Todo partido político se compone de grandes líderes, pero por sobre todo, de un sinfín de militantes anónimos que anhelan una sociedad más justa, más solidaria y dedican horas de su vida a hacer posibles los cambios. Es por eso que la palabra compañero tiene para nosotros un significado especial, en el que se condensan los sueños y utopías con las vivencias pasadas, -a veces dolorosas, a veces cargadas de alegría-, y las vivencias por venir. Como en todo colectivo humano, suelen destacar algunos compañeros excepcionales por compromiso y por su calidad y calidez humana; Daniel Borca fue uno de ellos.
Pero por sobre todo, “el Borca” fue un ser humano hermoso, puro corazón y afecto, capaz de una ternura infinita, generoso, sencillamente bueno. Las varias generaciones de socialistas que tuvimos el privilegio de conocerlo lo vamos a extrañar de veras. Gracias Daniel por todo lo que nos diste. Los socialistas no mueren, se siembran.