agrupación Nacional de Gobierno en la que se trataron tres temas, uno de ellos fue la situación económica a nivel mundial, y allí había un panorama con elementos muy importantes como para ubicarnos en esta discusión posterior. Uno fue el ajuste a la baja que se dio en todas las economías a nivel mundial, donde algunos deterioros económico-financieros a los que se les sumaron crisis políticas como la de Brasil, se dieron en un plazo muy breve y de manera muy vertiginosa, y sin duda eso impacta. Nosotros tenemos un nivel de blindaje que nos permitió que en el inicio de la crisis financiera de EE.UU. en el 2008, prácticamente no tuviéramos impacto, pero si Brasil y Argentina están tan complicados como han estado, rio hay forma de esquivarlo, nuestra dimensión no nos permite salir.

-¿Se esperó mucho para tomar esta medida? Los expertos dicen que el Frente Amplio (FA) no tuvo muy en cuenta en sus planes el deterioro del contexto internacional, y que se hizo demasiado tarde.

-Yo he escuchado opiniones muy respetables, como la de Gabriel Oddone, que hace hincapié en ese retraso. Yo creo que lo vertiginoso del deterioro, la extensión temporal de debate del Presupuesto, que tenía una previsión por dos años, y había que dar confianza en que eso no significaba un cangrejo bajo la piedra -que es lo que hace la mayoría de los países en el mundo-, nos hizo llegar a los plazos máximos. En los últimos meses, la realidad brasileña en particular se deterioró muchísimo, y cuando ves cómo bajan los diferentes rubros del comercio con Brasil, te das cuenta de que coincide todo. Entonces, capaz que se pudo hacer un poco antes, pero no sé si hubiese cambiado demasiado la realidad.

Y una de las cosas que siempre decimos que hay que tener en cuenta, es que el 70% del Presupuesto Nacional está comprometido con los salarios, las pensiones, las asignaciones familiares, el Fonasa, es decir, todo lo que son gastos sociales, que se pretende no tocar.

-La economista Azucena Arbeleche opinó que el ajuste anunciado por el gobierno «se va a quedar corto», y Gabriel Oddone, en la misma línea, adelantó que el próximo ajuste vendrá a través de las tarifas públicas.

-Yo creo que de parte de la oposición, desde el 1° de marzo de 2005 hay una apuesta a que todo va a ir mal. Es muy difícil cuando la oposición nos dice: «no nos han dado crédito» o «advertimos esta realidad», si desde el 1° de marzo de 2005 está diciendo que todo va a ir mal.

Nosotros tenemos los previsiones que tenían los organismos internacionales, las calificadoras de riesgo, un montón de organismos, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Cepal. Todos tienen su peso en la consideración, y la encuesta de expectativas del Banco Central también. Quiere decir que no era solo una cosa que podía decir el gobierno frenteamplista de tozudo.

La previsión que hace el Ejecutivo hoy no es que no nos vayamos a recuperar, pero es difícil reclamar garantías de que efectivamente va a mejorar el comercio, va a haber reactivación económica y va a haber crecimiento, con relación a visiones más pesimistas.

Si nosotros continuamos con esta dinámica de seguir dando certidumbre, con reglas jurídicas claras, con estímulos a la inversión, podremos mantener esto, que es un activo que tiene el país en cuanto a reconocimiento y a confianza, que me parece que es la palabra clave que han generado los gobiernos frenteamplistas, de que se siga invirtiendo.

Igualmente, nosotros creemos que hay que revisar de manera sistemática las exoneraciones que se les dan a los diferentes emprendimientos, y nos ha parecido bien el hecho de que la protección del ambiente sea una de las condiciones, así como la generación de empleo en aquellos sectores como los jóvenes o las mujeres, que tienen mayor dificultad, y el agregado de innovación a los procesos productivos.

-¿Hay como una obsesión por mantener el grado inversor?

-Sí, porque manteniendo el grado inversor -con lo que costó recuperar del 2002 al 2012 con esfuerzos del conjunto de la sociedad-, son otras las posibilidades que el país tiene frente a los créditos y frente a esa inversión extranjera, que muchas veces es muy criticada por visiones de izquierda, pero que nuestro país tuvo la inteligencia de ir adecuándola y haciendo de ella un motor de dinamización junto a la inversión nacional, que estuvo reticente al inicio.

-¿Cree que el ajuste será suficiente o Arbeleche y Oddone tienen algo de razón?

-Yo no tengo elementos como para decir una cosa o la otra. Lo que sé es que va a ser un año difícil, esto es lo que nos han planteado. Posiblemente en 2017 haya alivio en algunas áreas, pero por ejemplo, sostener una tarifa sin crecimiento durante 10 años como fue la de Antel, con las inversiones que se hicieron, seguramente no se pueda manejar en este período.

Eso es muy diferente a decir que vendrá el tarifazo, que como siempre, tenemos imágenes al otro lado del río que muchas veces sirven como para decir que inexorablemente vamos hacia allí, y la verdad es que eso no se ha confirmado con la realidad.

-¿Por qué el FA evita utilizar el término «ajuste fiscal»?

-Porque las palabras tienen un significado que muchas veces se asocian a situaciones dolorosas, y en este caso, los ajustes fiscales de los cuales tenemos antecedentes en el país, han sido grandes sacudones, y hoy no es eso lo que está planteado.

-Según los analistas, como este proyecto tiene recorte de gastos y aumento de impuestos, configura un ajuste fiscal.

-A mi juicio es una cuestión de simbología. Evitamos el término por lo que significa, por la simbología.

-¿Cuánto influye lo sucedido en Ancap? Es decir, si Ancap no hubiera tenido pérdidas millonarias que derivaron en una capitalización de 650 millones de dólares, ¿hoy sería necesario un ajuste de este porte?

-En este caso, según el equipo económico, no tiene impacto porque lo de Ancap va por otra contabilidad. En el imaginario colectivo sin duda quS impacta, y la asociación, así como se asocia que hay salarios privilegiados en determinados ámbitos del gobierno, frente a estas situaciones, hoy nos traen estas respuestas. Son cuentas separadas, pero que las empresas públicas den superávit es importante como mecanismo de ajuste, y quien dicé que no las haya utilizado como variable de ajuste, falta a la verdad.

-Cuando el presidente Tabaré Vázquez dice que por estas medidas la gran mayoría de la población no se verá afectada, ¿eso no habla también de que los sueldos uruguayos son bastante bajos?

-Sin duda que habla de eso, pero nadie puede desconocer, junto a la triste realidad de tener salarios de 15 mil pesos y jubilaciones de 8 mil, que son productos de una. política que trató de incrementar los salarios más Sumergidos. Ahora hay que pegar otro salto pero con realidades más adversas, y lo que nosotros queremos es no cambiar el rumbo de la política dentro de ese marco más adverso.

Por esto es que me parece importante que sigamos haciendo hincapié en que hay una serie de políticas públicas que queremos seguir financiando, porque queremos cumplir con el programa.

Me refiero a que el Sistema de Cuidados tiene que seguir avanzando, a que tender al 6% del PIB para la Educación sigue siendo una propuesta que esperamos cumplir, y a que en materia de salud no interrumpiremos el cronograma de ingreso de colectivos; los que van quedando son los más onerosos -por su condición etaria-, que son jubilados y cónyuges de nula aportación al sistema.

Estamos convencidos de que por allí va una de las líneas que junto a la reforma tributaria ha promovido más igualdad en la sociedad.

-Según la oposición, esta consolidación fiscal significará un importante costo político para el gobierno y la fuerza política. ¿Coincide?

-Cuando implementamos el IRPF, sentíamos un rechazo inicial fortísimo, y los socialistas propusimos salir a dar el debate entre la sociedad. Repartíamos material explicando a los ciudadanos que estábamos tratando de intercambiar con ellos el significado de la reforma tributaria. La gente nos decía que se les reducían mucho los ingresos, incluso gente que no tenía imposición tributaria, y hay mucha gente que al día de hoy confunde los descuentos para el retiro jubilatorio y otras deducciones en el recibo de sueldo, con el IRPF.

Esto tiene ese efecto en la sociedad, que cuando uno lo plantea hay como una extensión más allá de lo que efectivamente se impacta. El tema de que haya un porcentaje tan alto de gente que no va a tener imposición, que significa que hay aún importantes sectores de salarios bajos, muestra que sin duda hay un efecto de contagio, cuando en realidad no habrá afectación en esos sectores.

Hoy creo que se puede asistir a un momento similar. ¿Había formas de evitarlo? Sí. Podríamos haber estado mejor preparados para dar la batalla pública con relación a este tema, y haber mantenido antes las conversaciones que se hicieron a posteriori; seguramente podría haber sido mejor preparada la comunicación.

También entiendo que muchas veces por pretender que las propuestas no salgan fragmentadas o tendenciosas, se espera a dar una comunicación oficial a todo el mundo, y al final tenés filtraciones y tampoco llegaste a tiempo, como ocurrió en esta ocasión.

-¿Cuánto influyó en el malestar generado, que en la campaña electoral se haya dicho en más de una oportunidad que no se iban a aumentar los impuestos?

-Debemos ser capaces de explicarle a la ciudadanía la forma importante en que cambió la realidad, y que muchos no se verán afectados por esta situación negativa, y por el contrario, sí se verán positivamente afectados por la continuación de una reforma tributaria progresiva, que tiene como finalidad la mayor equidad tributaria.

Yo creo que ese es el camino por el cual hay que transitar, o sea, certidumbre de cuál es la realidad que vive cada persona, y si esto no le afecta, que lo entienda, y que comprenda que hay ventajas para la integración social con estas medidas. Además, si el color del gobierno fuera otro, tendría un impuesto a los sueldos donde no habría un mínimo no imponible, estaría tributando como el mejor.

-Entonces, ¿habrá un costo político o no?

-Mientras la fuerza política y el gobierno no comuniquen adecuadamente, sí. Me parece que para tiempos complejos, el impacto en aquellos sectores que no son ricos, es muy acotado. Y el nivel de visibilidad de cómo puede afectar a cada persona es muy positivo, porque la incertidumbre no es beneficiosa en ningún campo, y mucho menos para comunicar una medida que justo toca el órgano más sensible, que es el bolsillo.

¿Le faltó marketing a la comunicación?

-Sí. Digamos que faltó comunicación adecuada y en tiempo.

«Al FA le falta frenteamplismo»

-¿Percibe que hoy le falta conducción al FA?

-Sin duda que sí. Me duele que efectivamente vamos a estar casi un año con una conducción rotativa, que en absoluto condice con las exigencias y necesidades que el partido político en el gobierno tiene. Discrepo no con mi ida, sino con concebir que un partido como el FA, que es el primer partido del país por el número de militantes, por la extensión en todo el territorio, pero además por los desafíos de gobierno que tiene, pueda estar conducido por ter- -ñas que cada dos meses rotan. Eso claramente supone desconocimiento absoluto de lo que es el FA, de la complejidad de la conducción. El FA no merecía esto, en particular sus militantes.

-¿En qué perjudicó esto al FA?

-Hay una tensión natural entre la fuerza política, su gobierno y la sociedad, y me parece que se necesita un equipo de conducción muy fuerte como para poder armonizar todos esos vínculos. Además, es importante todo el trabajo que el FA siempre hizo de interlocución con sectores sindicales y sociales, y aun más cuando está llevando adelante un proyecto de país.

Ese proyecto implica construcción colectiva y no puede separarse de los sectores más dinámicos de la sociedad, del mundo del trabajo, de las organizaciones sociales que han tenido reconocimiento, producto de normas que han venido a reconocer los derechos de determinados colectivos. Todo ese entramado social organizado que dinamiza el conjunto de la sociedad, siempre fue un vínculo imprescindible para nutrir a la fuerza política.

-¿Se ha perdido ese vínculo?

-Está más distante, y eso tiene que ver con la ausencia de un equipo de conducción.

-En un artículo que escribió semanas atrás, afirmó que hoy «las energías están más dirigidas a resolver diferencias entre dirigentes que a canalizar los anhelos populares». ¿A qué se debe esta situación?

-A esos pujos de vedetismo que nos atacan y que hacen que dirigentes reconocidos o sectores políticos hagan fuegos cruzados mediáticos, donde además de desconocer al resto del FA, desconocen las realidades que vive la gente en concreto.

-En ese sentido, ¿podría decirse que la interna del FA está en campaña?

-Yo creo que [algunos sectores] tienen un fin electoral, pero no es solo ese el fin con esas expresiones.

-¿Qué otros fines tienen?

-Nosotros hemos combatido la polarización dentro del FA porque creemos que no refleja la pluralidad del FA. No ocultamos las diferencias, nos parecen un valor, pero a veces se nos va la mano en mostrarlas, porque pretendemos que la gente entienda cosas que no puede entender cuando nos ve discutiendo algunos temas.

-¿Por qué apoya la candidatura de Javier Miranda para la Presidencia del FA?

-Es una excelente persona, es un hombre muy capaz, muy formado. Su propia experiencia vital y su orientación profesional lo hacen ser una persona que se propone, desde la óptica de los derechos, las diferentes acciones políticas.

Además, su condición de independiente en esta etapa del FA, me parece que debe constituirse en una garantía, porque yo cuando ingresé en la Presidencia de la fuerza política, seguía siendo tan sectorizada como lo he sido toda mi vida, pero yo creo que al FA le falta frenteamplismo, hay que «desectorizar» hay que «frenteamplizar» al FA, y yo creo que Javier lo puede hacer.

-¿Por qué esta vez no hubo una candidata mujer, teniendo en cuenta que el FA siempre ha hecho hincapié en la participación de la mujer en la política?

-Fue un error. No hay conciencia de que hay que proponer mujeres, pero no artificialmente, es decir, no es una imposición, es la realidad: hay hombres y mujeres para realizar las tareas de manera igualmente eficaz. Es un cambio que en nuestro país cuesta muchísimo.

 

Fuente: Crónicas

3 de junio 2016