Senador suplente Yerú Pardiñas al considerar informe de la Comisión Preinvestigadora sobre financiamiento ilegal a sectores políticos
SEÑOR PARDIÑAS.- Pido la palabra.
SEÑOR PARDIÑAS.- Gracias, señor presidente.
En primer lugar, quiero hacer referencia a algo que en algún momento se planteó acá: hablemos de cosas nuevas, hablemos de nuevos acontecimientos.
Quiero rescatar estos cambios de actitud que unos podrán valorar como positivos, otros como ambiguos y otros negativamente, porque en otros tiempos cuando tupamaros, compañeros nuestros también, legisladores muchos de ellos –como Vivian Trías, Zelmar Michelini, Enrique Erro– denunciaban torturas, arbitrariedades, abuso de poder o el pasar por encima de las organizaciones populares, decían que no era cierto, que no eran testimonios creíbles, que no eran verdades las que estaban expresando. Pero ahora una de las cosas nuevas es que hay tupamaros que parece que dicen cosas que son verdades. Realmente, esto es novedoso. Que hoy el Senado de la república esté generando este debate tiene algo nuevo y positivo, porque creo que la promoción de la lectura es una de las consecuencias que puede surgir de esta sesión, de este intercambio. ¿Cuántos escritores uruguayos estarían deseando que sus obras fueran tan promocionadas como hoy lo están siendo algunas de ellas? Enhorabuena que el Senado promocione la lectura y la cultura a través de los ensayos y los libros, y que eso se siembre haciendo que la gente lea más, porque es algo que estamos perdiendo en virtud de la modernidad y de las nuevas formas de comunicarnos y expresarnos.
Esto también es novedoso porque en este proceso de investigación –como se planteó en la denuncia sobre la existencia de bandas delictivas integradas por tupamaros que habrían operado clandestinamente desde 1985 con conocimiento y orden directa del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, con la finalidad de contribuir con las finanzas del grupo político Movimiento de Participación Popular, del cual el propio MLN forma parte–, en la conclusión de la solicitud se dice que de acuerdo a los testimonios reseñados, surge información que vincularía a un sector político con un conjunto variado de actos delictivos que, además, incluyen específicamente al senador y expresidente de la república, José Mujica, lo que de confirmarse sería de una particular gravedad debido a la representación política que ostenta.
Sin embargo, resulta que gran parte de la pertinencia y de la argumentación que se han esbozado hoy se basa en tres libros que no son recientes: uno es del año 2006, de Adolfo Garcé; otro, de 2007, de Federico Leicht; y el último, de 2012, de Álvaro Alfonso. Pero para el Senado de la república, para las senadoras y los senadores que hoy se ven intranquilos ante la aparición de un nuevo libro de otra autora, parece que durante todo este tiempo esos hechos no preocuparon. Como bien dijeron nuestros compañeros –la señora senadora Xavier y el señor senador Pintado–, ¿qué pasó cuando acá las mayorías eran otras y también tenían responsabilidad de gobierno? ¿No había dudas sobre estos aspectos? Surgen ahora mantos, ya no de dudas, porque lo que se pretende es que se venga a decir que somos inocentes y que esa prueba es falsa. No se trata de presumir que se es inocente y demostrar que no es así, sino al revés.
Digo categóricamente que en nuestra fuerza política, en el Frente Amplio, no se usan los actos delictivos para conseguir financiamiento de campañas electorales ni de actividad política. ¡No se usan! Lo afirmo categóricamente y rechazo que se presuma que cometemos actos delictivos para hacer campañas políticas o hacer política. ¡No lo hacemos!
Ahora bien, ¿qué hay hechos delictivos en la sociedad? Sí, es cierto, sin lugar a dudas. Hace pocos meses hubo un gran fraude en el Cambio Nelson, que estafó no sé a cuántos. Su dueño era un diputado suplente del Partido Colorado, pero ¿vamos a decir que toda esa estafa fue pasión política y sirvió para hacer su campaña electoral? ¿Vamos a proponer una comisión investigadora? ¡Claro que no! Eso se está dirimiendo donde se tiene que dirimir.
El Juzgado Penal de 15.º Turno, a cargo de un juez, «recibió varias denuncias por estafa contra el escribano Antonio Zoulamián, quién fue hasta el 15 de marzo suplente del diputado nacionalista Gustavo Penadés e ingresó a sala en varias oportunidades en la presente legislatura». ¿Es un móvil de financiamiento del Partido Nacional? ¿Se estafa a la gente para llegar a una banca? Creo que no. Son otros hechos. Presumo que el Partido Nacional no usa estos móviles para financiar sus campañas electorales. No creo que a los diputados suplentes se les diga «Hacete una jodita y aportá algo»; me parece que no, pero eso no significa que quiera que ese convencimiento me lo consolide una comisión investigadora. ¡No! El Juzgado Penal de 15.º Turno establecerá qué grado de culpabilidad tiene este señor en la estafa.
De acuerdo con lo que dice el informe, parece que ahora también hay que investigar por otras cosas: «para sacarnos responsabilidades de cuando éramos gobierno y queremos que se aclare». ¡Vaya buen espíritu! Pero eso no fue lo del título, lo que motivó la solicitud de la comisión investigadora. Veamos; en el informe en minoría se dice, por ejemplo, que estos tres libros sostienen que a la salida de la dictadura y en plena democracia el Movimiento de Liberación Nacional siguió operando ilegalmente para obtener recursos económicos. Es decir que se vuelve al mismo elemento. Más adelante, y un poco perdida, aparece una cita que expresa que, en efecto, la publicación –ya hablando del nuevo libro, el de María Urruzola, al que le estamos haciendo propaganda gratis, aunque está bien porque ella ha sido una esforzada trabajadora de la cultura en nuestro país– hace referencia al posible vínculo de esta banda delictiva con sectores o miembros de la Policía y del Ejército. ¡Esto surge de la táctica operativa! Sin embargo, no he escuchado que se diga, por ejemplo: «Vamos a investigar para ver qué grado de culpabilidad tiene la Policía o el Ejército». El señor senador Amorín dijo que quería investigar para saber si había responsabilidad, pero ¿es nuevo esto?
Entre todo lo que se ha manejado en la prensa recientemente, el exministro Luis Hierro López afirma: «Yo desacredité el asunto. Recuerdo que cuando (el jefe de Inteligencia) Luis Pereira Saldías me dijo que eran tupas, le pedí que se sacara un poco el casete. Seguramente cometí una inocentada, porque no creí que hubiera un vínculo… ». ¡Ya se sabe quiénes eran los que estaban al frente! Pero, ¿actuaron o no? Y si no lo hicieron no fue porque se los pidiera el Frente Amplio o el MPP; no actuaron porque sabían y hoy es conveniente sembrar un manto de dudas. En aquel momento sabían que el Frente Amplio y sus organizaciones no se financian con actos delictivos. ¡Lo sabían plenamente, pero hoy vale todo porque la política es generar el enchastre! Y en el enchastre no importa si caemos todos porque tienen la pretendida esperanza de que aparezca el Trump del Uruguay, es decir, alguien que desde afuera del sistema político venga a plantear soluciones novedosas, porque los políticos son todos unos corruptos.
Señor presidente: ¡operar así es denigrante! ¡Es no tener capacidad de convencer a la gente con propuestas! ¡Es no tener capacidad de convencer a la gente con actitudes! ¡Actitudes, señor presidente! Eso es muy importante en este tiempo, sobre todo para sostener una organización política a la que la gente le crea, la respalde y le dé la oportunidad de gobernar.
El movimiento feminista ha desarrollado la consigna «Tocan a una, tocan a todas», que considero vale también para nosotros en lo político, sobre todo para los frenteamplistas. Tocan a uno y nos tocan a todos, porque sabemos el valor que tiene defender a los compañeros; porque cuando ese valor no se respetó, muchos perdieron la vida, perdieron a sus familias o se tuvieron que ir del país. ¡Tocan a uno, tocan a todos! Es por eso que lo decimos tan enfáticamente, y creemos que es pertinente que lo hagamos así.
Además, se acaba de decir que hay que investigar a algunos actores; no se involucra a la institucionalidad de la Policía o del Ejército, pero se involucra a la institucionalidad política. ¡Eso sí! Ahí se revela el enchastre: cuando en la acción política, en vez de discutir los proyectos y asumir las responsabilidades, vamos a lo más fácil, a lo banal, al «siembro la duda y te enchastro públicamente». Algunos medios son favorables a ello y tienen la capacidad de que llegan a todo el país. Entonces, andá después a sembrar vos solo –el señor presidente bien lo sabe– la contraofensiva para generar otra credibilidad. Es más, entre las tantas cosas que han surgido en estos días en algunos medios de prensa –aparte figura entre comillas–, podemos leer: «Los delitos están prescriptos. El interés era ponderar la responsabilidad política». Acá el interés es ese; el interés es ver cómo políticamente incide esto para embromar a alguien. Y, ¿a quién apunta? En primer lugar, a un sector de nuestro Frente Amplio que, no hay duda, es el mayoritario; tiene toda la bancada que acá vemos porque la gente lo vota mayoritariamente. Pero sabemos que «tocar a uno» es «tocar a todos». Eso es, justamente, lo que queremos descartar: acá no hay ninguna vinculación ni relación del accionar político del Frente Amplio que se financie ilegalmente con actos ilícitos. Nuestra fuerza política se financia con las herramientas que la democracia nos ha dado, democracia por la cual se ha luchado y se sigue trabajando; por algo hay una comisión de financiamiento de los partidos políticos que quiere desarrollar nuevas y más potentes herramientas, porque las necesitamos.
Señor presidente: resulta que algunos testimonios son válidos: algunos de los que se transcriben y están en los libros, parecería que son de voceros creíbles. Pero, claro: lo mismo dijo Amodio Pérez, pero él no es un vocero creíble. Entonces, acá se está diciendo: «Yo a este lo tomo porque puede generar credibilidad, pero a aquel que ya está desacreditado, lo dejo de lado». Y ¿por qué? Porque esto no tiene sustento; si los que ellos piensan que son creíbles dicen lo mismo que los que ya están desacreditados, esto no tiene sustento. ¿No se habló del doctor Salle, que es el principal operador de las denuncias públicas en este país contra el Estado y el Gobierno? Eso no lo dijeron, por más que también está aliado con esto, con Amodio y con varios más que quieren desprestigiar el accionar de nuestra fuerza política. ¡No tienen éxito! ¡La gente no les cree! Ahora, en el caso del doctor Salle, no le cree el sistema judicial. Entonces es por eso que no lo traen al tapete; yo lo pongo arriba de la mesa. El doctor Salle dice las mismas cosas que el informe en minoría; dice muchas de las cosas que acá argumentó el señor senador Heber –lo estoy aludiendo, si quiere darse por aludido–, pero no se las trae al debate porque ya todos saben que está desacreditado y conocen su forma de actuar y operar. Entonces, esto no tiene peso, señor presidente.
Se ha hablado de los nuevos elementos que surgen y se ha dicho que tal vez por eso se reabra la causa. Bueno: si se reabre la causa, si se reabren los expedientes, si es para que surja transparencia, evidencia, cristalinidad y se resuelva mejor, ¡vamos arriba! No lo eludimos. Ahora parece que el nuevo actor es este señor retirado de la Policía, Eduardo Vica Font, que en el reportaje que le hicieron expresa: «me llamaron para que cortara la investigación». En otra parte del reportaje agrega que no tenía manera de probarlo porque el único testigo había muerto. Entonces, ¿es cierto o no? Muy lindo, pero no puede probarlo, reitero, porque el testigo murió.
Más adelante, el periodista le pregunta: «Algunas publicaciones sobre este tema señalan a José Mujica y a Eleuterio Fernández Huidobro como los que dirigían los asaltos. ¿Qué se decía sobre ello en esa época?». Y responde: «Bueno, a mí me quedó muy claro, aunque sin probarlo». ¡Bárbaro! Si eso no es algo inconsistente, ¿quién lo puede determinar?
Ante la pregunta del periodista: «¿Usted los vio?», responde: «Yo no los vi. Son versiones del interrogatorio». Son versiones del interrogatorio, pero resulta que uno de los que interrogaba, en el caso caratulado «Mariño Gración, Enrique – Lesiones Personales especialmente agravadas», del Juzgado Penal de 14.º Turno, fue encontrado culpable. Sabemos que ante apremios físicos cualquiera puede ser proclive a decir cuestiones que no son ciertas para que alivien el palo, porque a nadie le gusta que le den palo.
En otra de las preguntas el periodista dice: «¿Usted en algún interrogatorio escuchó a alguien decir que robaba para la organización política?». Y Vica Font, el gran protagonista de este momento, responde: «No, yo, en ningún momento. Yo era el jefe del departamento». ¡Ah bueno! ¡Entonces, lo que está haciendo este hombre es enchastrar con la duda! Está siendo funcional a lo que nosotros venimos a denunciar acá: la política de enchastre, señor presidente. Contra eso, el Frente Amplio dice: ¡No; no queremos que se forme la comisión investigadora porque no queremos que siga el enchastre!. Queremos transitar por los caminos normales: si esto se reabre en la Justicia, que se encamine en la Justicia.
Brevemente, y para ir finalizando, quiero señalar que estamos ante cosas nuevas y ante otras que se reiteran.
La señora senadora Passada manifestó que se estaba poniendo un manto de dudas sobre la Justicia. Esto no es nuevo. Ya que estamos con la prensa, en el diario La República del año 2001 hay un título que señala: «A Villanueva Saravia lo mataron por un móvil político». Se trata de un reportaje que hace un cronista de La República en Melo al capitán retirado Hugo Saravia, hermano del senador Saravia. Allí dice: «¿En consecuencia, ustedes sostienen que la Policía no tuvo una actuación eficiente en el caso?
–La policía tuvo una actuación lamentable y en el expediente está registrado. Por otro lado el juez se preocupó más con las publicaciones de Posdata y La República que de investigar».
En otra parte del reportaje se expresa: «¿Por ejemplo un móvil político?». El capitán retirado Hugo Saravia responde: «Villanueva Saravia era un hombre político que estaba enfrentado al propio doctor Lacalle a quien había acusado duramente. Había dicho que era mejor que no ganara la presidencia porque de lo contrario iba a saquear lo poco que le quedaba al país, acusaciones que las reiteró en el Directorio del Partido».
Esto también estuvo en la prensa.
Ya que hay testimonios de libros, en el año 2011 también salió un libro, escrito por el doctor Mario Burgos Pintos, asesor jurídico de Villanueva Saravia, de la intendencia, del gobierno de “Villita”. El doctor Burgos Pintos escribió ese libro justamente porque decía que la versión oficial no era cierta, que había otra cosa, y está escrito. En un reportaje que le hizo también otro cronista de La República –es increíble que esto aparezca solo en el diario La República y no en El País o El Observador; son cosas que nos tenemos que preguntar pero, aparte, hablan del Partido Nacional– dice: «Es decir, acá hay una versión oficial que fue decretada desde las alturas del poder, concretamente y supongo que no debe ser muy ajeno a esto el exministro del Interior, profesor Luis Hierro López… ». ¡Casualidad! Hoy también está involucrado, lo leí hace poco. El asunto es que aparece Luis Hierro López diciendo: «Yo desacredité eso, pero hoy lo repienso».
Más adelante –esto es parte de lo que está en el libro– al doctor Mario Burgos Pintos le preguntan: «Y en ese contexto, ¿el Herrerismo significaba uno de los mayores adversarios para el malogrado intendente?». Responde: «Ah, no tengo ninguna duda…si hoy sale una grabación que involucra al ex ministro Ángel Gianola, hablando con generales del Ejército, que es grabada aparentemente por uno de estos se difunde que se analizaba la posibilidad de un golpe de Estado para el caso de que el Frente Amplio ganara las elecciones siguientes y aparece Villanueva Saravia diciéndole al diario “La República” que había que pensar en un golpe de Estado si Lacalle (Luis Alberto) ganaba las elecciones, porque iba a ser un gobierno bajo sospecha de corrupción …».
Esto está escrito en un libro. Creo que el señor senador Heber era legislador en ese momento pero no escuché que haya pedido investigación para ver si realmente la muerte de Villa estaba bajo sospecha: si fue un suicidio o lo mandaron matar. ¡Y eso sería para dar respuesta a su partido y no a nuestro Frente Amplio! ¡Eso le daría respuesta a la ciudadanía de Cerro Largo, que también quería saber la verdad! No tengo antecedentes de que aquí se haya planteado investigar eso. No conozco; como no estaba, de repente se me pasó y no lo pude encontrar en los anales del Senado o de la Cámara de Representantes pero, ¿se pidió investigación para aclarar esto, que fue muy doloroso para un pueblo como el nuestro, el de Cerro Largo? Creo que se mantuvieron en silencio.
Otra de las crónicas de prensa sobre este episodio trágico que enlutó al país y a nuestro departamento, aparecida en el año 2011, decía: «Su abuelo, Luis César Pinto» –ya fallecido– «sigue afirmando…que fue un brutal asesinato…el capitán ® profesor Hugo Saravia, primo de Villanueva Saravia, recordó que el extinto jefe comunal «estaba enfrentado al propio Lacalle, a quien había acusado duramente»». ¡En el 2011! Tampoco escuché a nadie decir: Vamos a hacer una investigadora; queremos que se aclare esto porque la transparencia tiene que estar en el conocimiento de la gente. ¡Nunca escuché esto!
Señor presidente: por todos estos argumentos reafirmo que aquí lo que se quiere armar es una campaña de enchastre; contra ellas nuestro Frente Amplio no se posiciona y por eso decimos «No» a la investigadora.
Muchas gracias.
Montevideo, 21 de junio 2017