La inclusión financiera tiene dos rasgos esenciales. Primero, es inevitable. Así lo determina una sociedad cada vez más y más asociada a las nuevas tecnologías. Resulta tedioso luchar contra quienes niegan esta realidad, que parecen reproducir el discurso medieval por el cual veían al sol girar alrededor de la tierra pero no veían ni podían ver a la tierra girar alrededor del sol. Esa clase de anticopérnicos que niegan la realidad y se resisten al progreso son los mismos retardatarios que tampoco votaron varias de las leyes de inclusión social -. Segundo, la inclusión financiera genera beneficios irrefutables.
Veamos cuáles son los principales beneficios del sistema de inclusión financiera:
- Contribuir a la formalización laboral – terminar con la evasión de aportes – y, a través de ella, hacer efectivos derechos como salud y seguridad social.
- Afirmar el derecho del trabajador a elegir dónde y cómo cobrar.
- Bajar la carga impositiva: generar acceso real a los medios electrónicos de cobro permite rebajar cuatro puntos de IVA al momento de pagar electrónicamente.
- Propiciar la equidad: ya son más de 600mil uruguayos los que lograron acceder en forma gratuita y en condiciones de igualdad al sistema financiero por esta ley.
- Mejorar la seguridad de ciudadanos y comerciantes. La seguridad es un problema de todos y este sistema es una herramienta clave para contribuir a su mejora, al quitar los billetes de circulación.
- Propiciar la transparencia: el sistema de inclusión financiera coadyuva a la prevención, detección y sanción de delitos, como el lavado de activos y de delitos precedentes graves como narcotráfico, financiamiento de terrorismo, trata de personas, corrupción.
Ahora veamos cuáles son algunas de las falsedades que se han dicho sobre el sistema de inclusión financiera:
- Es falso que este sistema le genera costos de mantenimiento de cuenta al trabajador. Lo cierto es que los trabajadores, pasivos y beneficiarios tienen derecho a elegir un instrumento de dinero electrónico o una cuenta gratuita (con una tarjeta de débito asociada) para cobrar su sueldo, pasividad o prestación social.
- Es falso que quien no disponga de un cajero próximo está obligado a adherirse al sistema – algún connotado líder opositor ha hablado de gente sometida a recorrer más de 50 km obligada por esta ley, lo cual además de falso es disparatado -. Lo cierto es que la distancia máxima admitida es de 3km y que se promueve la instalación de puntos de extracción de efectivo y de puntos de pago de servicios en 84 localidades de más de 500 habitantes que actualmente no disponen de tales servicios.
- Es falso que no haya accesibilidad. Lo cierto es que en apenas tres años la cantidad de dispositivos para pago electrónico se multiplicó por cinco, aumentó de 10mil a más de 50mil. Adicionalmente, en las localidades de menos de 2.000 habitantes, el sistema recién entrará en vigencia cuando existan puntos de extracción de efectivo disponibles, como ser cajeros automáticos, corresponsales financieros u otros análogos.
- Es falso que este sistema genera sobrecostos que hacen insustentables a los pequeños emprendimientos. Lo cierto es que para un pequeño comerciante un POS tiene un costo aproximado a los noventa pesos mensuales.
- Es falso que haya obligatoriedad de pagarlo todo electrónicamente. Lo cierto es que las compras habituales en almacenes, súper, panaderías, ferias, rotiserías, zapaterías, ferreterías podrán seguirse pagando como cada uno quiera (débito – crédito – efectivo). Lo cierto es que el pago del precio en dinero de todo arrendamiento, subarrendamiento o crédito de uso sobre inmuebles, cuyo importe supere las 40 BPC (cuarenta Bases de Prestaciones y Contribuciones) en el año civil o su equivalente mensual, deberá cumplirse mediante acreditación en cuenta en una institución de intermediación financiera o en instrumento de dinero electrónico. Esos pagos podrán computarse a los créditos y deducciones admitidos para la liquidación del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas y el Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas.
- Es falso que el propósito de esta ley sea beneficiar a los bancos. Lo cierto es que más de la mitad de esas cuentas fueron creadas por instituciones financieras no bancarias.
Sin dudas se continuará el camino de la evaluación permanente como mecanismo ineludible de mejora. De hecho ya se han instrumentado una serie de ajustes al proyecto original. A nadie debe escapar la trascendencia de una política que incide de manera tan importante en la cotidianeidad social: promueve la transparencia y combate la evasión, a la misma vez que garantiza el uso de los servicios financieros a toda la población al incluir a los hogares de menores ingresos, micro y pequeñas empresas.
Antes que cualquier disputa sectorial debemos priorizar avanzar, este sistema pone el desarrollo de las tecnologías financieras al servicio de toda la sociedad cuando antes solo era accesible para beneficio de unos pocos. Más inclusión es más democracia.