El gobierno debe ser capaz de implementar reformas estructurales, que propicien el desarrollo inclusivo, la educación de calidad, la seguridad ciudadana, la universalidad de la salud. La oposición debe controlar a la misma vez que proponer para contribuir a un país cada vez mejor. Los medios deben informar. Todo esto es lo que debería ser. La realidad muestra que los avances no paran a pesar del hastío informativo por la repetición de determinadas noticias y el extendido negativismo opositor.
Por ejemplo, la Reforma de la Salud, iniciada hace diez años, es un proceso que se propone superar la fragmentación, la superposición de recursos, así como seguir profundizando en el cambio del modelo de atención centrado en los usuarios. Coherente con ello se está trabajando en la implementación de los CENTROS DE REFERENCIA, innovadora práctica de gestión para nuestro país aunque no sea novedad para el mundo desarrollado. La dinámica implica organizar los servicios según niveles de complejidad en el territorio. Ello se traduce en una adecuada distribución de los equipos de salud, recursos materiales, financieros, capacidad sanitaria instalada. Cuanto mayor es el volumen de casos tratados de la misma patología por un mismo equipo médico, mejores son los resultados.
Un ejemplo en marcha. El Centro Hospitalario Pereira Rossell cuenta con vasta experiencia en trasplantes pediátricos de médula ósea, con 300 procedimientos realizados. A comienzos de este mes de agosto se transformó en CENTRO DE REFERENCIA en la especialidad y atenderá a todos los niños que necesiten esta intervención. También es pionero en el desarrollo de una modalidad que garantiza el trasplante más allá de compatibilidades. A través de estas acciones definimos un país vanguardista. Nada es casualidad.
La capacidad de gestión de un gobierno es directamente proporcional a la cantidad de planes que implementa exitosamente. En esta década los ejemplos se cuentan por cientos. En la columna anterior escribí sobre tecnología aplicada a la inclusión financiera para beneficiar a toda la población, y antes los temas recorrieron el cambio de la matriz energética, el Hospital de Ojos, el Plan Ceibal, la nueva agenda de derechos, los avances en Derechos Humanos, la actualización edilicia de todo el sistema educativo, los beneficios previsionales, la captación de inversiones, la reforma tributaria, la UTEC, el incremento del salario real, la contención de la inflación, la ampliación de los mercados destino, la conectividad, y así podría seguir.
Sin embargo los opositores repiten que el gobierno se agotó. Ante la avalancha de cambios que pondrán a esta década en la historia como la de mayores avances de nuestro país, la estrategia opositora se reduce a la peligrosa receta de socavar la credibilidad de la gestión política. Esa gente que poco bueno hizo cuando fue gobierno, se resiste a aceptar que todas las acciones que están en marcha, lejos de congelarse en su creación, se expanden y mejoran para dar soluciones y oportunidades a cientos de miles de uruguayas y uruguayos. Es la calidad de vida de la gente lo que está en juego. No hay ningún agotamiento de proyecto, no hay ninguna chance que nos paralicemos por los fantasmas de la oposición.