MUJER

Escribe Marisol Fuentes

“Para la mujer burguesa propietaria, su casa es el mundo. Para la mujer proletaria, el mundo entero es su casa, el mundo con su tristeza y alegría, con su crueldad fría y su tamaño crudo.” 

Rosa de Luxemburgo en “The Proletarian Woman” (1914)

Comenzar con esta frase me parece muy significativo, ya que estamos hablando de una marxista como Rosa Luxemburgo, que permanece para muchos como  un símbolo de lucha permanente, y que nos dejó como herencia una vasta producción teórica.

Ella supo mostrarnos específicamente el lugar de la mujer en la lucha permanente por una sociedad más justa. Mucho tiempo ha pasado desde que aquella Rosa fue asesinada, pero muchas Rosas crecieron y siguen creciendo, día a día, reflejadas en aquella pequeña y gran mujer.

A pesar de que los tiempos son otros, las significativas luchas de tantas y tantas mujeres por ocupar su lugar en la sociedad, nos van llevando de a poco a entender que se trata de un tema cultural, de un cambio de cabeza, un cambio que nos mida como iguales y con los mismos derechos.

Qué sucede entonces, cuando, tanto y tanto se escribe sobre el tema de género … cuando “parece” que todes lo entendemos, “parece” que todes lo incorporamos, cuando nos proponemos hablar de esto, “parece” también que no estamos diciendo nada nuevo, es como que  repetimos siempre lo mismo.  

Todo “parece”… pero lo cierto es que, cuando llega el 8 de Marzo, se nos congela la sangre viendo cada vez más y más mujeres en las calles del mundo  manifestándose por lo que aún, en los hechos, no hemos logrado cambiar.

Un amplio espectro de organizaciones feministas, demandan, se expresan en las calles y se manifiestan con vida propia, con la convicción de que es imposible hablar de un mundo más justo e igualitario si no colocamos a la mujer en igualdad de derechos frente a los hombres.

No hay socialismo posible si no resolvemos esta  brecha.

Por eso, esta  reflexión me lleva a Rosa de Luxemburgo, que supo separar a la mujer burguesa de la mujer proletaria, con reivindicaciones diferentes, con feminismos diferentes, con ideologías diferentes.

La mujer proletaria se inserta en el mundo, con reivindicaciones propias, pero sumándose a las luchas populares, con un enemigo en común y sin miedo.

La mujer proletaria sabe asociar al patriarcado  con el capitalismo, los dos hijos de una misma ideología y de una misma concepción de sociedad.

Nos tenemos que repensar como izquierda y ver qué lugar le hemos dado a las expresiones feministas en la historia, en nuestra historia de izquierda.

Una historia en la que el feminismo se expresó siempre tímidamente en una  izquierda que desdibujaba al feminismo con el argumento de la transversalidad, para que no generara en desvío de la causa principal. 

Hoy los feminismos se expresan sin miedo, se definen revolucionarios y de izquierda, y complementan nuestras luchas hacia un mismo destino.

Las organizaciones sociales generan insumos permanentemente, reflexionan y contribuyen con el cambio cultural que también necesita de definiciones políticas para acompañar ese proceso.

En el escenario de los proyectos autogestionarios, por ejemplo, las cooperativas han sido protagonistas de estas luchas, por sus propias características, y en consonancia con los valores que las sustentan, han acompañado las reivindicaciones en contra de las manifestaciones de violencia basada en género.

Las cooperativas construyen sus  proyectos de vida donde la centralidad la tienen las personas y no el capital y, a partir de esa premisa, reflejan su preocupación por los derechos de sus integrantes. 

Desde ese lugar, cuando los y las integrantes de una cooperativa, se apropian de sus proyectos, se empoderan y entienden lo que significa construir una sociedad diferente.

Hoy, las mujeres tienen su lugar como tales y se expresan como tales en el seno de sus organizaciones, reclaman estar en los lugares de dirección. Piensan y proponen, buscan los canales por donde se pueden expresar sus reivindicaciones, y exigen su presencia en lugares de toma de decisiones 

Queda mucho por recorrer, discutir, pensar, proponer, elaborar y estar… sobre todo estar. Seguir estando en esa constante búsqueda de un vuelco en la sociedad que nos lleve a desnaturalizar lo que parece normal, desarmarnos y volvernos a armar sin olvidar el amor que nos mantiene vivos y que nos trajo a la vida.

Desde ese lugar de lucha, la sororidad mantiene unidas a todas las mujeres del mundo entero. Acompañar esa revolución es parte de una misma revolución, que nos compromete día a día.

Vaya entonces, en este mes de La MUJER, un saludo a todas las que nunca bajaron los brazos, a las que han dejado huella, a las que han sido víctimas, a las que nunca se callaron. Un saludo con el compromiso enorme de seguir en ese camino, nos seguiremos sumando día a día, con la seguridad de que ya no nos callamos más.

……NOS SEMBRARON MIEDO, NOS CRECIERON ALAS… (Canción Sin Miedo de Vivir Quintana)