LUC, la emergencia social y el relato

Escribe: Gerardo Rodríguez: Sec de movilización Social y cultural

 

Ante la conmemoración de un nuevo aniversario del 1º de Mayo los trabajadores y trabajadoras del mundo redoblamos como cada año nuestro compromiso de luchar por una sociedad sin explotados ni explotadores, el sistema capitalista y su modelo de producción y consumo, no sólo es generador de injusticias, desigualdades, discriminación, exclusión y concentración de poder y de riqueza, sino también, atenta contra la naturaleza y los diferentes ecosistemas, provocando muerte, contaminación y enfermedades que amenazan el desarrollo humano y toda forma de vida sobre el planeta.

Hace 134 años los mártires de Chicago junto a miles de obreros y obreras libraron una lucha central por los derechos de los trabajadores que hoy saludamos y rememoramos, la conquista de las 8 horas fue un punto de inflexión en la relación entre el capital y el trabajo, el mejor homenaje que podemos realizarle a aquellos mártires, es luchar para lograr los niveles de organización y conciencia necesarios que permitan a la Clase trabajadora avanzar en un proceso emancipador del ser humano, teniendo en cuenta que la transformación profunda de la sociedad requerirá mayores niveles de involucramiento, compromiso y politización del pueblo.

En Uruguay nos encontramos en una coyuntura política, económica y social extremadamente compleja, en poco tiempo la realidad nacional ha cambiado sustancialmente, como en casi toda América Latina se ha registrado un avance del capitalismo y su proyecto político neoliberal y restaurador de privilegios para las clases dominantes y los sectores empresariales, una victoria política de la derecha con algunas particularidades que complejizan la constitución del gobierno, encabezado por un presidente que fue electo con el menor apoyo popular desde la reforma constitucional de 1996, y que buscó garantizar gobernabilidad conformando una coalición de derecha neoliberal, con un fuerte componente neo-fascista de un partido militar y autoritario.

Indudablemente las causas de la derrota de la izquierda son múltiples, pero hay una muy importante que por lo general no se le asigna la enorme incidencia que tiene (sucede con casi todos los movimientos de izquierda)……la batalla cultural, toda organización política que persiga el objetivo de la transformación profunda de la sociedad debe plantearse la construcción de subjetividad como un elemento central de su accionar político, la legitimación de un sentido común, una batalla que se despliega en diferentes dimensiones y utilizando diversos medios, desde la concepción gramsciana centrada en la educación, los medios de comunicación y la religión, hasta la educación popular del Che Guevara, José Carlos Mariátegui o Paulo Freire.

Dicho así, los escenarios de disputa parecen corresponderse a un entramado político más estructural, pero en plena revolución tecnológica la batalla central se da en el campo de las comunicaciones, el lenguaje y la construcción del relato, hoy asistimos a una guerra mediática, en la segmentación de la información se orienta la mirada de la sociedad hacia la arista de la realidad que se quiere mostrar, en la construcción del relato se significa la historia, en la manipulación de la información se gesta el control social.

La pandemia tiene efectos sanitarios, económicos y sociales, ¿cómo debe medirse la actuación del gobierno ante la crisis?, ¿por la cantidad de contagios y las muertes? O ¿por la calidad de vida de la población? (especialmente los 500.000 uruguayos/as más afectados/as).

El sentido común indica que, por ambas, pero sin embargo vemos sólo una cara, ¿se imaginan un informativo central pasando durante 3 horas las penurias de los/as uruguayos/as que no tienen para comer?, ¿cuál sería la aprobación del gobierno?, ¿cuál sería el estado de ánimo de la ciudadanía?

La estrategia del aislamiento social se la debe acompañar de medidas económicas que garanticen la satisfacción de las necesidades básicas de la población (como la creación de la renta básica transitoria, la regulación y control de precios y posponer el aumento de las tarifas públicas como propuso la intersocial), la estrategia del gobierno está condenada al fracaso porque por más que los números de contagios sean bajos (sin entrar a discutir la rigurosidad de los datos), las condiciones de vida de la inmensa mayoría del pueblo se verán deterioradas enormemente, porque el rol de sostén social del Estado ha sido claramente insuficiente, y si la situación no es muchísimo más grave, es por la enorme solidaridad de la Clase trabajadora y los sectores populares, pero ese relato no está instalado en el imaginario colectivo.

Volvamos al lenguaje, los enunciados y su significante, “de esta situación salimos todos juntos”, quien se puede sentir excluido de este postulado tan uruguayo (hasta se produjo un spot con algunas estrellas de nuestra selección por parte de presidencia), y mientras miles de uruguayos de las periferias la pasan mal y cientos de iniciativas solidarias se despliegan a lo largo y ancho del país, la televisión transmite la cruda realidad de la pandemia a nivel global, se multiplica la angustia, el dolor y el miedo, y se espera casi como en una realidad paralela, la conferencia de prensa de la noche para saber las cifras de contagios y las “perillas” del presidente, las únicas cifras que parecen subir es la medición de aprobación de la gestión de gobierno, “los funcionarios públicos tienen que ser solidarios con la sociedad”, discriminatorio pero inobjetable, y ¿los dueños de la riqueza?, ellos no, “porque serán quienes nos saquen de la crisis”, concepto profundamente ideológico, ¿quién produce la riqueza?, ¿el capital?, ¿el trabajo?, de explotadores a héroes …..

“No voy a compartir el poder con los sindicatos” repetía en la campaña electoral sabiendo que ese discurso le agrada a mucha gente, existe una distorsión de la realidad en tal afirmación, ¿cuál es el mensaje implícito? En la sociedad conviven diferentes expresiones y relaciones de poder, en ese sentido podemos referirnos al poder económico, comercial, militar, religioso, político, sindical, etc., etc., en un gobierno neoliberal y empresarial, el bloque de poder de las clases dominantes influirá significativamente la acción gubernamental, pero la realidad resultará de la contraposición de poderes, la Clase trabajadora y los sectores populares construimos nuestro propio poder, el poder popular, el que emerge de la lucha organizada del pueblo, no dependemos que el presidente nos lo conceda ni comparta el suyo.

Y mientras el pueblo sufre las consecuencias de la pandemia el gobierno decide ingresar el proyecto de Ley de Urgente Consideración, un proyecto neoliberal, regresivo, punitivo, privatizador y concentrador del poder, el ingreso y la riqueza, demostrando una enorme insensibilidad política, sabiendo que la metodología de la ley acota la discusión parlamentaria a 90 días, y la emergencia sanitaria acota la protesta social, para el pueblo la urgencia pasa por otro lado, pero para la derecha neoliberal, la verdadera urgencia radica en la aplicación de su programa de gobierno, reformas estructurales, privatizaciones, debilitamiento del estado, precarización del trabajo y recortes de derechos y conquistas.

En plena fase de profundización de la lucha de clases a nivel continental, el gobierno de Lacalle Pou es estructuralmente débil, él lo sabe y juega fuerte, amparado en una construida “imagen positiva” y sabiendo que su tiempo es acotado, ya que busca evitar puntos de contacto con el fracaso de la gradualidad de Macri en Argentina, trata de imponer la estructura que sostiene su programa de gobierno a través de la LUC, que luego articulará con la Ley de Presupuesto y los Consejos de Salarios, su estrategia se complejizó por la aparición del COVID-19, pero esta nueva realidad que conmovió al mundo no lo hará apartarse de su objetivo, con un fuerte blindaje de los medios de comunicación está logrando instalar “su relato de la realidad”, Lacalle Pou entendió perfectamente la importancia de esta herramienta y la utiliza permanentemente en favor de sus objetivos políticos.

El coronavirus ha sacudido al mundo, la naturaleza parece rebelarse ante el hombre que se empeña en acelerar su paso hacia la autodestrucción, la pandemia puso en cuarentena a cientos de millones de seres humanos que ante la soledad del confinamiento dimensionamos la necesidad del otro social, el miedo nos lleva a lugares de la conciencia que evidencian la vulnerabilidad humana, necesitamos refugiarnos en la protección y sostén social del Estado, valoramos la fortaleza de nuestro sistema de salud, la importancia de los entes del Estado garantizando servicios esenciales, agua, energía eléctrica, combustible, comunicaciones, la fibra óptica que permitió que miles de uruguayos y uruguayas realizaran teletrabajo o miles de niños y niñas recibieran clases virtuales, ante el frío del desamparo el Estado protector se hace imprescindible.

“La nueva normalidad” parece emerger como el nuevo significante, líderes mundiales, filósofos y pensadores coinciden en afirmar que ya nada será igual, sin embargo en Uruguay el gobierno demostrando una enorme falta de sensibilidad política ingresa al parlamento para su discusión la Ley de Urgente Consideración, una propuesta de una nueva institucionalidad que ignora el “sismo de la epidemia”, como si nada hubiese ocurrido la propuesta del gobierno pos-pandemia es absolutamente la misma que antes de la crisis, atravesar la crisis no modificó nada, no me mostró nada, no aprendí nada, no me dejó nada, persisto en mi objetivo porque la “nueva normalidad” para un neoliberal está impregnada de neoliberalismo, el concepto de “normalidad” es esencialmente subjetivo y está trascendido por la ideología y el contexto social, todo es construcción social, y en este caso, el concepto no será más que un resguardo discursivo para justificar los objetivos políticos del presidente y su gobierno, todo en nombre de la “nueva normalidad”, porque de esta “salimos todos juntos”, eso sí, bajo la lógica del capitalismo…….los ricos saldrán más ricos y los pobres más pobres.

Para el neoliberalismo la “nueva normalidad” estará asociada a la concentración del poder y la riqueza, a profundizar las desigualdades, a recortar derechos y libertades…. nada nuevo bajo el sol, se trata de la agudización de la lucha de clases, el sueño del capitalismo es instalar en el imaginario colectivo “una nueva normalidad neoliberal”, que se vuelva” normal” el individualismo, el egoísmo, la indiferencia, la no organización de los trabajadores y trabajadoras, la imposibilidad de manifestar y el recorte de libertades… en definitiva, cuanto más disciplinada sea una sociedad sería más normal.

“En tiempos de incertidumbre y desesperanza, es imprescindible gestar proyectos colectivos desde donde planificar la esperanza junto a otros” decía Enrique Pichón Riviere, la LUC se encamina inexorablemente hacia una consulta popular, herramienta que no sólo emerge como camino para evitar el enorme retroceso que representa la LUC, sino también, como instrumento democrático esencial de organización y lucha. Para los trabajadores y trabajadoras socialistas la urgencia pasa por organizarnos solidariamente para enfrentar la emergencia sanitaria y social, por organizarnos para resistir y luchar para frenar el avance del neoliberalismo, y por construir colectivamente una sociadad más justa y solidaria.