Escribe: Mauricio Zunino
En este año ANCAP ha vuelto a ocupar un lugar destacado en la opinión pública. Hace unos años la derecha hablaba de los resultados financieros de la empresa y sus pérdidas, pero ante los resultados de los últimos años el eje del discurso cambió hacia la carestía de algunos combustibles. Hoy el relato que intenta el presidente de la Empresa y el Ministro de Industria implica responsabilizar a los gobiernos del FA implicando elementos disociados temporalmente pero traídos como justificación para no responder a los desastrosos resultados que se avecinan en la Empresa.
Este año el nuevo gobierno ha intentado generar modificaciones instrumentales que van hacia el desmantelamiento de ANCAP. Esto no es nuevo proviniendo del Herrerismo, alcanza con mirar un poco la historia y ver que desde el inicio este sector se opuso a la existencia del Ente Petrolero incluso colaborando con un golpe de Estado en la década del 30 para impedir su creación. Luego podemos ver desde intentos explícitos buscando privatizarla o desintegrarla o desde acciones más solapadas desinvirtiendo y rezagando a la empresa a la obsolescencia productiva.
Este desmantelamiento se justifica bajo la excusa de la eficiencia. Deberíamos ver como efectivamente se pueden alcanzar mayores niveles de eficiencia. Uno de los motivos son las necesidades de inversión, a nivel de combustibles se generaron inversiones importantes durante los gobiernos del FA que por el esquema de contabilización en la administración pública aparecen como pérdidas en algunos años; sin embargo en materia de portland tanto los hornos, como las moliendas son extremadamente atrasadas. La excusa de la eficiencia implica desde el Directorio de ANCAP no hacer esfuerzos en la transformación productiva, sino quitar las áreas que tienen problemas; esa aversión al esfuerzo que tienen tanto el Presidente de ANCAP como el Ministro de Industria plantea un riesgo importante para la continuidad de la empresa ya que se opta por las soluciones simplistas aunque las mismas tengan consecuencias negativas sobre la globalidad (ya no solo el árbol les impide ver el bosque, sino que la rama les impide ahora ver el árbol).
El debate sobre el relato de lo ocurrido en ANCAP en los últimos años es un esquema en disputa, los resultados contables y financieros, el rol de las inversiones y sobre todo el objetivo de ANCAP como empresa pública son parte de un concepto en debate y la resolución de este tema explícita o implícitamente genera las acciones sobre la imagen objetivo. En este caso el gobierno actual pretende generar un relato que justifique sus acciones de desmantelamiento, aunque encubriendo este término para no generar resistencias públicas. Para esto el discurso sobre la eficiencia es la estrategia, uno podría pensar como un mismo proceso productivo podría ser un 10% menos productivo en algunos combustibles líquidos y ser un 25% más en combustibles gaseosos, si uno mira solo los precios esto sería el resultado del proceso de refinación; sin embargo, esto es completamente absurdo. Esto es parte del relato incompleto que se da con relación al grado de eficiencia, donde no ocurre ni una cosa ni la otra, los precios esconden subsidios cruzados, por lo que buena parte de las comparaciones no son correctas.
La visión parcial del relato que se intenta dar tiene como objetivo la generación de una subjetividad negativa, para poder llevar adelante los procesos de transformaciones que encubren el achique de la empresa desprendiéndose de áreas o reduciendo las mismas. Las transformaciones generadas en la Ley de Urgente Consideración, sumado a los artículos propuestos en la Ley de Presupuesto, varios decretos y la cada vez más explícita intención de cerrar la planta de Portland de Paysandú, son todos indicios del proceso liquidacionista que lleva adelante este gobierno.
Después de varios años con resultados económico financieros positivos, este año ANCAP tendrá una pérdida del entorno de USD 90 millones, si bien este es un año particular donde los factores que llevan a este resultado son varios, algunos exógenos y otros errores en la conducción de la empresa. Entre los exógenos podemos citar la caída de demanda producto de la crisis sanitaria, económica y social que tuvo su pico más bajo en el segundo trimestre del año; el crecimiento del tipo de cambio también incidió en el incremento del costo de producción y profundizó el descalce de moneda de la empresa; otros sin embargo, son decisiones que afectaron negativamente los resultados, como por ejemplo la sobre compra de crudo generada a inicios de este gobierno, donde se generó un sobre stock que ante la caída de la demanda no permitió aprovechar la caída de precios internacionales del petróleo; otro aspecto fue el incremento del IMESI que decretó el gobierno nacional, que llevó a la curiosidad de que durante el mes de abril se llegó perder $1,5 por litro de nafta vendido.
Los resultados del año que viene dependen mucho de la regulación que se logre en materia de la venta de combustibles. Las modificaciones en el criterio de fijación de los precios que establece un informe preceptivo de la URSEA en función de los precios de paridad de importación pasan a jugar un rol clave. Hay que considerar que hoy ANCAP presenta precios internos superiores a los PPI en nafta y gasoil, oscila en el fueloil y por debajo en supergas y propano industrial. Según los datos de la Gerencia General de ANCAP la metodología propuesta para la elaboración de PPI genera sesgos que afectan negativamente los resultados de ANCAP, estimando que las mismas podrían llevar a perder en el entorno de USD 60 a 70 millones en relación a la situación actual. Por lo que es esperable que también en 2021 la empresa vuelva a perder.
La normativa para la definición de la nueva metodología de la fijación del precio de los combustibles, establecía la conformación de un grupo de expertos para discutir y definir este tema. Lo cierto es que el grupo conformado es más una coordinación institucional del gobierno y no una referencia a la expertiz en el tema. Por lo que los resultados de este grupo no responderán a un análisis del sector y la búsqueda de un resultado regulatorio óptimo, sino un esquema para operativizar los preconceptos que desde el gobierno ya se tienen. Es nuevamente un esquema marketinero de pseudo justificación técnica de una decisión política ya adoptada.
Finalmente quiero hacer referencia a otro de los sectores de ANCAP que ha estado presente en el reciente debate: la industria cementera. Los resultados de este sector han acumulado pérdidas sistemáticas en los últimos años, este es un sector que presenta un atraso tecnológico importante que hace que no sean competitivo. Aquí se inició un proceso de modernización en algunas áreas pero la mayoría sigue siendo maquinaria de los años 60 y 70. Es también en este sector donde como FA debemos tener autocrítica por el proceso errático e incoherente en la planificación de inversiones, donde por ejemplo se compró un horno para la planta de Paysandú que nunca fue instalado. Este comportamiento que tuvimos ha contribuido negativamente a la situación actual.
Para que el portland deje de tener resultados negativos es necesario desarrollar inversiones, de lo contrario la actividad está condenada a su cierre. Vemos una falta de voluntad importante de parte del gobierno y del Directorio de ANCAP de desarrollar las inversiones necesarias para que el sector sea viable y por lo tanto ya anuncian solapadamente su desintegración.
¿Como deberíamos llamar a un proceso que intenta achicar el sector de Portland cerrando la planta de Paysandú? ¿Y que además pretende desregular el sistema de combustibles? El desmantelamiento de ANCAP está en proceso por más que utilicen el eufemismo de la eficiencia.