¡Gargano fue consecuente hasta para nacer, y para morirse!…
Nació un 26 de julio, 19 años después un grupo de jóvenes con sueños muy parecidos a los suyos, pero en tierra cubana, emprendían una acción rebelde sobre el Cuartel Moncada y se enfrentaban a un régimen terrible que lograron derrotar. Murió un 5 de febrero, 42 años antes había acompañado la fundación –también rebelde- del Frente Amplio que, a partir de una larga y sostenida acumulación histórica, viene transformando la vida de las mayorías populares en Uruguay. Alguien podría decir: ¡Gargano fue consecuente hasta para nacer, y para morirse!
Polo, como lo llamábamos, acertó y erró, con él estuve de acuerdo y alguna vez discrepé, pero de él aprendí que no hay política de izquierda ni socialismo sin ética inquebrantable, austeridad para vivir, libertad para pensar y firmeza para actuar. A Polo no lo recuerdo con nostalgia sino con cariño y sentido de actualidad, tampoco lo idealizo ni lo neutralizo vaciándolo de contenido. Militante estudiantil, sindical, luchador social y político, me tocó conocerlo veterano e íntegro, ya referente del movimiento popular, tan duro y polémico como sensible ante los más débiles e irreverente frente al poder. Del poco tiempo que pude compartir con él puedo decir que me llevo unas cuantas reflexiones y varios compromisos que pienso honrar.
Hoy, en un momento tan crucial como difícil, nombrar a Gargano es rememorar las referencias que le dan sentido a nuestra lucha: solidaridad, libertad, justicia. Hoy nombrar a Gargano es crear y crear para abrir cauces que nos permitan que esa lucha siga abriéndose paso, entre la avaricia, el egoísmo y por qué no el burocratismo, la mediocridad y el miedo que también pueden acecharnos a nosotros, que somos humanos. Hoy nombrar a Gargano es no sacrificar el futuro por el presente, ni tampoco el presente en aras de un futuro imaginado. Hoy nombrar a Gargano es tener bien presente donde están los compañeros y donde los que caminan del otro lado de la historia. Hoy nombrar a Gargano es preservar las conquistas profundizando y construyendo unidad, pero no unidad torpe, de suma cero o “calma chicha”, sino unidad con ideas, iniciativa y capacidad de cambio.
La firmeza de Gargano para pelear por las causas que consideraba justas, su palabra filosa y a veces ácida y lapidaria, su capacidad de trabajo y entrega inclaudicable, eran equivalentes a su lucidez para mirar el árbol sin perder de vista el bosque, en clave de proyecto y de futuro. Polo no era perfecto pero cobardía, oportunismo o cortoplacismo son tres conceptos que jamás estarán asociados a su nombre, y eso tiene un valor enorme.
Hoy a 82 años de su nacimiento, puedo decir, como muchas veces, que nunca me consideré garganista porque no me gusta definir mis ideas en función de un hombre o una mujer, ni hacer de la política culto a la personalidad. Tan cierto como eso es que hoy para mí Polo es proyecto, no una foto, ni un nombre, ni una palabra, sino proyecto vivo que sigue demandando de nosotros tanta convicción, tanta firmeza y tanta lucidez como la que supo dar él en el tiempo que le tocó transitar y hacer historia. Este 26 de julio me nace decir “¡Polo: te honraremos!”
Por: Gonzalo Civila López
Fuente: PortalU