Reflexiones a partir de instancias de reflexión a 100 años del nacimiento de Paulo Freire

Agrupación de Educación del Partido Socialista

Introducción

La presente nota surge de instancias de intercambio entre quienes integramos la Agrupación Nacional de Educación del PS. Lo aquí vertido, no pretende ser una posición, ni una síntesis acabada de nuestro pensamiento. Por el contrario, se trata de reflexiones, de hipótesis, de un número mayor de preguntas que de respuestas. Al encontrarnos, nos propusimos que cada instancia fuera un momento de aprendizaje, apostar a transformarnos en cada una de ellas y reconocernos como sujetos agentes transformadores. Sólo esta perspectiva dialógica creemos que es la que representa el pensamiento freiriano, que como él mismo reivindicaba era producto de la construcción colectiva. Las preguntas fueron las que guiaron los encuentros y fueron desatando cada etapa de la reflexión. No hubo participantes situados en el lugar de expertos/as ni otros/as en el lugar exclusivo de aprendices. En este contexto, es que les invitamos a leer la nota, que ojalá aporte a esta forma dialéctica de percibir la realidad, así como empoderarnos para cuestionar lo establecido.

¿Cuál es el lugar que damos los y las socialistas a la Educación Popular?

Esta fue la primera pregunta que surgió. Concordamos en que, al menos quienes militamos en este espacio hoy, tendemos a pensar la educación más inserta desde lo institucional, la defensa de la Educación Pública y Estatal, la perspectiva de la educación como derecho, que debe ser garantizado desde la política pública. Pero al pensarlo un poco más, surgieron algunas experiencias de las que participamos personalmente o a las que apostamos fuertemente, como parte de la construcción de tejido social. Lo que aprendemos y enseñamos a nuestros compañeros/as en el sindicato, en la cooperativa, en el movimiento feminista. Los espacios de construcción y resistencias que conforman los merenderos, los clubes sociales, las ollas populares. Los espacios que protegen y acompañan las infancias y adolescencias como los clubes de niños, los espacios adolescentes. Todos estos espacios parten de lo que el individuo trae como experiencia de vida y esto se pone en juego con lo vivido por sus pares. La educación popular invade lo social, el barrio, los espacios de comunidad. Son aquellos en que la persona se percibe como sujeto y problematiza la realidad, no la recibe pasivamente, siente la necesidad de cambiarla.

Nos detuvimos en dos experiencias compartidas por dos compas. Un compañero menciona las Brigadas Pedagógicas, de las que participa con su Centro de Estudiantes, estas se implementan en un local sindical e invitan a adolescentes y niños a tener un apoyo educativo. Presenta la expectativa de aquel colectivo de generar una experiencia transformadora, tomando los principios de la educación popular, pero que luego se da con las demandas de los/as estudiantes que son hacer tareas o salvar el examen. Esto pone un techo a la experiencia liberadora. Una compañera refiere a una experiencia educativa llevada adelante en el marco de liceos y UTU con estudiantes de bachillerato: Compromiso Educativo. Esta fue una apuesta interinstitucional dentro de los gobiernos del FA que proponía una serie de acciones para fortalecer las trayectorias educativas formales y una eran los “espacios de referencia entre pares”: estos eran fuera del aula, de asistencia libre para los/las adolescentes y participaban estudiantes terciarios que a partir de la realidad de los/las adolescentes problematizaban cuestiones, a través de la música, el juego, audiovisuales, el deporte, etc. Esto parecía sin dudas un espacio para construir conocimientos, alfabetizarse en derechos como jóvenes, no partir de que uno sabe y el otro no, habilitar la creatividad, la expresión y el ser como sujeto y no objeto dentro del sistema educativo formal.

La relevancia del medio y los analfabetismos

Se valoró que el medio en que se desarrolla una comunidad es más que una referencia territorial. Un compañero trae la descripción del contexto de los cañeros del nordeste del Brasil, que fue el ámbito de acción prioritaria de Freire en los ‘60. Su situación material implicaba un despojo total y abuso de las clases dominantes, analfabetismo para las cuestiones más básicas como saber cuánto trabajan, cuánto ganan, así como en lo más profundo como su posición de sujetos de derecho en el mundo. Un concepto que estuvo muy presente en nuestros encuentros fue el de analfabetismo. Es verdad, Freire se propuso con sus campañas enseñar a leer y escribir a personas adultas. Pero este no fue un propósito meramente instrumental, se trató de una puerta de entrada para el reconocimiento de los derechos de estas personas. Repasamos la obra y la acción de Freire y reconocimos el lugar central que tuvo comprender el fenómeno del analfabetismo para él. 

Freire señala que el analfabetismo no es una falla del sistema educativo, es un objetivo del sistema en un marco de desigualdad social. Alfabetizar implicaba para él, que las personas accedieran a la conciencia del mundo en que viven,  reconocieran las relaciones de poder que en él se tejen y actuaran para transformarlo. La educación como práctica de la libertad. La visión de Freire no es transmitir conocimiento sino construirlo dialógicamente. Trabajar a partir del diálogo para superar el fatalismo, es decir, ese destino que parece determinado. Freire utilizaba la palabra como disparador conceptual. A un grupo de trabajadores en el nordeste de Brasil les pregunta ¿Qué es para ustedes el trabajo? Es recolectar bananas. ¿Cuánto les pagan? ¿Cuánto se vende la banana en el mercado? ¿Qué procesos median esto? Transformar el conocimiento concreto a todo lo que conlleva, es una función política. Mediante el diálogo, que prioriza la pregunta y la escucha, Freire sienta las bases de la estrategia de la Educación Popular. Para él la función de la Educación es cambiar la realidad objetiva de las estructuras de opresión, facilitar la conciencia crítica. Eso es parte de la alfabetización. 

Surge la pregunta de ¿por qué Freire es perseguido por la dictadura brasileña? ¿Por qué su enfoque es señalado por Bolsonaro? En un ensayo de responder una cuestión sin dudas multicausal, entendemos que a las clases dominantes les molesta destinar recursos a los oprimidos, pensar una educación que los saque de ese lugar, y les atemoriza el hecho de que conozcan y reivindiquen sus derechos.

Nos preguntamos ¿cuál es la dimensión del analfabetismo en Uruguay actual? Una compañera concluye que el analfabetismo hoy existe. Relata que cuando recabamos las firmas para la LUC esto se notó. Personas que sólo ponían nombre, les costaba el manejo de sus datos más básicos. El piso es más abajo de lo que pensamos. Es una afectación a sus Derechos Humanos. Pero el que cala más hondo a nuestro entender, es el analfabetismo político, esa mirada más amplia que introdujo Freire. ¿Cuáles son los peligros de este fenómeno? ¿En qué medida las personas no tienen herramientas para leer la realidad y tomar decisiones, reciben las cosas digeridas o mediadas por la clase dominante? Hoy nos enfrentamos a las brechas tecnológicas: adultos/as mayores que no llegan a los medios tecnológicos por los que se accede a la información y la acción, niños/as quedan aislados, otros/as que acceden pero las tecnologías fomentan el individualismo, ven la realidad fragmentada. Podríamos hablar de una suerte de “alienación de las pantallas”. Entendemos que el desafío es poder construir las herramientas para ser reflexivos. Estimular la capacidad crítica al recibir una noticia, frente a unos medios de comunicación que promueven este analfabetismo, informan todos lo mismo, informan mal.

Política educativa del gobierno de coalición y las máximas de la EP

Pensamos en qué medida la política educativa actual se aleja de las máximas de la educación popular. Freire planteaba que la educación liberadora es la que presenta al educando como sujeto y no como objeto en la relación educativa. Como ya mencionamos, para Freire la educación no es transmitir sino construir de forma dialógica. 

El gobierno actual de la educación enuncia los cambios que se propone llevar adelante en un documento del MEC denominado «Transformación Curricular Integral- Hoja de ruta». Allí se indica la estrategia de cambio elegida para iniciar los cambios en marzo de 2023. Esta transformación curricular es ubicada a su vez en una “serie de cambios sistémicos” como la modificación de la formación docente inicial, cambios en la gestión de los centros educativos, diseño de recursos didácticos, etc. Valoramos que la inminencia de la fecha, para concretar objetivos tan ambiciosos muestran que efectivamente no será un proceso participativo, sino diseñado de “arriba hacia abajo”, de quien tiene el poder hacia quien no lo tiene. 

Lo hecho mediante la LUC es una clara señal de alerta de cómo se operará en el terreno educativo, con una clara lógica Concentradora y Antipopular.  Esta ley que nos proponemos derogar, precarizó espacios de participación tanto de docentes (representación docente en consejos), estudiantes (Consejos de Participación) y comunidad (Consejo Nacional de Educación). Por lo tanto, las transformaciones que se prometen ponen a las comunidades educativas como objetos y no sujetos. En la educación popular, alfabetizar implica reconocer la voz de los oprimidos, permitiendo que se corran de ese lugar de silenciamiento. Esto no parece reflejar la política educativa actual. Hoy la construcción dialógica de la educación está totalmente arrasada con la forma en que se imponen los cambios en la actual administración, así como por las prácticas de persecución, los intentos de modificar el concepto de libertad de cátedra en el estatuto docente de ANEP. 

¿Desde dónde construir Educación Popular y cómo?

En nuestro intercambio, se presentó el dilema personal de Freire, respecto a que en los inicios de su trabajo su visión se construyó desde afuera del sistema educativo formal y luego ocupó responsabilidades en el gobierno de la educación en la restauración democrática. Se expresa que él mismo manifestó que pudo equivocarse con este cambio entre el afuera y el adentro. Otra compañera señaló sin embargo que cuando estuvo en el exilio Freire reconoció que para llegar a todos/as hay que transformar el sistema educativo, ya que los impulsos de campañas pueden ser insuficientes.

Todo esto nos llevó a preguntarnos ¿la educación popular tiene que estar dentro o fuera del sistema? ¿Tiene que estar en paralelo, complementar? ¿Puede ser una política pública? ¿Se puede impulsar desde el Estado? ¿Únicamente de organizaciones civiles? Sin duda creemos que los espacios donde se encuentra la comunidad de forma horizontal, para lograr el bien común mediados por determinada pertenencia que los une, son espacios privilegiados para desarrollar la educación popular, hablamos de muchos de ellos al comenzar. La profundización de la democracia, planteada en nuestro documento “Democracia sobre nuevas bases”, reconoce la importancia de acrecentar el poder popular. Esto se puede lograr cuando los individuos en comunidad reconocen sus derechos y capacidad transformadora. ¿Podemos integrar un impulso a ello en nuestro programa político como fuerza de izquierda? El FA ensayó la creación de Educación no formal. Estrategias en este sentido, a las que dediquemos más centralidad pueden ser el camino. Fortalecer la descentralización, respaldar los procesos comunitarios con apoyo económico y formativo a la presentación de proyectos pueden ser vías interesantes también. 

¿Podemos pensar los principios de la educación popular en el marco de la educación pública estatal? ¿Qué prácticas liberadoras podemos implementar desde el aula? La Educación popular atrás tiene una pedagogía crítica. Eso sí tiene que estar en el aula. Debemos buscar espacios institucionales para crear lo nuevo, la acción instituyente de Castoriadis. La formación en educación es un lugar donde se debe transformar y eso será multiplicador en el resto del sistema formal. Sin embargo, en los períodos de gobierno del FA esto no se logró. Nacimos y morimos en las mismas instituciones y las cuidamos y preservamos y esto puede llegar a ser un problema. Por otro lado, parte de la Educación formal sigue estando en la órbita del mercado. Junto a la oferta pública y estatal, conviven propuestas privadas de distinto tipo que compiten. Lo que debería ser garantizar un derecho, se transforma en vender un producto. ¿Puede ser liberador algo que se compra? ¿Puede ser liberador algo a lo que acceden unos sí y otros no?