Dra. Mónica Xavier
Senadora
Secretaria General del Partido Socialista
El aprovechamiento racional de los recursos humanos, materiales, financieros y de las capacidades sanitarias instaladas y a instalarse es fundamental para aumentar la accesibilidad y calidad asistencial. Allí está la clave del Sistema Nacional Integrado de Salud.
El viejo régimen mostraba una realidad de estancamiento y obsolescencia, limitada al asistencialismo, ausente de toda capacidad de coordinación, complementación y cooperación. Estaba trazada una línea divisoria entre dos sectores: público para pobres y privado para los demás. Ese marco dejaba un porcentaje de entre el 10 al 13% de la población sin ninguna clase de cobertura.
Así se generaba una fuerte fragmentación e inequidad en las prestaciones. Esa fue la realidad que vivimos por varias décadas y que estamos determinados a superar. Ello exige dialogar, comprender, escuchar, remangarse y trabajar. Y se está haciendo. Estamos logrando cambiar aquel injusto pasado.
El proceso de reforma de la salud no es un camino de rosas. Alcanzar las metas previstas en el Sistema de Salud no es soplar y hacer botellas. Está claro que no. Los avances conviven con los trancazos. Es cierto que puede haber instancias en que legítimos intereses se contrapongan, tanto como que los intereses comerciales y profesionales jamás pueden vulnerar los derechos ciudadanos.
No puede caber duda que en el centro de todo están los derechos de la gente, de la ciudadanía. Más aún de aquellos compatriotas que requieren atención en salud.
Tal como lo dispone a texto expreso la propia Ley del Sistema Nacional Integrado de Salud, se debe implementar “un modelo de atención integral sustentado en una estrategia sanitaria común, políticas de salud articuladas, programas integrales y acciones de promoción, protección, diagnóstico precoz, tratamiento oportuno, recuperación y rehabilitación de la salud de sus usuarios, incluyendo los cuidados paliativos, lo que exige organizar la prestación de los servicios según niveles de complejidad definidos y áreas territoriales”.
Todo ello impone la realización de convenios de complementación y acuerdos entre instituciones de salud, para que dejen de funcionar de manera aislada y autónoma del resto del sector.
El caso Florida
Desde comienzos de octubre, el departamento de Florida vive una situación donde la asistencia pediátrica quedó jaqueada. Como es de público conocimiento renunciaron 21 de los 24 pediatras que trabajaban en la mutualista local. Esto es un tsunami. No hay ley que lo pueda prever.
Inmediatamente se activaron las coordinaciones entre autoridades del Ministerio de Salud (MSP), la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y la Cooperativa Médica de Florida (Comef). Actualmente hay en funcionamiento un plan de contingencia que permite capear la situación. El MSP no deja a la población sin cobertura. Esperemos que cuando esta columna se haga pública, ya se haya logrado superar este conflicto.
Lo del inicio. Se está trabajando para la complementación de servicios. Por ejemplo para tener una maternidad y una emergencia pediátrica única, además de un único servicio de traslados especializado. No tiene sentido duplicar servicios cuando su demanda no lo requiere ni la racionalidad lo permite. Lógica de gestión que ya está en marcha en otros departamentos del país.
Nadie niega los derechos profesionales. Nadie niega los derechos de las cooperativas asistenciales. Nadie niega los derechos gremiales. Nadie debe negar que todo ello esté legítimamente delimitado por el derecho de los niños – y de toda la población – a tener la mejor cobertura posible en salud.
Fuente: Prensa90
8 de noviembre 2016