Escribe Maxi Santos, brigada Julio Castro
Los estudiantes organizados del Instituto de Profesores “Artigas” llevamos dos semanas defendiendo nuestros murales. Más allá de la intención del Centro de estudiantes (CEIPA) de encontrar una salida, el Consejo de Formación en Educación (CFE) dio la negativa a que se quedara, tras una falsa negociación, uno de esos murales que recuerda a nuestra mártir estudiantil Nibia Sabalsagaray. Cabe destacar que no nos opusimos a que pintaran los laterales mientras se negoció ya que entendíamos que se debía habilitar el diálogo con las autoridades del CODICEN y del CFE.
Es importante señalar lo que está sucediendo ya que estos muros, y el arte en general, han sido una de las herramientas de denuncia de los pueblos y de las organizaciones sociales ante las injusticias. No es casualidad que uno de los murales que quieren tapar apunta a la reivindicación de la causa feminista. Además es claro que las expresiones artísticas urbanas han sido importantes en las nuevas formas de manifestaciones juveniles, cosa que podemos ver en todo el mundo.
Parece raro que mientras se pinta un mural de Antonio Grompone por parte del artista Gallino, festejado con bombos y platillos por parte de las autoridades y cuestionado por el Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura (FADU)[1], se liquide con las expresiones artísticas decididas democráticamente por los estudiantes organizados.
Tiene que quedar claro que llegamos al punto de llamar a proteger los muros, que es proteger la voz de los y las estudiantes, por la intransigencia de las mayorías políticas del CODICEN y del CFE. Claramente no es una novedad que las autoridades políticas quieran silenciar a cualquier voz que cuestione sus reformas impopulares, incluso llegando a perseguir a compañeros y compañeras docentes y no docentes.
Otra cosa que no es entendible: contrataron a una empresa tercerizada que la arquitecta nos señaló que “había gastado un montón de plata en pintura”, y no utilizaron esos fondos para cuestiones dentro del IPA que demandan el urgente tratamiento, la creación de nuevos grupos, becas que cada vez son más necesarias o la contratación de personal para los Institutos Académicos ya que si no se contratan, quedarán vacíos.
Estos últimos hechos que han sucedido me llevan a reflexionar acerca de la incapacidad que han tenido las organizaciones sociales y políticas de izquierda para poder salir a las calles y movilizarse en contra de la caza de brujas en la educación, así como en otros órganos del Estado. Es imperioso poner un freno al autoritarismo ya que si no tendremos que acostumbrarnos a un miedo disciplinador en las clases, eliminando los espacios de creación. A su vez, me parece importante volver a señalar la incapacidad de generar un movimiento nacional que reclame una Universidad de la Educación autónoma y gobernada. Porque al Frente Amplio no puede quedarse solo con el planteo de que la oposición no le dio los votos ya que hacer eso es estancarnos en una política centrada en el parlamento. Es claro que no sólo lo político partidario careció de fuerza y ahora todo se tiene que revertir para ponerle cuerpo a la lucha por una institucionalidad y gobernanza necesaria que incapaciten estas cosas aberrantes.
Sin otro particular, dejo el texto de uno de los muros que nos quieren tapar: “ojalá podamos ser desobedientes cuando recibamos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común”
[1] En: https://www.elobservador.com.uy/nota/mural-en-el-ipa-las-razones-de-la-fadu-para-emitir-el-comunica do-y-lo-que-dice-anep-sobre-el-tema-202183018170