Escribe Darcy de los Santos
El jueves en la tarde noche comenzó a correr como reguero de pólvora, con la velocidad que hoy tienen las redes, la noticia:“…murió el Chueco”.
Espontáneamente surgió ahí una cadena solidaria de contención entre las y los compañeros que no encontrábamos consuelo. Era lógico, porque todos sentimos que perdíamos a un grande. Pero fue tan natural, porque el Chueco sembró la solidaridad siempre. Esa solidaridad genuina con el más jodido y ahí muchos nos sentimos así.
Toda su vida fue un militante de las causas justas. Se integró al Partido Socialista en 1958 y siempre recordaba haber sido durante mucho tiempo, uno de los seis votantes en su pueblo. En 1971 funda el Frente Amplio en nuestro departamento, viviendo la dureza de una campaña muy fuerte contra nuestra fuerza política, pero aún así, siempre estuvo inserto íntegramente en su comunidad.
Lo más relevante fue su actividad pública durante 20 años. Comenzó cuando lo elegimos diputado en el 99. Joselo, senador del Partido en aquel entonces, vino a Rocha a explicarnos la posibilidad de que podíamos obtener un tercer representante en el Parlamento, que eso dependía de una serie de resultados en todo el territorio nacional, que era tan difícil que ocurrieran, que sólo el compañero Pesqueira había detectado esa oportunidad.
Él estaba tan seguro de que no se darían esas combinaciones, que cuando lo llamaron para confirmarle su proclamación, lo encontraron en plena tarea en el arrozal, en su rutina diaria.
Ahí comenzó un periplo de enorme trabajo con la gente.
Recorrió como no se había hecho antes, todo el departamento, llegando a cada pueblo, cada barrio, cada casa. Encabezó las luchas populares con la juntada de firmas, participó y acompañó la organización de la gente en las marchas, las asambleas, las ollas populares y todas las actividades solidarias para enfrentar la brutal crisis de aquellos años.
La gente, y sobre todo la más humilde lo conoció y se apropió de él. Pasó a ser un referente en quien creer, cuando no se creía en muchos. Luego vinieron diez años de Gobierno Departamental, el Intendente Artigas Chueco Barrios.
Su hermana le regaló una pequeña estatuilla del Quijote y Sancho Panza que lo acompañó durante los diez años en la mesa de trabajo, en su despacho. No había dudas de que aquello era un desafío colosal. Que era una quijotada y que la estatuilla era todo un símbolo.
A la hora de gobernar él logró una increíble síntesis entre las ideas y la práctica. No hubo contradicciones entre la gestión y sus convicciones aún en los momentos más duros, que también existieron. Siempre el programa del Frente Amplio como guía y la intención de cambiar la suerte de los más postergados como norte.
Sus dos principales objetivos al asumir el gobierno fueron recuperar la Dignidad de los Rochenses (en mayúsculas), y la institucionalidad del Gobierno Departamental. Eso lo dejó bien claro y por la firmeza y decisión con la que asumió esos desafíos, obtuvo un respaldo enorme del pueblo y del Gobierno Nacional.
Luego vino el crecimiento y despegue de Rocha, con una enorme recuperación de servicios e infraestructuras. Eran momentos de muchísimo dinamismo, con obras por todos lados. Siempre comenzando en las zonas más remotas para luego llegar a la capital. A pesar de todas esas obras nuevas, sólo inauguró los Centros Culturales, los centros MEC, plazas u otras obras que se hicieron en forma conjunta con el gobierno Nacional, como la UTU de Chuy, los Centros CAIF que se duplicaron en el departamento, o con la UDELAR, cuando inauguró la sede del CURE. Él decía que esas obras eran las únicas que merecían ser celebradas con la gente, porque eran las que podían cambiar el destino de los más embromados.
En el último período de gobierno frenteamplista en Rocha integró la Junta Departamental con una gran lealtad en la defensa del gobierno. Incluso en momentos muy duros de su vida mantuvo su aporte invalorable, siendo un formidable tejedor de la unidad del FA, y transmitiendo confianza en las y los compañeros.
Luego vino la última campaña departamental en la que se embarcó con toda su alegría, entusiasmo y compromiso para defender su Frente Amplio.
Hace un año y medio tuvo un accidente con una fractura que le postró, pero nada de eso fue obstáculo para que siguiera con su compromiso de siempre. Cada reunión en su comité de base, el Juan B Lanusse, cada reunión de su Centro Socialista se hacía en torno a él. Cada compañero o compañera que fuera a Lascano pasaba por su casa a enriquecerse con su charla. Él siempre estaba.
Hoy nos hace mucha falta, pero sigue presente en cada gurí o gurisa que puede estudiar a pesar de la suerte que le haya tocado, en cada centro cultural de los que abrió en los pueblos, en cada universitario que genere conocimiento en
estos territorio y por supuesto, en cada colectivo que se organice para luchar por una vida más digna.
¡Fuerte abrazo, Chueco!