La economía política del año 2020: un enfoque de clase

Daniel Olesker

Analizar desde el punto de vista económico tiene varias vertientes desde las que es necesario poner atención.

Hay un enfoque estructural que se refiere a la puesta en marcha de lineamiento quinquenales para el desarrollo y que tiene que ver, en primer lugar, con cambios en los temas del rol del Estado y, en segundo lugar, con los mecanismos distributivos de la política pública.

Hay, por otra parte, un enfoque de coyuntura inevitable en la actualidad que es la manera que, desde lo económico y lo social, se ha enfrentado la pandemia.

Voy a empezar por este último para ir, luego, al enfoque de la estructura económica y, en particular, los temas distributivos y del Estado.

1- La economía política de la pandemia

El fundamento de este capítulo es que la decisión del gobierno fue la de gastar los menores recursos posibles, dejar que el mercado actuara y que la gente buscara resolver su situación. Además de que las consecuencias de esta emergencia (concentración y centralización) operaran como fuente de estímulo a la futura reactivación.

A raíz de esto, arranquemos detallando el gasto económico realizado en el marco del Fondo Coronavirus.

El cuadro 1 nos trae la información acumulada a noviembre (que es la ya cerrada al final del año) por parte de dicho Fondo.

¿Qué nos dice el cuadro?

a) Que, a lo largo de 8 meses y medio, el Estado ha gastado menos de 400 millones de dólares en protección social y laboral.

b) Que ha renunciado a cobrar impuestos y gastos por 200 millones de dólares y, como el Fondo ha tenido ingresos por 127 millones, el costo país de este ha sido de 470 millones de dólares, o sea, menos del 1% del pbi.

c) Que, si miramos las cifras promedio/mes en apoyo del mides (tarjeta, asignación familiar y canastas), han sido 17 millones de dólares por mes y, en seguros de paro, 29 millones/mes.

d) No lo dice el cuadro, pero, si referimos a que las prestaciones del mides fueron a 300 mil hogares, nos da un promedio de aporte/mes por hogar de 2.236 pesos y, sobre la base de 3 personas por hogar, 745 pesos por mes y por persona.

En un contexto de caída de la actividad económica que será del orden del 5% en el año, pero que además tuvo una fuerte concentración entre marzo y julio, los ingresos de los hogares de trabajadores cayeron de manera relevante. Y, desde el gobierno, hubo muy escasos apoyos para compensar dicha situación, ni para el caso de trabajadores, ni para sostener las empresas que perdieron ingresos en el mercado interno.

Un apunte más sobre esta situación se refiere a la distancia entre estas propuestas y otorgar, como planteamos desde el Frente Amplio y también plantearon el pit-cnt y la Inter social, una renta básica de emergencia equivalente a un salario mínimo nacional.

Esto está ligado a la reflexión de la ministra de economía de que ya hay sectores que alcanzaban ese valor. Sin más comentarios que el propio cuadro 2 en el que muestro quienes llegan a esa cifra.

2- Los aspectos presupuestales

El 2020 es un año de transición presupuestal en la que se debate el presupuesto 2021 a 2025 y se debería repetir el presupuesto asignado para el 2019.

Sin embargo, fue a su concepción liberal que el 13 de marzo se firma el decreto 90/20 en el que se deciden dos cosas: primera, bajar el gasto del Estado en 15% y hacerlo por igual en todos los ítems, no importa cual sea su impacto económico y social; más allá que, luego, con la pandemia, hubo excepciones, la línea fundamental se mantuvo en contener el gasto y, sobre todo, la inversión pública.

La segunda decisión fue proponer un presupuesto que, ya para el año 2021, implica una rebaja muy importante en el gasto en general y, en particular, en salud, vivienda y educación; unos 6 mil millones pesos menos que lo ejecutado en 2019 es lo asignado en 2021.

Por otra parte, ha sido común en los ministerios, otra vez sin distinción de impactos, la postergación, suspensión y, a veces, supresión de programas, todo ello con el objeto de reducir la ejecución del gasto en 2020. Uruguay Trabaja, que debía ejecutarse en abril, Cercanías y Jóvenes en Red del mides son tan solo dos ejemplos de esta postergación de programas.

3) Los aspectos distributivos: salario y empleo

3.1) Salarios

Una pieza clave del modelo de reajuste es la reducción del salario real, en un contexto, además, de reducción del empleo, que define un ajuste en perjuicio de la clase trabajadora.

En el año 2020, la evolución salarial ha estado muy limitada en la medida en la que se ha decidido, más allá de los correctivos que provienen de convenios del gobierno anterior, dar aumento cero a los trabajadores privados en el mes de julio de 2020.

En el caso del público, cuyo aumento anual en el 2020 fue por toda la inflación pasada, su pérdida está asociada a que la inflación del 2020 fue mayor a la del 2019.

Al mismo tiempo, dentro de quienes reciben ingresos no salariales, la redistribución fue a favor de las empresas que cobran en dólares que tuvieron una expansión de sus precios por encima de todas las variables, como muestra el gráfico 1.

Dos comentarios conceptuales:

a) El impacto fue mayor porque ni la devaluación, ni los aumentos de precios fueron homogéneos a lo largo de todo el año, sino que el mayor impacto se concentró entre marzo y abril y, por ende, la pérdida de ingresos fue más rápida.

b) La responsabilidad de esta evolución dispar fue del gobierno: no dio aumento salarial privado en julio, dejó mover al alza al dólar sus primeros meses, no hizo ninguna acción sobre los precios (por el contrario, la devaluación estimula la inflación) y aumentó tarifas públicas en abril.

3.2. Empleo

A lo largo de 2020 el empleo se ha deteriorado, en particular la tasa de empleo que mide el total de ocupados respecto a la población en edad de trabajar.

La tasa de desempleo dado que muchas personas se retiraron de la búsqueda activa de empleo (desalentados a no conseguir o por efecto de las restricciones de movilidad durante la pandemia) y, por ende, no figuran como desocupados, sino como activos.

Es claro que, de mantenerse el nivel de actividad del 2019, la tasa de desempleo sería del orden del 13%.

Otra cosa importante es la seriedad técnica a la hora de comparar. No es válido comparar con un mes, sino que hay que comparar con un período largo de desarrollo del mercado de trabajo. Por ello decir que el desempleo durante la pandemia aumentó 0,7 % (de 10,5 % de febrero a 11,2 % de octubre) es una burrada técnica o un intento de tergiversar la información. Digo algo que comenté respecto a unos dichos del exministro Talvi sobre los funcionarios públicos, ahora sobre este tema. Si en mi curso de Economía Laboral alguien me dijera que el aumento del desempleo en Uruguay durante la pandemia fue de 0,7%, perdería el examen.

Lo claro es comparar la tasa de desempleo anual 2019 versus la anual 2020 y, en ese caso, pasó de 8,9% a 10,3% (promedio enero a octubre), o sea, aumentó 1,4%.

Y, además, debemos tener en cuenta la reducción de la actividad, por ello resulta más lógico comparar la tasa de empleo. En ese caso, en 2019, el promedio anual fue de 56,7 % y en 2020 (enero a octubre) de 54,1%, por consiguiente, la diferencia es de 2,6%,lo que equivale a un orden de 60 mil puestos de trabajo menos. Todo ello lo muestra el cuadro 3.

4-Reflexiones finales

Es claro que 2020 fue un año atípico por la pandemia. Por ello, importa analizar los aspectos estructurales de este primer año de gobierno, así como la manera en la que se decidió transitar la pandemia.

Es claro, entonces, que el enfoque del primer año se alinea con la visión desestatizadora y concentradora de su modelo de desarrollo y que, en la pandemia, han actuado coherentemente con ello.

Las cuestiones aprobadas en 2020 que inciden sobre el resto del quinquenio (como ser la política salarial, la política macroeconómica, el presupuesto, la Ley de Urgente Consideración) van en la misma dirección.

Para terminar, entonces, quiero agregar dos datos del futuro: uno próximo el 2021 y otro acumulando le quinquenio.

Como dije si el 2020 fue un año de caída salarial, el 2021 lo será más aún, sumado a que esa mayor caída incidirá aún más sobre los reajustes jubilatorios que caerán en términos reales. El cuadro 4 nos muestra los aumentos salariales previstos para enero y son clarificadores de las diferencias con la inflación pasada y la prevista.

Pero, como si esto fuera poco para mirar la perspectiva de clase de este modelo de desarrollo, quiero repetir un concepto que he expresado en una columna anterior que se refiere a que, cuando quizás los salarios empiecen a recuperarse, solo podrán volver al nivel de 2020, mientras que la riqueza crecerá, pero ello, no se volcará a la clase trabajadora.

Es decir, se socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias. El gráfico 2, hecho con las previsiones económicas del propio equipo económico, lo demuestra.