Escribe Maxi Santos
El 23 de febrero, el Centro de Estudiantes del Instituto de Profesores “Artigas”, organizó un “encuentro de docentes y estudiantes para pensar la educación en tiempos de pandemia” por la plataforma Zoom. Allí se abordaron tres ejes que se interconectaban: 1) Vínculo docente – estudiantes; 2) Preparación de programas, clases y tecnología; 3) ¿Qué fue lo que faltó?. Estos tres ejes fueron abiertos por docentes y estudiantes, planteando disparadores a partir de experiencias y algunas reflexiones teóricas que a lo largo del 2020 se fueron planteando ya sea en webinar, paper u otras modalidades.
Como centro de estudiantes, entendimos este encuentro como una necesidad ya que no se había dado el espacio para estos intercambios, más allá de las propias clases virtuales que durante el año, sirvieron para preguntar y preguntarse sobre nuestras prácticas como docentes y estudiantes. Además, viendo como se viene el 2021, sabemos que algunas cosas serán similares al 2020 y, aunque volveremos más temprano que tarde a la presencialidad, es real que se está construyendo otra institucionalidad hace algunos años y que la pandemia aceleró.
Lo que plantearé a continuación es un salpicón de varias de las preguntas, reflexiones y experiencias que pudimos compartir en algo urgente que es la posibilidad de que el orden docente y estudiantil generen un mayor trabajo en conjunto para pensarse en la institución, más cuando pedimos cogobierno – el gran ausente en el CFE que podría haber dinamizado un tránsito más eficiente por la pandemia – y buscamos una mayor profesionalización de la formación en educación.
Quisiera empezar por una cita que saqué del encuentro en donde una de las participantes decía: “la mediación se transformó en el aula”. Eso que siempre fue una herramienta más que muchos docentes eran reticentes, pasó a ser el encuentro por excelencia en donde se esperaba que se construyera el vínculo pedagógico. Es así que se planteó el aula virtual como un nuevo contexto – más allá de que podamos afinar en la separación entre un aula virtual o una videoconferencia, etc. Pero allí surgieron las interrogantes, por ejemplo, planteando si las clases virtuales sirven para todas las materias o si podíamos lograr en un zoom, construir un adentro pedagógico como lo hacemos en las instituciones – instituciones que en pandemia muchas se volvieron instituciones virtuales. Además poner sobre la mesa la suspensión del espacio de lo público ya que hay casas y pantallas. Hay padres, madres, hermanos, el gato que está allí o la mancha de humedad en la pared y que eso no se traduce en tener a tu compañero al lado o poder salir al recreo.
Claramente todos estos cambios se dieron de un día para el otro sobre un manto de incertidumbre pero con el objetivo de que la escuela tenía que seguir abierta y hubo “respuestas rápidas de los primeros momentos”, pero eso llevó a que en muchos casos pudiéramos construir “una cajita de herramientas”. Un participante contaba como en las suplencias que hizo, los docentes escribían en las libretas esas nuevas formas que iban encontrando para sostener el vínculo. Otra señalaba que el 2020 fue “más positivo de lo que yo hubiera esperado”.
En este año tan particular es claro que se acentuaron las desigualdades de acceso a la educación, ya sea por falta de equipos, por falta de internet o porque las prioridades cambiaron, por ejemplo en educación terciaria. Pero podemos hacernos una pregunta franca acerca de cuántos dejan bachillerato – tomando uno de los ciclos – en un año común y cuántos los hicieron con pandemia de por medio, ¿Será tanta la diferencia?
Claramente, siempre cuando hablamos de educación, quedan cosas por decir. Más aún cuando estudiantes y docentes se juntan a pensar sus prácticas ya sean de Idioma Español, Matemática o Filosofía. Pero lo que me interesa dejar como aporte, es la necesidad de seguir reflexionando colectivamente o individualmente sobre lo que fue la educación en tiempos de pandemia para poder alimentar un debate educativo más profundo que llegue a toda la sociedad y, además, nos sirva para formar y formarnos.