Llegó al Parlamento la rendición de cuentas. En el próximo número la analizaremos en profundidad. Quiero referirme en esta nota al dato de pobreza.
Los medios han dicho lo que dice la rendición de que la pobreza medida por ingresos para personas aumentó de 8,1 a 8,8%.
Es verdad, pero ese dato no se puede mirar en la perspectiva de un año. Porque ello esconde la tendencia de la pobreza en estos 15 años y lo que significa como problema para las autoridades actuales y lo que significó para el frente Amplio al asumir.
Por ello preferimos mirar esta gráfica con los valores de pobreza por ingresos de personas desde 2004 a 2019.
Y ella nos dice que la pobreza representaba en 2004 casi 40% de la población y representa en 2019 8,8%.
Si miramos una serie de datos larga del propio INE y las comparativas para América Latina que ha elaborado la CEPAL, estamos antes las cifras más bajas de los últimos 50 años y en el selecto grupo de los países con menor nivel de pobreza de América latina.
A esto hay que sumarle que la indigencia bajo de 4,5% en 2004 a 0,1% en 2019 y el índice de Gini bajo de 0,453 a 0,383.
Recordemos que el índice de Gini es 0 cuando hay máxima igualdad y es 1 cuando hay máxima desigualdad. Por ende, tanto más se acerque este índice al 0, habrá mayor igualdad de ingresos en la sociedad.
Baja de la pobreza y desigualdad juntas ¿fenómeno común?
Que la desigualdad y la pobreza bajen juntas no es común en el mundo, porque bajar la pobreza es una política de ingresos, uno puede subir los ingresos, hay menos pobres, pero la diferencia entre los ricos y los pobres se mantiene o incluso se puede acrecentar. Eso pasó en Chile, por ejemplo.
La reducción de la pobreza, indigencia y desigualdad tienen como condición necesaria el crecimiento económico, pero ello no es condición suficiente, porque ha habido períodos de fuerte crecimiento económico sin redistribución del ingreso. Recordemos el período de la dictadura y los años 90 donde hubo crecimiento, pero no redistribución. Y también es un ejemplo igual que Chile el Uruguay de los 90 en que a pesar del crecimiento económico y de la reducción de la pobreza, la desigualdad se mantuvo estancada.
¿Por qué bajaron juntas en Uruguay la pobreza y la desigualdad?
Son las políticas sociales y las políticas de ingresos –salarios, empleos e impuestos- las que conjuntamente con el crecimiento económico, explican la mejora en las cifras.
¿Cuáles son los aspectos más importantes que explican la favorable evolución de los indicadores más sensibles en el diseño y desarrollo de las políticas sociales y laborales?
Dentro de las políticas sociales, se destaca la de la Reforma de la Salud, que al ser de carácter universal y estar basada en la capacidad contributiva de las personas, es decir se basa en el principio “de cada quien según sus ingresos a cada quien según sus necesidades” permite mayores ingresos y mejor acceso a servicios de salud.
La política salarial, y en particular la mejora de los salarios mínimos tanto en lo nacional como por rama de actividad, (comercio, construcción, servicio doméstico, etc.) generan ingresos en la familia que permite superar la línea de la pobreza.
En cuanto a las políticas de empleo, las mejoras del mercado de trabajo generaron nuevos empleos, y el aumento en la formalización del trabajo incide en la reducción de la pobreza. Esto ocurre porque los empleos formales tienen mejores salarios que los informales, a la vez que acceden a distintos beneficios (aguinaldo, salario vacacional, subsidios por maternidad, enfermedad, desempleo, etc.).
Finalmente, respecto a las políticas tributarias, la exoneración del pago del IRPF en la franja de hasta 30 mil pesos de ingreso líquido, mejora el ingreso real de las familias. Si se hubiera mantenido el viejo IRP dicha exoneración a pesos de 2019 seria del orden de los 14 mil pesos, es decir la mitad.
En el caso de la indigencia, que ha llegado a un límite muy cercano a su erradicación, la clave ha sido la política de transferencias, tanto a través de la Tarjeta Uruguay Social (TUS) como de las Asignaciones Familiares (AFAM). Es claro que ha habido una mejora en particular desde 2011de la focalización de la población más vulnerable.
Existe evidencia que respalda que la política salarial en particular la de salario mínimo, la Reforma Impositiva, la Reforma de la Salud y la expansión del sistema no contributivo de las transferencias (AFAM-PE, Tarjetas Uruguay Social), tuvieron un papel clave para explicar la mejora en el ingreso de los hogares más desfavorecidos y por ende pudieron al mismo tiempo que reducir la pobreza reducir la desigualdad-
Un ejemplo concreto
Podemos poner varios ejemplos, pero pongamos uno solo. Un docente de la ANEP con una carga horaria de 20 horas semanales y grado 1 de ingreso junto a una cajera de supermercado con un hijo. Entre los dos en 2005 ganaban 9 mil pesos líquidos. Tenían además que pagar IRP y no tenían cubierta la cuota mutual en el caso del docente ni de su hijo. Ese era un hogar pobre, que tenía una brecha de pobreza del 30%, es decir sus salarios líquidos sumados eran 30% menor que la línea de pobreza para un hogar de 3 personas en Montevideo. Un hogar con iguales características en el 2019, estuvo 20% por encima de la línea de pobreza, es decir, salió de la pobreza, con dos diferencias más, porque no paga IRPF y tiene cobertura de salud por FONASA para todos.
En síntesis: “La economía crece y la política distribuye”, ¿Y cómo distribuye la política? A través de la combinación de las políticas sociales y las políticas laborales, responsables de la reducción simultánea de pobreza, indigencia, desigualdad.
Y ¿el futuro?
Y por lo tanto nos preocupa mas que esta suba de 8,1 a 8,9 que va a pasar con las políticas que hicieron posible que alrededor de un millón trescientos mil personas hayan salido de la situación de pobreza.
¿Qué pasaran con el salario mínimo nacional?
¿Qué pasara con el acceso universal a la salud?
¿Qué pasara con los tributos?
¿Qué pasara con el acceso a la vivienda?
¿Qué pasara con las políticas de MIDES de transferencias y apoyo al empleo?
¿Qué pasara con el sistema de cuidados?
Todos los indicios de lo que esta pasando en los ministerios, de los anuncios presupuestales y de la visión global inserta en la LUC nos hacen ser pesimistas.
Será nuestra tarea defender esta caída abrumadora y simultáneas de la pobreza y la desigualdad.
Daniel Olesker, Senador, Partido Socialista de Uruguay.