¿Qué es lo que quiere, esa poeta?

  Peri Rossi, Evohé, 1963

Escribe Noelia Bisquiazzo

“La primera vez que me declaré a mi madre, tenía tres años (según los biólogos los primeros años de nuestra vida son los más inteligentes. El resto es cultura, información, adiestramiento). Yo tenía propósitos serios: pretendía casarme con ella”. De esta manera, Cristina Peri Rossi inicia La Insumisa, su novela autobiográfica publicada en 2020 que se une como hito literario reciente en relación a la autora con la reedición de su primer poemario Evohé (2021). Cristina nace en Montevideo en 1941, publica su primer libro en 1963 y en 1972 es una de las intelectuales exiliadas del país por parte de la dictadura cívico-militar. Convirtiendo a Barcelona en su nueva ciudad de residencia, tan distinta a la primera. Hasta la fecha la autora posee un estimado de setenta y ocho libros; y otros tantos premios y reconocimientos académicos y literarios. Aunque su trayectoria ha sido bastante continua y fructífera parece ser que en el contexto cultural actual está cobrando una relevancia cada vez más significativa. Es así como en septiembre la Intendencia de Montevideo la declara Ciudadana Ilustre de nuestra capital, en un acto-homenaje emocionante tras las palabras de sus cercanos y de la propia Cristina a través de un video. A esto, se le suma este mes su Premio Miguel de Cervantes que cierra, al menos en principio, este año con broche de oro. 

El motivo de este artículo surge desde una pregunta que parece resonar continuamente en distintos espacios donde su nombre resuena, ¿cómo se puede explicar esta especie de boom de Peri Rossi? ¿A qué se debe?. Son pocas las respuestas certeras que se pueden dar a estas interrogantes sin profundizar en estudios que realmente no vienen al caso. Como primera reacción afectiva emerge la palabra “justicia”. Por fin, la justicia, casi poética, se hace presente para una autora que arrastraba su censura desde la dictadura. Silenciada por tan mujer, por tan lesbiana, por tan feminista, por tan poeta, por tan militante, por tan Cristina. Es posible, que esta justicia provenga de un lento proceso de  “autorreconocimiento” cultural que se ha dado en los últimos años. La reconstrucción de un espacio literario relativamente velado u olvidado. Sobre todo representado por autores disidentes o, al menos, tangentes a los centros culturales académicos e institucionales. Y también, al propio cuerpo social normativo. Es así cómo, es interesante y necesario entender al fenómeno “Cristina” como un espacio de resistencia. 

Más allá de los nombramientos y premiaciones, la resistencia que emana de la literatura de Cristina se gesta en los espacios de debate, en las charlas, en el compartir del encuentro en base a su obra y de la de otros autores. Espacios gestados por estudiantes, por lectores, por jóvenes y adolescentes que buscan el encuentro y en donde Cristina se transforma en una autora más que válida, casi, necesaria. Son estas instancias las que las y los amantes de Peri Rossi resaltamos por sobre todas las cosas. 

La sociedad uruguaya le debe mucho a Cistina, le debe un reconocimiento contundente en los marcos institucionales, le debe su prestación reparatoria por exiliada política (Ley 18.033), le debe, como a muchas escritoras y escritores de su Generación, una disculpa. Cristina Peri Rossi, Cristina, Cris cómo nos atrevemos a llamarla algunas de nosotras, se abrió espacio irrumpiendo, como es ya de uso y costumbre para ella. Sucedió en el 63’ y desde ahí hasta ahora la resistencia es un continuo, que sus lectoras entendemos, atendemos y atesoramos con pasión. Cómo ella nos ha enseñado.