Hace poco más de una década, la posibilidad de que el Frente Amplio ganara el gobierno nacional agitaba todos los fantasmas. El establishment hacía correr el rumor que si triunfábamos los inversores desecharían a Uruguay y el país colapsaría. La historia es conocida por todos: ganamos pero el fantasma de la debacle nunca se hizo realidad. Cada uno de los pesimistas augurios opositores fue desmentido por la realidad: nuestro país logró la década más dinámica de su historia.
Ahora es tiempo de consolidar lo avanzado como base para seguir mejorando en distribución, expansión comercial, generación de trabajo de calidad, salud, educación, cuidados, vivienda. En columnas anteriores escribí sobre la importancia que para ello tiene el cumplimiento de las metas de control inflacionario y el crecimiento económico – contra todo pronóstico –. En materia de Salud, hoy, a 10 años de la Reforma, es necesario contribuir al conocimiento público sobre sus dimensiones contextuales, logros y desafíos por delante. A grandes trazos, hemos logrado: mejorar la accesibilidad a los servicios de salud públicos y privados, con cobertura universal y solidaridad en el financiamiento a través del Seguro Nacional de Salud; mejorar sustancialmente todos los indicadores de salud de la población: reducir la tasa de mortalidad infantil y aumentar la expectativa de vida; mejorar las instalaciones sanitarias, con nuevas estructuras edilicias, mejores condiciones de trabajo y salarios del personal de salud, y la incorporación planificada de nuevas tecnologías sanitarias.
Las pocas experiencias exitosas que existen en el mundo —de reformas sanitarias— requieren una clara voluntad política e institucional y una acumulación desde lo gremial y lo social para identificar los puntos críticos sobre los cuales generar los mayores consensos posibles y así mejorar la salud de la población a través de recursos económicos que los ciudadanos pagan al Fondo Nacional de Salud.
Todas estas propuestas dan cuenta de gobiernos que están cambiando injustas realidades que el país arrastró por décadas. Y eso genera apoyos así como fuertes resistencias. También en estos días el ministro de Economía hizo una serie de consideraciones públicas sobre el desempeño de las empresas públicas que no pasaron inadvertidas para nadie. Inmediatamente comenzaron las reacciones tanto a través de la prensa como de las redes sociales. Yo no soy partidaria del debate público entre compañeros. Esto no contradice la necesidad que el debate por las posibilidades actuales y futuras contenga la mayor cantidad de información.
El mejor antídoto contra las especulaciones es seguir generando mecanismos que transparenten al máximo la gestión de gobierno. Coherente a ello en OPP se está diseñando un portal que va a hacer públicos los datos sobre el tan debatido desempeño de las empresas públicas – al que antes hice referencia -. En ese nuevo portal la ciudadanía verá el resultado de sus indicadores en los más diversos planos: operativo, social, ambiental y financiero, entre otros. Porque más información es más democracia. También es el arma más poderosa para dejar en evidencia a una oposición experta en negar avances.
- Médica cardióloga, Senadora de la República, Secretaria General del Partido Socialista