Escribe José Nunes, Secretario de Relaciones Políticas
Partido Socialista de Uruguay
En la madrugada del día de hoy falleció Tabaré Vázquez, “Tabaré” para la gran mayoría de los uruguayos y uruguayas, “el flaco” para muchos de sus amigos de La Teja, su barrio natal.
Tabaré fue un hombre de destacada trayectoria en todos los ámbitos donde actuó, como profesional médico, como docente universitario, como dirigente político y gobernante.
Su trayectoria pública es conocida y seguramente será descrita con detalle en estos días. Fue un referente inexcusable de la izquierda nacional desde 1989 a la fecha. Sin perjuicio de aciertos y errores, acuerdos y discrepancias, encarnó con lealtad, compromiso, dedicación, inteligencia y autoridad, el programa de cambios del Frente Amplio, primero como Intendente de Montevideo, después como Presidente del Frente Amplio y luego como Presidente de la República.
Como presidente del Frente Amplio condujo con claridad a nuestra fuerza política en una firme oposición al proyecto neoliberal, siendo actor destacado en todos los proceso que marcaron la confrontación política tras la salida de la dictadura y durante los gobiernos de los partidos de derecha: la lucha contra la ley de impunidad, la defensa de las empresas públicas, la oposición a la reforma constitucional del año 1996, la defensa de Antel y de Ancap.
A su gestión de gobierno están asociadas reformas sustanciales y de claro contenido democrático y popular, como la Descentralización; la Reforma del marco jurídico de las relaciones laborales para defender los derechos de los trabajadores; la Reforma Tributaria para comenzar a sustituir impuestos indirectos por impuestos directos que graven más al que tiene más, la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud y su sistema de financiación (el FONASA), concebido bajo la vieja máxima “de cada quien según sus posibilidades a cada cual según sus necesidades”; el incremento sustancial de los recursos para la educación y la implementación del Plan Ceibal; una nueva interpretación de la ley de caducidad que permitió que comenzaran los procesos contra los crímenes cometidos durante la dictadura; la expansión de la matriz de protección social con la creación del MIDES y el impulso al Sistema Nacional de Cuidados entre otros; y muchas acciones más que sería largo describir ahora.
Fue un “socialista sin carné”, como el mismo se definió hace unos años, durante toda su vida. Lo aprendió en su hogar y en su barrio, de fuerte presencia obrera y larga tradición solidaria y combativa, marcado por la impresionante presencia de la refinería de petroleo de Ancap, donde trabajó y militó sindicalmente su padre.
En 1983 tomó contacto orgánico con el Partido Socialista, al que se afilió en 1984 y en el que permaneció como miembro activo hasta su elección en 2004 como Presidente de la República, habiendo presentado renuncia como afiliado en diciembre de 2008. En noviembre de 1987, el 39 Congreso lo eligió como uno de los 51 integrantes del Comité Central del Partido y para las elecciones de 1989 integró la lista al Senado de la 90.
Su muerte en el día de hoy nos llena de dolor, nos queda el consuelo de lo que su acción ha significado para el país y para nuestro proyecto y nos reconforta el masivo, sincero, afectuoso y agradecido saludo de miles de mujeres y hombres de este país a su obra y su memoria.
Nuestras banderas se inclinan en su homenaje, pero nuestro mejor homenaje, el único realmente importante, será ser más fieles que nunca a nuestro proyecto de transformación radical de la sociedad, tomar su ejemplo de dedicación y compromiso y estar más cerca de los que menos tienen para, a partir de los avances alcanzados con su protagonismo, hacer un Uruguay con más justicia social y libertad.
Salud Tabaré, estarás con nosotros en nuestros corazones, en nuestras luchas, y en el país más justo y mejor que vamos a hacer realidad.