Quizá desde el interior se perciban y se vivan de manera más cercana y más cruel las prácticas relativas a la politiquería (que la diferencio de política, porque guardo este vocablo para una acción positiva y relevante a la comunidad toda). Politiquería que determinados lideres llevan adelante con la complicidad de la cultura que ha marcado estos procederes como dentro de la normalidad, y quien se atreva a cuestionar esa “normalidad”, y muchas otras, corre el riesgo del “exilio” a la posibilidad de la gobernanza del territorio, al menos por ahora…
Esta constante tradicional de practicar esa politiquería lleva a personas al gobierno de intendencias o municipios, después de haber sido inoculadas con dichas prácticas (advierto que no queda afuera ningún partido de estas posibles prácticas, pero sin duda los más evidentes, constantes y sistemáticos han sido los partidos tradicionales de nuestro país).
¿A qué me refiero con prácticas de politiquería?
Quizá el concepto más gráfico que he encontrado ya desde hace algunos años es “el gobernar lo público, como patrón de estancia”… Quizá esto se pueda remontar en la historia de nuestro país a las autonomías departamentales como feudos de caudillos o de partidos, pero también debe tener que ver con que generalmente las mismas familias emparentadas, adineradas, y relacionadas con la burguesía rural han gobernado o influenciado los gobiernos de los territorios.
¿Qué es gobernar como patrón de estancia?
Es hacer del gobierno de un departamento lo que haría un patrón de estancia. Los ejemplos son de todo tipo, a saber:
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Ingresa fulano a la intendencia, se le renueva contrato a fulana, o asciendo de grado si el patrón-intendente lo ve oportuno o intercambia algún favor especial por alguna pasantía…
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Se aplica una ley nacional, como la del uso del casco, si el intendente-patrón lo considera apropiado para su feudo-departamento y si no … no.
Podría seguir citando ejemplos, pero en definitiva el concepto es que el gobernante puede hacer lo que quiera, porque es su “feudo” y puede beneficiar o perjudicar a los que quiera porque él es el “Patrón”.
Esto explica porque un intendente pueda comprar en su estación de servicio combustible para la intendencia. Beneficiarse con los fondos públicos. La Constitución (art. 291 y292) establece que los intendentes no podrán intervenir como directores en empresas que contraten con la intendencia; agrega la carta magna que la inobservancia de este artículo impondrá la pérdida inmediata del cargo. Ahora ¿cómo se explica que el intendente se compre combustible en la empresa en que él es el director, y que esto se haga por años…y siga ocupando el cargo? Solamente en la lógica en que el intendente es el patrón que gobierna su estancia.
Explica también por qué, ese intendente, puede ser formalizado por la justicia, por un delito de venta de ganado prendado en calidad de autor, reconocerlo y seguir al frente de la Intendencia cuando el art. 80 de la constitución lo impediría.
La pregunta que alguna vez me hice fue: ¿lo hacen por ser “mala gente”…?
Mi respuesta meditada es, en principio, que no. No son mala gente dentro de los parámetros y paradigmas de gobernanza que consideran como válidos. Lo hacen porque creen que ser gobernante, o ser intendente en este caso, los habilita a practicar una política de patrón de estancia… Es más, generalmente en su vida privada son hacendados.
Esto se remonta a los orígenes de nuestro país cuando Rivera habría dicho “no tener mayores problemas en quemar ese librito”, refiriéndose a la Constitución.1
También pudo haber sido germen de esta forma de gobernanza la rivalidad entre los “doctores” de Montevideo y los “caudillos” de la campaña que muy bien se describen con la imagen de “los ponchos y las galeras”2… que marcó una época de consolidación de lo que hoy es la república y la democracia en este país, pero que dejó una impronta, aún visible en “la pradera levemente ondulada” de nuestro territorio oriental.
Otro elemento para considerar es el cultural. ¿Por qué la gente termina votando al patrón de estancia? Sabiendo que su proceder es así, discriminar a unos para favorecer a otros… No voy a profundizar en esta temática por no ser especialista en la mente humana pero sí creo que es necesario y ahí está el desafío de nuestro tiempo y de nuestro partido: la pedagogía política cultural.
En estos tiempos de oposición el camino nos debe llevar al diálogo, desde la humildad, para construir lo nuevo. Y en ese construir, también deconstruir los paradigmas afincados en muchos que ven al caudillo-patrón como “el mesías”, porque en tiempo de campaña carnea una vaquillona y convoca a un asado campestre…
Hay compañeros que desanimados frente a la magnitud de la tarea dicen que para ser alternativa debemos ser como ellos (los caudillos)… y asumir sus prácticas (las politiquerías antes mencionadas). Ahora si hacemos eso, somos como ellos, no somos la alternativa, en definitiva, terminamos siendo continuidad, con otro color.
Nadie dijo que la tarea es fácil… pero sí es desafiante porque nos convoca a sentirnos pueblo, sentir y vivir lo que el pueblo trabajador de hoy siente. No es que nosotros como partido tengamos la verdad y la ética sobre determinado tema, se trata de que la verdad sea verdad desde ese compartir con la gente, la ética será valorada si es asumida como válida con referentes claros.
Creo que el Partido Socialista hoy está llamado (a gritos) a colaborar en construir pedagógicamente, en principio, frágiles conciencias de clase para que poco a poco puedan consolidarse y desde ese lugar aspirar a ser la alternativa en los municipios, en los departamentos y en el país.
En definitiva, la tarea es la siempre: evolucionar desde una politiquería de parón de estancia y de sumisión ante el líder… a una alternativa que visualice una política de conciencia de sí y de clase, capaz de emancipar al ser humano. Es decir, un ser humano dueño del sentido de su vida.
Maestro Enzo Malán Castro
Representante Nacional
1 Historia mínima del Uruguay Gerardo Caetano Cap. 6 El surgimiento del Estado Oriental
2 Torres Wilson, J. (1973). Diez ensayos sobre historia uruguaya. Banda Oriental. Montevideo