Podemos gobernar mejor

Dra. Mónica Xavier

Secretaria General de Partido Socialista

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Ya finalizando otro año, al pasar raya, otra vez volvimos a avanzar. La economía volvió a crecer contra todos los pronósticos. Jamás nos vamos a conformar con lo logrado así como tampoco nos vamos a dejar contagiar por actores políticos que usan sus fuerzas únicamente para criticar a mansalva.
Este proyecto sigue avanzando. 12 años sin parar de crecer y mejorar todos los indicadores sociales. No es una bravuconada, es la verdad. Con luces y sombras, como todo. Convencidos que la igualdad de oportunidades es la razón de ser de nuestra fuerza política y la vía excluyente hacia el desarrollo. Así está demostrado por las sociedades con mayor desarrollo humano.
Para el desarrollo sostenible son necesarios gobiernos estables y proyectos estratégicos inclusivos. No es difícil demostrar que nuestro país ha acumulado avances y que la sociedad ha recibido sus frutos. Más trabajo, mejores salarios, más salud, capacidad de inserción internacional traducida en exponencial diversificación de mercados, sedes universitarias en el interior, multiplicación de escuelas a tiempo completo, planes sociales que se cuentan por centenares, revolución de la matriz energética – de los apagones a exportar energía -, universalización de la tecnología. Nadie puede decir que es poco. Pero no es suficiente.

Tampoco es difícil percibir la desilusión de la gente ante situaciones que no terminan de resolverse bien. Reconocer que el manejo público de temas sensibles está en debe en varios asuntos nos humaniza. Por ejemplo: la ciudadanía no se siente segura y expresa su mayor preocupación en este tema a pesar que somos el país de América Latina con menores índices de delincuencia. No alcanza con aumentar penas, ni con construir nuevas cárceles para terminar con el hacinamiento y para albergar la multiplicada cantidad de presos, ni con incrementar los sueldos de la policía, ni con actualizar el equipamiento como parte de una política de profesionalización de la seguridad ciudadana. Está claro que en la dimensión política de gobierno además de hacer hay que saber relatar para que la ciudadanía comprenda, y que de esa manera apoye.

Nos reclaman que debemos comunicar mejor, y nadie va a negar que siempre sea posible superarse. Tan cierto como que el presidente y los ministros recorren el país para hablar cara a cara con el pueblo. Nada de esto niega que sea necesario volver a activar un relato movilizador, que le ponga freno a trillados eslóganes opositores en los que sustentan toda su actividad política. Por ejemplo, cada vez que se dispone una medida económica al coro opositor le ha sido muy sencillo imponer clichés del estilo de fiscalazo o tarifazo. Una palabra mágica logra incorporarse al lenguaje de la gente para eclipsar todo lo históricamente avanzado en salario, empleo e inflación -que objetivamente es mucho más que lo que había logrado nuestro propio país a lo largo del último medio siglo y también mucho más que lo que han podido avanzar las poderosas economías vecinas -.

Si la presidencia de la primera potencia mundial ha sido alcanzada en ancas de la más desembozada misoginia y racismo ya nadie más desde ese momento podrá esgrimir sorpresa ante un resultado electoral. La forma de evitar que sucedan distrofias políticas de ese tipo en nuestro país depende en gran medida de la capacidad del gobierno para profundizar en institucionalidad y terminar de abatir injustificables asimetrías. Ninguna excusa será válida si fracasamos en esos históricos propósitos de nuestra fuerza política.

Tenemos que ser exigentes con nosotros mismos por la sencilla razón que las condiciones de vida de centenares de miles de uruguayas y uruguayos dependen de la calidad de las políticas de gobierno que seamos capaces de seguir implementando. Esta razón transformada en lucha es la que le da sentido a nuestra fuerza política y la que siempre nos debe impulsar a gobernar mejor.

Fuente: PS90

20 de diciembre 2016