El jefe comunal capitalino analizó el primer año de su gestión al frente del gobierno departamental.

“Objetivos políticos sin gestión, es ser marcianos y terminás fracasando”

En 2014, asomó como candidato a la Intendencia de Montevideo. Ganó las elecciones y desde el 9 de julio de 2015 asumió el mando de la Intendencia. Es el quinto intendente en la sucesión, ininterrumpida desde 1990 a la fecha, de gobiernos departamentales del Frente Amplio.

En entrevista con LA REPÚBLICA, Daniel Martínez analizó el primer año de gestión, los principales logros y desafíos, Uber, el relacionamiento con Adeom y los partidos políticos. Hay una frase “maldita” en la Intendencia de Montevideo. Dice Martínez que “no hay nada” que lo indigne más. La frase es: “esto siempre se hizo igual y no lo va a cambiar nadie”. Al cabo de un año, apoyado en su equipo cree que comenzó a “romperla” aunque reconoce que tiene “muchísima fuerza”.

Se cumple el primer año de gestión. ¿Qué pasa en estas horas por su fuero íntimo?

Ante todo pertenezco al Frente Amplio. Y ante todo siento mucha responsabilidad. No juzgo para atrás pero hay una parte de Montevideo que tiene una demanda insatisfecha y que obviamente ha venido generando una visión crítica dentro de Montevideo y que bueno, uno como frenteamplista y como ciudadano y como persona al que la ciudadanía le depositó la responsabilidad de gobernar, tiene que solucionarla. Eso ante todo.

Luego mi proceso de vida me ha hecho darme cuenta que uno no tiene que angustiarse, que sí tiene que ser muy crítico a la hora de analizar los errores para no cometerlos de vuelta. Lo que uno nunca puede hacer es entrar en la desesperación, hay que tratar de mantener la tranquilidad de espíritu para poder avanzar en el sentido estratégico.

El Frente Amplio tiene un proyecto, para la ciudad, para los ciudadanos, y uno no tiene que estar simplemente para solucionar, gestionar los problemas, tiene que buscar – como yo digo, aunque sea a tranco de pollo ir avanzando en algún proyecto político. Debemos generar una ciudad que contribuya a la igualdad de oportunidades de quienes habitan en ella.

¿Los montevideanos se han vuelto más exigentes?

Hay diferentes cosas. El ir solucionando un montón de demandas producto de la bonanza económica hace que la gente demande más. Después creo que ha habido problemas estructurales. Me parece que estamos en un punto donde el tema del tránsito y el transporte público requieren cambios estructurales.

Me da la impresión también de que en el tema limpieza hay que dar saltos cualitativos, no solamente levantar bien la basura sino empezar a hacer cosas con la basura. Avanzar en un sentido de calidad, de impacto ambiental, de reutilización, de controlar el tema de la basura en su globalidad. No solamente los contenedores, los basurales, los cursos de agua. Es el medio ambiente en general.

Pero la ciudad cambió

También es cierto que la ciudad del 2016 no es la misma que la ciudad de los 90. Hoy se requiere, de la misma forma que en los primeros treinta años del siglo 20 hubo un esfuerzo de la nación de aumentar la infraestructura nacional y departamental que configuró el Uruguay del futuro, hoy para lograr contribuir al proyecto nacional de desarrollo con justicia social y calidad de vida en igualdad, hay que hacer inversiones en la ciudad. Es notorio.

Hay que hacer un shock de inversiones. Esos son los desafíos que yo veo. No podemos simplemente gestionar lo que hay, tenemos que dar saltos cualitativos y encaminarnos en un proyecto estratégico. Para eso necesitamos primero una Intendencia que gestione mejor sus recursos, que tenga más visión estratégica global, que no navegue sobre los problemas sino que conduzca un barco hacia un puerto, que tenga gente que entienda el compromiso con este proyecto, con la mejora que esté en función de los ciudadanos y esto implica transformaciones internas muy fuertes.

En el correr del año hubo por lo menos dos momentos clave: la noticia de la reducción del déficit y el tema de la basura que pasó a ser un asunto controlable a manejable.

Diría que “controlable” en el plazo inmediato. Le aseguro que mantener la ciudad más o menos limpia con falta de camiones es una obra de trabajo y de coordinación de esfuerzo diario. Y también con el trabajo y compromiso de trabajo de la gente que hay que reconocer. Gracias a la colaboración de los trabajadores municipales en buena medida, pese a la falta de camiones, venimos sosteniendo la cosa.

¿Pero cómo lo hizo? ¿O hay una explicación mágica?

No. Hubo que poner cabeza, buscar comprometer a la gente, elegir a las mejores personas, la presencia del equipo empezando por el intendente en las plantas para solucionar los problemas, colaborar, contribuir, remangarse la camisa, es parte del tema, después buscar la mejor respuesta.

El famoso Comité de seguimiento, por ejemplo, que decidí instalar cuando la cosa ya estaba muy grave, fue un esfuerzo de transversalización, lo que en la Intendencia no existía. Hasta el momento la Intendencia era una suma de compartimentos estancos.

Eso fue lo que encontró

Eso fue lo que encontramos. Pero aparte es tradición. Los que estuvieron hace cinco, diez, y más años, todos dicen lo mismo. Qué hicimos con el comité. Reconocer que un problema que era gravísimo, que nos podía llevar a algo muy delicado como es una emergencia sanitaria y que la ciudad era objetivo que estaba muy sucia, que de los 32 camiones había días que solo podíamos sacar 6, que había problemas reales de mantenimiento, y que entonces había que meterle cabeza, y buscar que todas las áreas estuvieran coordinadas para resolver el problema.

Entonces hubo que hacer cambios, aumentar el nivel de operaciones, y logramos más disponibilidad de camiones y mejor planificación del trabajo, sabiendo que partíamos de un punto negativo, que teníamos menos camiones de los que necesitábamos.

¿El cambio generó resistencias?.

Yo soy de los que cree que el cambio de cultura empieza por la cabeza, siempre. Está en los libros de gestión moderna, no lo digo yo. Cuando hay una cabeza que tiene voluntad, derrama y compromete a las partes, genera que todo el mundo trabaje más cómodo y se empiecen a dar resultados.

De repente al principio no es entendido, hubo cosas que conmovieron, sin embargo la propia práctica hizo que los problemas se resolvieran. Empezó por ejemplo a haber planificación del mantenimiento, empezó un encare diferente y no había que esperar tres semanas que compras respondiera y que a los dos días tenía la respuesta, etc.

Hay una frase maldita en la intendencia que dice “esto siempre se hizo igual y esto no lo va a cambiar nadie”, no hay nada que me indigne más que esa frase. Bueno, empezamos a romperla. Pero es una frase que tiene muchísima fuerza.

¿Cómo lo tomó el sindicato?

Bueno, en realidad hubo otro debate en la Intendencia y en este equipo: la opción de continuar con la situación de enfrentamiento en los hechos con el sindicato o ir generando condiciones para ganar la confianza de los sindicatos. En la segunda reunión con ellos les dije muchachos ustedes desconfían visceralmente de todo lo que hace la Intendencia.

En broma les dije “vamos a hacer una terapia de grupo”. Alguno se calentó pero no lo hice para herir a nadie. Sino porque era objetivo. Existió una cultura de no entendimiento y de ninguneos mutuos. No estoy diciendo que Adeom no haya sido responsable en buena parte del aislamiento que hoy tiene en la sociedad, pero en otras épocas Adeom hizo mucho para no hacerse querer; es objetivo.

También es cierto encontramos una mayoría de la dirección del gremio que quiere terminar con ese aislamiento. Cuando empezó a reventar el tema de la limpieza yo salí a decir que lo que decían los trabajadores era cierto. Había problemas estructurales en mantenimiento y además hay menos camiones de los necesarios para levantar la basura. Es cierto también que los paros agravan la situación pero no es el tema de fondo.

Dirigí una política de no culpabilizar al sindicato. Que es lo primero. Creo que son cosas que ayudan en ese proceso. Surgió la iniciativa de convocar al Ejército a fin de año porque la ciudad explotaba de basura, el sindicato nos dijo nos hubieran convocado a nosotros que hubiéramos hecho lo mismo. Ah, qué interesante!. Entonces, armamos una jornada especial de limpieza. Yo recorrí la ciudad.

Lo que laburó la gente de la Intendencia fue brutal, ahora, laburaron desde los cargos medios, superiores, hasta el último trabajador. Se laburó, se metió pata que fue un infierno. Igual con los residuos luminosos. Eso templa, une a la gente. Te da la sensación de la meta cumplida. Y falta pila.

Además se firmó el convenio salarial.

Claro, después de todo eso, terminamos firmando un convenio. Los trabajadores es lógico peleaban por aumentos salariales y partidas fijas que no podíamos dar, pero hicimos una batería de medidas que todos apoyan que es a mejorar el servicio a la ciudadanía. Y poner el norte de lo que hagamos en función de solucionar las demandas de los ciudadanos.

Pero pasó un año, ¿está conforme?

A ver. Yo lo que digo es que demasiados incendios apagamos; y si bien hicimos cuestiones que avanzamos en lo estructural, siento que en algunos temas no pudimos avanzar en lo estratégico.

¿Por ejemplo?

El tema limpieza, es objetivo. Logramos pelearla, pero hasta que no tengamos los camiones que necesitamos que aparte ahora se atrasó un mes la venida de nuevos camiones. Con los cinco camiones, empatamos. Con los camiones que tenemos, tenemos un desgaste superior al esperado, porque los tenemos al mango. Estos cinco que venían a mediados de junio, recién vienen a mediados de agosto.

El otro tema que nos interesaba repasar era el del cambio de la estructura de costos y la baja del déficit.

Teníamos una Intendencia donde los egresos eran superiores a los ingresos. Donde hicimos un esfuerzo descomunal el año pasado para achicar el déficit, nos ayudó una mayor recaudación de la prevista pero también hicimos contracción de gastos descomunal, desde 15% de horas extras y postergar un montón de cosas y hacer un “comité antigordura” que yo así había bautizado, que hay que seguir haciéndolo que es meterse en la estructura para ver qué cosas estamos haciendo que no son necesarias.

Mire que siempre se encuentra algo. Y volvés a pasar por un área y encontrás, y que se hacen históricamente así ¿por qué? Porque siempre se hicieron así y esto no lo cambia nadie. La frase maldita. Eso hay que eliminarlo.

¿Está conforme con el equipo?

No es parejo pero estoy conforme. El cambio del director de Limpieza fue más producto de su decisión personal. En cambios inmediatos no estamos pensando. Sí en fortalecer el equipo y en la transversalidad, es decir, trabajar en base a proyectos. Eso implica aprovechar metodologías, herramientas.

¿Sigue recorriendo los barrios?

Lo sigo haciendo, sin agenda, recorro los barrios, veo con mis propios ojos que es lo que más me gusta. Hablo con los vecinos. Después de los líos en el Marconi fui al lugar. Recorrí la zona, y además estuve de noche. No pasó nada. Todo bien. Ya encaramos la construcción de dos puentes que permitan la transitabilidad. Y en el territorio trato de estar en contacto con los alcaldes respectivos.

¿Cómo ha sido el funcionamiento entre la Intendencia y los alcaldes?

Muy bueno. Creo que hay todo un proceso de afiatamiento pero por ejemplo nosotros ahora estamos trabajando con todo el tema veredas y allí vamos a elaborar un plan donde involucramos directamente a los alcaldes.

¿Con los alcaldes de la oposición?

Ningún problema. A los ciudadanos no se les pregunta a quien votaste cuando vienen con un problema. Me parecería una falta de respeto y una irregularidad desde el punto de vista democrático. Lo mismo los alcaldes. Vamos arriba. En los operativos de limpieza participaron los ocho alcaldes a la par, dispusieron su gente. Logramos la transversalidad en toda la Intendencia, creo que ahí está gran parte del éxito.

En la sala de acuerdos hay un cartel que colgué que dice: ojos y oídos para las demandas de los ciudadanos, transversalidad, procedimientos (estandarización no la inspiración divida del jefe de turno, soy un obsesivo, hay que meterlo en la cabeza) y tomar decisiones en base a información medida. Cuatro cosas que faltan en la Intendencia y que buscamos que estén en la Intendencia. Eso es lo que hay que hacer.

¿Esos son para usted los postulados del éxito?

En la interna sí creo que es la clave del éxito. He insistido mucho en esto en la campaña, como un diferencial. Los objetivos políticos, son lo más importante, pero objetivos políticos sin gestión es ser marcianos, no lográs los objetivos y terminás fracasando y haciendo que la gente cuestione tu objetivo político, porque la gente no va a diferenciar. El tema de gestión es parte fundamental, es usar bien los recursos, con excelencia, optimizando los recursos y de lograr las metas.

¿Qué Intendencia le gustaría ir moldeando?

Una Intendencia que ante todo tenga ojos y oídos para los ciudadanos. Que trabaje en equipo y trabajando en base a proyectos y cumplimiento de metas, que tenga procedimientos que anulen la posibilidad de tener que improvisar, que haya información medida para la toma de decisiones, pero sobre todo con mucho compromiso con el ciudadano. Quiero una Intendencia comprometida, tanto en desarrollo como en igualdad y que dé calidad de servicios.

“Con Novick tengo un correcto relacionamiento y me alegro que así sea”
“Lo de Salgado me sorprendió”

Se dice que usted mantiene una muy buena relación con los líderes políticos de la oposición ¿es así?

Sí, por suerte sí. Siempre creí –primero porque en política nadie es dueño de la verdad absoluta –que construir un modelo de nación implica también involucrar al mayor número de actores posible y convencer sobre los temas básicos de ese proyecto.

Y por lo tanto que hay que tener buena relación; aparte, lo humano está por encima de lo político y por eso yo, de verdad, he mantenido una excelente relación con todo el espectro político, en lo personal, tal vez más con unos que con otros.

Por ejemplo, con el doctor Pedro Bordaberry compartí la Comisión de Industria y si bien pocas veces votamos las mismas cosas, hemos debatido con mucho respeto que creo que ha enriquecido a ambas partes; lo mismo con Luis Alberto Heber, tenemos una muy buena relación; también con el doctor Jorge Larrañaga, con el doctor Tabaré Viera y el doctor Pablo Mieres a quien conozco desde hace muchísimos años.

Creo que eso hay que mantenerlo, es parte de las cosas buenas de la realidad uruguaya; diría que con todos he estado incluso más de una vez tratando temas concretos relacionados a la Intendencia en este año de gestión.

Recuerdo cuando fui presidente de Ancap, nosotros mismos decidimos salir a explicar a todo el sistema político un tema importantísimo que involucraba una perspectiva de cambio futuro tan importante como era la búsqueda de petróleo que se había iniciado. Creo que eso debe ser una pauta, uno puede tener diferentes ideas, siempre debatir con profundidad los temas centrales de la nación y aparte buscar tender los puentes que nos permitan sumar.

A Novick no lo nombró ¿por alguna razón?…

Es que tuve el relacionamieno que se dio cuando él se acercó por el Fondo Capital. Después, hemos estado en alguna ocasión por otros temas específicos pero digo que también en este caso se ha dado un correcto relacionamiento y me alegro que así sea.

¿Le sorprendieron los comentarios de Juan Salgado?

Lo de Salgado me sorprendió. Me alegró cuando las aguas volvieron a su normalidad; como siempre digo no me pidan que entienda pero bueno, ta; de la misma forma que no pienso ni siquiera a la gente como adversario cuando está enfrentada conmigo, mucho menos en este caso voy a guardar boletas de factura.

Así que respeto mucho a Juan Salgado, respecto mucho y destaco el papel de su empresa Cutcsa, que cuando COME se baja y esto nos motiva a rebarajar las cartas y hacer una nueva propuesta que evite recargar a las cooperativas y poner en riesgo la vida de esas cooperativas, lo que hubiera sido un disparate absoluto, y bien que lo han agradecido las cooperativas, Cutcsa nos dio una respuesta positiva en seis horas que yo destaco y valoro mucho.

Uber: nuestra apuesta es a regularlo por ley

¿En qué está lo de Uber? A esta altura, parece más que un dolor de cabeza. Se han aumentado las multas. Da la sensación de que se corre de atrás para atajar a este fenómeno…

Pero yo pregunto ¿cómo atajarlo? Ese es el debate. Se han largado pelotazos, diez mil, pero formas concretas no ha habido ninguna que sea realista. Nosotros aplicamos las multas que pudimos; el tema famoso del bloqueo de la aplicación; tanto el Ejecutivo como la Intendencia me dicen que no se puede hacer y además vuelven a hacer el mismo sistema. O sea, no ganamos nada.

Por eso nuestra apuesta es a la ley. Además tenemos que esperar a la decisión de la Junta Departamental por el aumento de las multas. La ley sí es un elemento concreto, que da pautas, elementos para forzar a negociar porque da instrumentos concretos para actuar. Y eso lo puede corroborar el presidente de la Comisión de Transporte diputado Rodriguo Goñi, a quien he llamado seguido por este tema y a quien he ofrecido mi colaboración para avanzar en este asunto.

Estoy convencido que lo de Uber es un exabrupto, está violando y burlándose de las reglas de juego del sistema democrático uruguayo y por lo tanto hay que forzarlos a tener una instancia de negociación. Hace unos días estuve con la gente de la alcaldía de San Pablo: ellos lograron recién después de un año, UN AÑO, sentar a Uber a negociar.

Lo mismo ocurrió en la ciudad de México. Tengo en ambos casos los antecedentes. Ellos han dicho que su estrategia es meterse de pesado en los países, generar un lío bárbaro y por supuesto, mucha prensa, así se hacen publicidad gratis y después terminan negociando. Esa es la realidad. Creo que todo esto no habla muy bien de esta empresa.

Fuente:La República

11 de julio 2016