Dra. Mónica Xavier
Senadora
Secretaria Gral. del Partido Socialista
El gobierno y el Frente Amplio nuevamente alcanzaron acuerdos para afrontar la próxima Rendición de Cuentas. La actitud del Presidente de la República, compañero Tabaré Vázquez, al reunirse con la fuerza política y promover modificaciones incluidas en nuestro planteo, así como en los de otros sectores, reafirma que el camino del diálogo y la construcción colectiva es el correcto.
El mencionado acuerdo implica dos líneas fundamentales. La primera, es que las modificaciones impositivas no afecten a los ingresos por debajo de los 50.100 pesos, y la segunda es que tampoco se resignen los programas sociales ni educativos ya presupuestados. También entendemos necesario incluir a la discusión los impuestos sobre la riqueza, objetivo primordial para los socialistas.
La oposición sigue aferrada a destacar dificultades con agudo ingenio para repetirse en eslóganes que nunca serán propuestas progresistas. Superávit fiscal es su respuesta monocorde para todos los problemas. Mantiene muy presente la receta para alcanzarlo: desinvertir en educación, topear salarios, desactivar los consejos de salarios, abandonar el aparato productivo, postrar el desarrollo de las empresas públicas, relegar programas sociales a espacios marginales. Ese es el paquete que expresa la ortodoxia de los políticos que reclaman compungidos al recordar cuando en los noventas tuvieron su superávit fiscal.
La tristemente célebre motosierra neoliberal no funciona con los gobiernos frenteamplistas. Pero siempre pueden ponerla en marcha en sus propias intendencias.
Bien conocemos de ese injusto modelo. Es el que implementaron los antecesores de quienes hoy se ufanan de haber advertido “las temibles luces amarillas”, y olvidan que fueron ellos quienes también generaron emigración sin antecedentes, y que más de seis de cada 10 niños que iniciaron el liceo en 2014 nacieran bajo la línea de pobreza durante sus gobiernos.
Cuando nuestros gobiernos se endeudan está vinculado a saldar esa deuda social y productiva que arrastraba nuestro país y logran hacerlo a tasas bajas y también logran bajar el pago de intereses de deuda a la mitad, y además bajar la dolarización de esa misma deuda (www.objetiva.com.uy – https://twitter.com/objetiva_uy?lang=es). Al mismo tiempo, también logran modernizar la matriz energética, atraer inversiones, multiplicar por cuatro el PBI, y como resultado de todo ello generar trabajo y aumentar en 50% el poder de compra de los salarios.
Cuando nuestros gobiernos son frívolamente criticados por aumento de empleos públicos, quienes lo hacen omiten informar que en su gran mayoría son asignaciones para la Educación (ANEP: 54% + Universidad: 6%) y el segundo rubro es Salud (8%). La tristemente célebre motosierra neoliberal no funciona con los gobiernos frenteamplistas. Pero siempre pueden ponerla en marcha en sus propias intendencias. Allí también se explica parte del incremento presupuestal que tanto los obsede.
Hoy Uruguay no tiene nada que ver con el país de hace una década atrás. Y también es cierto que este año nuestro principal socio comercial, Brasil, cayó a niveles que nadie pudo pronosticar, que Argentina no despega -allí sí implementaron un duro ajuste fiscal-, y China está desacelerada. Pues bien: ¿entonces se supone que esta muestra de lo que representa la coyuntura internacional, no nos afecta? Todos sabemos que sí, y que tenemos que tomar medidas para poder financiar y continuar adelante con las políticas sociales y educativas. ¿Que lo podríamos haber previsto con mayor anticipación? Sin dudas, siempre se pueden tener mejores desempeños. Pero a no confundir, aquí hay una nación que está sólida ante una crisis global y con gobiernos que jamás resignaremos nuestro propósito integrador. No vamos a ajustar el cinturón en quienes menos tienen. Nunca lo hicimos ni lo vamos a hacer.
Tenemos pendiente otro gran desafío – sin dudas, el más importante -, como lo es el de volver a conectar con la ciudadanía. Allí también tenemos que superarnos.
Los cambios se hacen con la gente o fracasan. Eso tiene estrecho vínculo con que las políticas deben incluir en su propio diseño la comunicación de las mismas. No podemos dejarnos llevar por delante por la desinformación, políticos oportunistas y pegatinas en autos de alta gama.
Fuente: Prensa90
7 de junio 2016