Rostros de la desigualdad

Escribe: Pablo Oribe Secretario de Mensaje Político y Comunicación del PS

Eran los mejores tiempos, eran los peores tiempos, era el siglo de la locura, era el siglo de la razón, era la edad de la fe, era la edad de la incredulidad, era la época de la luz, era la época de las tinieblas, era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación, lo teníamos todo, no teníamos nada, íbamos directos al Cielo, íbamos de cabeza al Infierno” – Historia de dos ciudades, Charles Dickens.

  • Durante la pandemia, millones de personas pudieron continuar estudiando, trabajando y manteniendo vida social gracias a la tecnología.
  • Sin embargo, más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a internet.
  • 1 de cada 5 personas en el mundo en desarrollo están conectadas
  • La brecha digital afecta más severamente a las mujeres

Entre las muchas inequidades que expuso la crisis del Covid19, la brecha digital es una de las más apremiantes. Internet logró solucionar mucho de los problemas durante los períodos de cuarentena; gracias a la tecnología, muchos trabajadores pudieron seguir realizando sus tareas y los estudiantes continuaron recibiendo clases. Pero no todos atravesamos la pandemia en las mismas condiciones, ni con las mismas posibilidades. La crisis del Covid19 vuelve a expresar las grandes desigualdades que atraviesan a nuestras sociedades.

Datos que muestran la brecha

Hasta en los países más ricos existe brecha digital: en Estados Unidos, más del 6% de la población (aproximadamente 21 millones de personas) no tienen acceso a internet.1

De acuerdo a la UNESCO, a nivel global solo la mitad de los hogares tiene acceso a internet.2 Además, el 87% de los ciudadanos de países desarrollados están conectados, mientras que sólo el 47% lo está en los países en desarrollo y 19% en los menos desarrollados.3

En total, 3.7 billones de personas en el mundo no tiene acceso a internet. La mayoría de ellos viven en países pobres. Según la OMS, los inmigrantes y los más pobres son los más vulnerables al virus.4 En áfrica subsahariana, un gigabit (permite seguir una transmisión en video por una hora) cuesta aproximadamente un 40% de un sueldo promedio mensual.5

En un contexto de pandemia y cuarentena, no tener conexión a internet implica no poder trabajar desde casa o recibir clases online, ni acceder a una consulta virtual de salud.

Más de un billón de niños dejaron de ir a la escuela durante la cuarentena.6 Los que no tienen internet no pudieron seguir tomando clases desde sus casas. En Estados Unidos, por ejemplo, un informe de 2017 indica que 12 millones de niños viven en hogares sin internet. La falta de conectividad es mucho mayor comparativamente en zonas rurales.7

El mismo problema enfrentan los trabajadores que, aun pudiendo realizar sus tareas desde el hogar, no cuentan con conexión o tienen conexión de mala calidad. Durante las cuarentenas, las ocupaciones que mejor se adaptaron a la modalidad de teletrabajose concentraron predominantemente entre los deciles de salarios más altos de la población. Esto incluye trabajos administrativos, relacionados con la informática y con otros tipos de servicios, que requieren mayor nivel de calificación. Por el contrario, las ocupaciones más difíciles de realizar desde el hogar se concentraron en los deciles de salarios más bajos, incluyendo gran parte del empleo de las mujeres.  

Finalmente, la brecha digital también diferencia género. En todo el mundo, las mujeres tienen 23% de probabilidades menos que los hombres de usar internet. En África, Asía y Sudamérica, este número se eleva al 30%-40%.8

El riesgo de las dos ciudades

La brecha digital no debe convertirse en el nuevo rostro de la desigualdad en nuestras sociedades. El riesgo es hacer realidad el cuento de las dos ciudades de Charles Dickens: una parte de la sociedad conectada y desarrollada, por un lado, y otra desigual y relegada, por el otro.

La desigualdad, además de ser cuestionable éticamente, es económicamente ineficaz. Un país con una sociedad más conectada, educada y sana tiene mayores posibilidades de desarrollo. Por ello, debemos igualar puntos de partida y construir una sociedad donde quepamos todas y todos. El crecimiento debe ser inclusivo para ser sostenible.

Es menester discutir un nuevo pacto político, con otras bases fiscales y sociales, para construir un modelo de país sostenible, inclusivo, que proteja a los más débiles y sea respetuoso del ambiente y sus recursos finitos.

El Frente Amplio entendió a la inclusión digital como un pilar fundamental para el desarrollo futuro del país. Luego de quince años de gobierno, los datos disponibles muestran que Uruguay está muy por encima del promedio mundial en cuanto a la cantidad de personas con conexión a internet de calidad cada 100 habitantes. La pandemia nos encontró conectados y, por lo tanto, mejor preparados para afrontar sus consecuencias. El Covid19 le deja al mundo una lección que el Uruguay ya había comprendido: el trabajo, la educación, la productividad y la salud de la población exigen la democratización del acceso a internet como un servicio esencial para el desarrollo de todas y todos.

1 https://theconversation.com/schools-are-moving-online-but-not-all-children-start-out-digitally-equal-134650

2 https://www.itu.int/en/ITU-D/Statistics/Documents/facts/FactsFigures2019.pdf

3 https://en.unesco.org/news/new-report-global-broadband-access-underscores-urgent-need-reach-half-world-still-unconnected

4 https://www.weforum.org/agenda/2020/04/covid-19-in-africa-insights-from-our-media-briefing-with-who-2d355e4012/

5 https://www.itu.int/dms_pub/itu-s/opb/pol/S-POL-BROADBAND.20-2019-PDF-E.pdf

6 https://reliefweb.int/report/world/coronavirus-school-closures-mean-over-one-billion-children-and-youth-are-now-shut-out

7 https://www.jec.senate.gov/public/_cache/files/ff7b3d0b-bc00-4498-9f9d-3e56ef95088f/the-digital-divide-.pdf

8 https://broadbandcommission.org/Documents/SOBB-REPORT%20HIGHTLIGHTS-v3.pdf