¿Quo Vadis Frente Amplio?

Escribe: Federico Pérez Céspedes, militante del CS Vivian Trías

El día 5 de febrero de 1971 se produjo en el Palacio legislativo un hecho que iba a cambiar para siempre el mapa político del Uruguay. Un conjunto de partidos y movimientos con tendencias de izquierda y progresistas asociados con sectores escindidos de los partidos tradicionales de semejante inclinación política, realizaron el acto fundacional del Frente Amplio. La asamblea presidida por Zelmar Michelini en el Salón de los Pasos Perdidos contó con la oratoria de representantes de cada una de las facciones constitutivas. Estuvieron presentes también representantes de la CNT, estudiantes, figuras de la Cultura, trabajadores y trabajadoras. Este 5 febrero de 2021 se cumplieron 50 años de aquel quiebre histórico de la política uruguaya.

Si realizamos una mirada retrospectiva, durante los cincuenta años de vida que ha transitado nuestra fuerza política, acaecieron una variedad de situaciones. Desde persecución política, encarcelamientos ilegales, torturas, desapariciones y muertes. Por otro lado, la primera victoria de la mano de Tabaré Vázquez en las elecciones departamentales de Montevideo en 1989, el comienzo de diversos procesos de acumulación de fuerzas, al mismo tiempo que se incrementaba el contacto con vecinas y vecinos generando nexos de profundización ideológica en los barrios y pueblos. Estos procesos desembocaron en el punto máximo de acumulación en el año 2004, logrando vencer en las elecciones presidenciales con un 51,68 % de los votos. Luego del triunfo histórico nuevamente de Tabaré Vázquez en las elecciones nacionales, se transitaron tres períodos de gobierno con avances en la agenda de derechos, victorias populares de luchas históricas y mejor distribución de la riqueza, pero también con estancamientos y alejamientos éticos y políticos de las ideas fundacionales.

La actualidad nos encuentra en el ejercicio de la oposición, con la fuerza política tratando de acomodarse luego de la dolorosa derrota de noviembre. En simultáneo, el relato de derecha que se fue sedimentando en los últimos años y los cambios estructurales que emergen de la utilización de nuevas tecnologías en información y comunicación, producen que una inestabilidad discursiva que dificulta decidir que comunicar y en qué forma. Estos cambios tecnológicos son solo una parte de los cambios acontecidos en la sociedad, la cultura y el mundo desde 1971. Tanto el capitalismo, los modos de producción de deseo y el entramado de las relaciones de poder están en proceso de constante cambio. La vertiginosidad de los cambios se convirtió en una de las marcas distintivas de la época que vivimos.

En algunas ocasiones, en la interna del Frente Amplio con la intención de solucionar problemas actuales, se tiende a ejecutar soluciones que fueron útiles en el pasado. Ante un capitalismo industrial estable y una sociedad fuertemente divida en burguesía y proletariado, se construyeron diversas modalidades de lucha y resistencia que fueron muy útiles. Algunas de esas modalidades mantienen su vigencia, sin embargo, en el devenir del tiempo esa estructura capitalista se flexibilizó. Como fue mencionado anteriormente, si el cambio de uno de los rasgos más destacables de la actualidad, es necesaria una constante praxis analítica en los diversos sectores, partidos y movimientos que componen el Frente Amplio, con la intención de construir una síntesis siempre actualizada de cómo se ejecutan las relaciones de poder en el mundo, en la región y en nuestro país.

Debido a lo anterior, es de suma relevancia cuestionar el rol del Frente Amplio como herramienta transformadora de la realidad uruguaya en la actualidad. Partiendo de que nuestra fuerza política es una fuerza anti imperialista, anti oligárquica, en busca de una sociedad más igualitaria y humana, defensora de los derechos de los colectivos y las colectivas históricamente silenciados y silenciadas; en esta coyuntura y con cincuenta años a cuestas ¿Quo vadis Frente Amplio?

Más allá de la derrota electoral, las dificultades y tensiones que surgieron a la hora de ser gobierno y las posibles pérdidas de rumbo, el rol de los y las frenteamplistas es el de lucha por una sociedad más justa, solidaria y empática. Por lo tanto, luego de haber transitado un largo proceso de autocrítica, es el momento de realizar una síntesis conceptual, que tenga en cuenta principalmente dos interrogantes: ¿ideológicamente hacia donde apuntamos? y ¿cómo reconstruir y solidificar el bloque popular alternativo? Luego de realizada la síntesis, es vital confeccionar un discurso potente y unitario que pueda hacer frente y diluir los significantes del relato falso y oligárquico construido por la derecha articulada.

En este proceso de reinvención y actualización -sin olvidar los postulados fundacionales-, requiere la participación de todas y de todos. La misma, debe nutrirse de flujos de comunicación que circulen bidireccionalmente en un plano vertical -es decir de las bases a los dirigentes y de los dirigentes de las bases-, como de flujos en un plano horizontal. La inclusión de mayor cantidad de actores en estos flujos es clave para llegar a síntesis que expresen una amplia diversidad de sentires. Es preciso replantear el rol de los jóvenes, no solo porque son el relevo futuro en toda la estructura partidaria, sino que su creatividad, inventiva y permeabilidad ante lo nuevo serán de gran ayuda para dilucidar que es lo que está pasando en el mundo. Asimismo, un tema recurrente es la militancia en el interior del país. Es ineludible dejar las posturas centralistas metropolitanas, y comenzar a practicar una escucha empática de las peculiaridades y necesidades de cada uno de los grupos sociales en los pueblos y ciudades del país, sin dejar de lado las diferentes identidades rurales.Tomando en cuenta la unicidad de cada situación trabajando con las compañeras y los compañeros que nacieron y conocen en profundidad el lugar, es posible realizar un trabajo militante de construcción ideológica con vecinas y vecinos, siendo ellas y ellos quienes detecten la manera más justa y equitativa de solucionar sus problemas.

No menos importante es la profundización del espacio de la mujer en el terreno político. Si bien existe un sostén normativo ante esta problemática -ley 18.476-, es un debe trabajar en la representación real de las mujeres a lo largo y ancho de la República. En la misma sintonía, y siendo el Frente Amplio un espacio político antirracista, es deseable el acercamiento a los movimientos sociales y asociaciones que luchan por los derechos de las minorías étnicas. Las acciones positivas y la integración de las reivindicaciones de estos movimientos, son un paso fundamental para reinsertar y reconocer a estos colectivos en el tejido social.

Se abren muchas incógnitas en cuanto nos preguntamos hacia dónde vamos. Este capitalismo descentralizado, desterritorializado y mundializado pone en jaque nuestros tradicionales dispositivos de lucha. Es necesario parar, reflexionar, sintetizar y reorganizarse. Ese camino no se puede transitar sin unidad, fraternidad y empatía. Por mucho más Frente Amplio; herramienta revolucionaria de las trabajadoras, los trabajadores, colectivos y colectivas históricamente invisibilizados en el Uruguay.