Los dilemas éticos del presidente

Escribe: Emiliano Molinari | Departamental Paysandú

En una muy buena entrevista de Blanca Rodríguez con el Presidente de la República, al finalizar, y en el medio del contexto de la pandemia le pregunta: ¿Tiene Dilemas Éticos cada Día? Y nuestro Presidente da la siguiente respuesta; “tengo dilemas de todo tipo, pero dilemas éticos no”.

Para comenzar, lo central es definirnos en que entendemos por dilemas éticos; el tener dilemas éticos no está solamente en quien delinque, quien comete alguna falta o simplemente transgrede alguna norma de convivencia, los dilemas éticos están en cada una de las decisiones que tomamos todos, cuando sabemos que ella traerá consigo consecuencias ya sean positivas o negativas para otro.

Vayamos a ejemplos Sanduceros:

Cuando elijo entre comprar en Paysandú y apostar a la economía local o ir a Colón y apostar a comprar más barato.

Cuando defino cumplir o no con cuotas de género en los Sorteos.

Cuando defino Subir o no los combustibles y que combustible subir más para cubrir los costos.

Hasta yo al escribir esta publicación estoy atravesando un dilema ético entre si la dejo pasar y entiendo a nuestro Presidente, o si por el contrario marco lo grave de su afirmación en un momento donde el gobierno se enfrenta a la firme definición entre sostener la economía y mantener las medidas económicas y sociales como actualmente lo hace, o por el contrario apostar a una política de mayor cuidado y disminuir al máximo posible la movilidad sin centrarse en el dato de déficit fiscal.

Los Dilemas éticos nos persiguen día a día, están en cada paso que damos, están en esa imagen de ángel y de demonio posados que nos da consejos en la cabeza, representando a la conciencia y que es en base a ello tomaremos una decisión, desechando siempre otras opciones, con sus correspondientes consecuencias. 

El hecho de que para nuestro Presidente sus acciones no signifiquen dilemas éticos, implica que seguramente él entienda que sus decisiones como gobernante no generan consecuencias, que el aumento de los casos son parte de una realidad inevitable y que cualquier acción que tome no aportará a ello, no va a frenar en nada las victimas que hoy existen, negando por completo la realidad en victimas que hoy vivimos.

Que un Presidente no dimensione esto es realmente grave, porque evidencia el no manejo de las consecuencias, y por tanto, el no generar estrategias que amortigüen los efectos de esas definiciones; y esto que ocurre tan de forma tan evidente, es el cotidiano vivir de los gobernantes, resolver dilemas éticos.

Cuando elegimos cobrar impuestos a uno y a otro grupo social, cuando elegimos brindar beneficios a tal o cual empresa o rama de actividad, cuando resolvemos prestar asistencia de salud en tal o cual zona, cuando asignamos presupuesto a tal o cual rama del estado, cuando recortamos en cual otra rama, siempre, en todo momento nos enfrentamos a dilemas éticos y los gobernantes deben ser conscientes de ello justamente para enfrentar otro dilema ético, que es generar o no estrategias para amortiguar el efecto en los colectivos perjudicados.

Los gobernantes, los dirigentes políticos, los ciudadanos todos deberíamos entender que implica tener dilemas éticos, no para evitar tenerlos como parece pasa con nuestro Presidente, sino por el contrario para saber cómo afrontarlos, como dimensionar cuales son los efectos de esa resolución y por tanto quienes en la sociedad se verán afectados por dicho dilema.

Tener dilemas éticos no nos hace mejores o peores personas, el creer  no los tenemos si nos hace peores. Creer que no tenemos esos dilemas implica que en ningún momento dimensionamos las consecuencias de nuestras decisiones, los potenciales daños que estas pueden generar, por tanto entendemos que vamos por el mundo decidiendo sin que ello implique efecto alguno en la sociedad. A esto un gobernante no se lo puede permitir, he aquí también, un nuevo dilema ético.