No nos resignamos a seguir contando muertos. Tampoco aceptamos el razonamiento del Presidente que lamenta las vidas perdidas pero dice que todo depende de “conductas particulares”.
No nos conformamos con un concepto de libertad falso y para pocos: la libertad de quienes no saben lo que es la tiranía del hambre y la necesidad. Tampoco creemos en aquella máxima del “sálvese quien pueda” o del “no hay sociedad, sólo individuos”.
Estamos ocupados en el cuidado y la solidaridad. También en realizar propuestas, conscientes de que el único problema que atravesamos no es el COVID y que los componentes sanitarios, económicos y sociales de la emergencia se retroalimentan y potencian, sobre todo cuando desde el Estado – por acción y omisión – se lleva adelante una política para privilegiados.
Asumimos que nadie quiere muertes y contagios, pero parece que algunos miran esta situación con cierta resignación, como si se tratara de efectos colaterales en la búsqueda de otros “equilibrios”, o como si hubiera un proyecto más importante que no puede detenerse. Y para nosotros ningún equilibrio ni ningún proyecto que impliquen mutilar la vida son éticamente admisibles.
Cada semana tomamos contacto con situaciones más dramáticas y no debemos permanecer indiferentes. Tampoco podemos mantenernos impasibles cuando un día sí y otro también se culpabiliza a la sociedad, y se reafirma que se seguirá por el mismo camino que ha convertido nuestras fortalezas y ventajas en un verdadero desastre.
Las y los socialistas, que defendemos desde siempre los intereses de la clase trabajadora y los sectores populares, estamos del lado de las grandes mayorías sociales, hoy fuertemente afectadas por la crisis. Tenemos claro que con un gobierno que expresa intereses minoritarios y antipopulares no hay ni habrá unidad de concepción, de ideología, de proyecto. Sostenemos también que el capitalismo global, que tantos reivindican, no pone en el centro la vida, y que su lógica que mata y excluye, trasciende a un gobierno. Pero no nos vamos a quedar esperando de brazos cruzados la sociedad soñada y estamos decididos a afrontar estas cosas con más democracia. Sabemos de construir espacios plurales para definir un mínimo común que cuide la vida de todas y de todos, y garantice los derechos que nos permitan decidir cómo queremos convivir.
En este marco, saludamos la iniciativa denominada “Diálogo por la vida” de la que participaron referentes de distintos ámbitos sociales, académicos, científicos, religiosos, culturales. Es una muestra de que entre miradas diversas puede generarse un ámbito de diálogo y construcción, poniendo el foco en lo esencial. Porque sin vida no hay economía, ni ideología, ni política.
Esa iniciativa, junto a las innumerables expresiones de solidaridad, son luces de esperanza en medio de un panorama desolador. Pero el gobierno ya dijo que no entiende para qué el diálogo, y ha decidido no transitar ese camino. Nosotros no cerramos las puertas pero no vamos a continuar reclamando lo que no va a suceder. Y tenemos claro que la política no se agota en la relación con un gobierno que se niega a dialogar. El diálogo lo impulsaremos las y los uruguayos, con nuestras organizaciones e iniciativas comunitarias, en las entrañas del pueblo mismo.
Hoy la sociedad uruguaya necesita dejar de discurrir sobre la muerte y pasar a construir alternativas por la vida. Ahí está el verdadero “hacerse cargo”. Desde nuestro punto de vista el eje de la acción de nuestro Frente Amplio en esta coyuntura debe ser este y no otro. Construir, con diversos actores sociales, una agenda por la vida, la libertad real y la profundización de la democracia, denunciando a su vez con claridad y sin complejos todo lo que conspire contra estos grandes objetivos.
Esto incluye un posicionamiento claro sobre las políticas de protección social y reducción de la movilidad, pero también sobre un plan de recuperación pospandemia, una distribución justa de los costos, una estrategia para que la salida no sea con más desigualdad y pobreza, y una movilización que le permita a nuestro pueblo decidir en un referéndum si queremos o no 135 artículos de una ley que barre con conquistas y garantías ciudadanas. Es la única forma de impugnar la soberbia de los poderosos.
Nosotros/as no nos vamos a quedar callados ni paralizados y tampoco aceptamos que se pretenda disciplinar a todos/as los que pensamos distinto, corrigiendo palabras y asumiendo poses de ofensa e indignación desde el poder. Ningún gobernante puede vestirse de víctima porque eso corre el foco de las verdaderas víctimas de todo esto.
Presentamos una plataforma básica, que combina movilización y acción desde la sociedad con propuestas sobre políticas públicas. La misma retoma iniciativas que ya ha planteado el Frente Amplio en su conjunto e ideas presentadas por diversas organizaciones sociales:
1. Medidas relevantes de protección social a escala nacional, como el ingreso mínimo de emergencia y suspensión de desalojos y cortes de servicios, en simultáneo con medidas contundentes de reducción de la movilidad, como ha sugerido el GACH y la comunidad científica. A su vez implementación de planes de Apoyo Básico a la Ciudadanía (del tipo del que desarrolla la Intendencia de Montevideo), en todas las Intendencias del país, atendiendo a las características particulares de cada territorio.
2. Cuidado, autocuidado y avance de la vacunación.
3. Promoción de la solidaridad organizada, y empoderamiento de los colectivos populares, estimulando – en torno a las ollas y otras iniciativas- el desarrollo de huertas comunitarias, experiencias de economía social, producción y consumo solidario, educación popular.
4. Campaña para la discusión democrática y derogación de los 135 artículos de la LUC más retrógrados y antipopulares, cuya orientación expresa las mismas características desestatizadoras, represivas y concentradoras de la actual gestión de la crisis.
5. Corrección inmediata de la política salarial impulsada por el gobierno que deteriora el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones.
6. Medidas inmediatas para: – afrontar la emergencia en materia de violencia intrafamiliar y de género así como las brechas entre mujeres y varones que la crisis agudiza; – mitigar las consecuencias de la desigualdad educativa que se acrecienta; – cuidar de las y los trabajadores de la salud así como asegurar la calidad de la asistencia sobre otras patologías; – garantizar el abordaje integral de la emergencia en materia de salud mental; – relanzar la política de cuidados; – retomar el cumplimiento integral de los programas de vivienda contra la emergencia habitacional; – detener los abusos policiales y toda forma de violencia institucional, de las que siempre son víctimas las y los más pobres.
7. Impuestos a las grandes fortunas y contribución especial sobre el impuesto al patrimonio de empresas con resultados positivos, para evitar una mayor concentración de la riqueza y financiar políticas de reactivación con inversión pública, subsidios a la demanda y gasto público social imprescindible para llevar adelante las medidas antes mencionadas.
Convocamos a todas y todos quienes quieran impulsar una agenda por la vida y la libertad real a discutir sobre estas y otras plataformas, para generar un gran movimiento político y social capaz de transformar la impotencia en rebeldía y participación.
Comite Ejecutivo Nacional
26 de abril 2021