Izquierda Y Libertad

Izquierda y libertad

Documento Fundacional

I.  RAÍCES Y REFERENCIAS

Al presentar esta corriente de ideas y acción, en medio de múltiples tensiones sociales y políticas, intentamos contribuir a colocar enel centro de la discusión de la izquierda y de la sociedad el debate sobre la libertad y la vida digna, y también a recoger yapuntalar las praxis transformadoras que se proponen construir una sociedad de personas libres, iguales y solidarias. Lo hacemos porque apostamos a cambios profundos y porque confiamos en la pluralidad de ideas. Lo hacemos porque creemosque la discusión sobre los proyectos de sociedad debe ocupar un lugar mucho más relevante en la agenda pública. Lo hace- mos porque las miradas y las prácticas que nos inspiran y constituyen, emergen de la memoria, el sufrimiento, la organización y las esperan- zas de nuestro pueblo.

Poner en el centro la cuestión de la libertad, desde una perspectiva emancipatoria, es confrontar de forma abierta con el liberalismo eco- nómico, el libertarianismo de derecha, el conservadurismo, y cualquier concepción que reduzca la libertad alibertad de empresa o al “sálvese quien pueda” individualista, como hemos visto postular en nuestro país de forma reiterada enlos últimos años, mientras se deteriora la vida en común y se empobrece a la mayoría de la población.

Nuestra perspectiva sobre la libertad dialoga con el concepto de “vida digna”, que ha sido levantado recientemente por las ollas populares, donde cientos de vecinas y vecinos practican y organizan la solidaridad frente a la emergencia y el dolor en susbarrios y comunidades. Esta idea-fuerza, que es antes que nada un principio y una reivindicación, no surge de un debate teóricosino de la experiencia, de un discernimiento vivo de la realidad. Este concepto expresa la lucha cotidiana por la dig- nidad humana de la que somos parte y se convierte en una referencia llena de posibilidades que puede sintetizar el corazón de unapropues- ta transformadora surgida de las entrañas mismas de la sociedad.

La libertad, entendida como libertad social, implica el reconocimiento pleno de la dignidad de cada persona, “echando portierra –como dijera

lúcidamente Karl Marx- todas las relaciones en que el ser humano sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado ydespreciable”. La lucha por una sociedad emancipada supone por tanto enfrentar, con rebeldía y consecuencia, toda forma de opresión, afirmando el sentido de lo co- lectivo, la construcción comunitaria que permita prefigurar la realidad que queremos construir. Esa construcción sólo es posible cuando las y los oprimidos, la clase trabajadora, las mujeres y todos los colectivos que son víctimas directas de la explotación y la dominación, se organi- zan y se transforman en sujeto político de su propia liberación.

Para quienes suscribimos este documento se trata de construir las con- diciones materiales y culturales que hagan posible la libertad y la vida digna de todas y todos. Afirmamos que esa búsqueda es incompati- ble con cualquier forma de autoritarismo, y con la dictadura del poder económico. En nuestras raíces está la igualdad como objetivo y como compromiso con las causas sociales y nacionales, también la crítica al sistema de dominación y explotación capitalista y patriarcal, así como al despojo de los bienes comunes. En ese marco, nuestro compromiso internacionalista y por la paz, un anti-imperialismo consecuente y por tanto la solidaridad con las luchas de otros pueblos, adquieren nueva significación ante los rasgos actuales de losprocesos de globalización y el predominio de grandes corporaciones transnacionales. Este enfoque nos compromete con la integración latinoamericana y con la descolo- nización de la vida.

Creemos en una democracia radical que se sintetiza en la expresión la- tinoamericana de “mandar obedeciendo”. En esta línea se inscribe la necesidad de luchar por la participación protagónica y autogestionaria de la gente, por el espacio público,ensayando nuevas formas de demo- cratización de las decisiones y de los modos de habitar el mundo. A su vez reivindicamos el horizonte de una sociedad sin clases ni discrimi- nación de ningún tipo, y la solidaridad como valor irrenunciable en las relaciones sociales. En síntesis, somos parte de las corrientes anticapi- talistas que sostienen que lasustentabilidad y autonomía de las per- sonas y comunidades son las plataformas centrales donde resolver los recursosmateriales, sociales y culturales para una vida plena y que todo proceso social o de construcción institucional y de definicionespolíticas podrá ser justo si el mismo está asentado en la participación convocan- te y vinculante con la realidad, abriendo pasoa que la vida sea cada vez más digna.

Esta visión conecta con el alma socialista, anarquista y autonomista de la izquierda revolucionaria, renueva viejas tradiciones humanistas y libertarias que hablan mucho más a los problemas y conflictos exis- tenciales, sociales y políticos de hoy que las miradas estadocéntricas, centralizadoras o verticalistas.

La desigualdad entre mujeres y varones es la más ancestral de todas las desigualdades, y la causa feminista, con sus múltiplesy diversas expre- siones, resulta ser una vertiente fundamental de las luchas emancipato- rias, tanto por su dinamismo y por lastransformaciones que está gene- rando en la sociedad como por sus implicancias ético-políticas. Por su parte, la militanciaantipatriarcal en general, encabezada por mujeres y disidencias, reivindica valores y demandas que coinciden con nuestrasseñas de identidad y las enriquecen, cuestionando a la vez el orden social y la vida cotidiana, desde los modos hegemónicosde la afectividad y la sexualidad, a la concepción de la familia y las esferas de la organización económica y política. Lo mismo sucede con el compromiso antirracista, tantas veces soslayado, que reafirmamos con énfasis y que nos urge a repensar estructuras y actitudes, en sociedades donde la opresión y la discriminación por razones étnico-raciales está lejos de serdesterrada.

La perspectiva de una ecología social integral y el compromiso con la justicia ambiental, que valora la comunidad de vida a la cual pertene- cemos, resultan también irrenunciables a la hora de pensar el presente y el futuro, asumiendo que el planeta, y también nuestro país, nuestro suelo, no soportan más las actuales formas de producir, distribuir, con- sumir y organizar lasrelaciones entre los seres vivos.

Nuestros fundamentos incluyen como un componente central, y nun- ca instrumental o secundario, la ética de los DerechosHumanos. No es posible sostener una mirada revolucionaria de la realidad aplicando un doble rasero sobre su vigencia eintegralidad en los procesos socia- les y políticos, tampoco renunciando a aquel principio que nos legara con tanta claridad“Perico” Pérez Aguirre: “asegurar los derechos de los pobres implica afectar el poder de los ricos y privilegiados que han pro- vocado esta situación”, conscientes de que mientras este orden no sea transformado los Derechos Humanos seguirán siendo un atributo de unos pocos. Si bien la causa no se agota en ellas, las luchas por memo- ria, verdad y justicia, y por reparación y no repetición, son parte crucial de nuestra identidad. Para sociedades y organizaciones duramente golpeadas por el terrorismo deEstado y por la impunidad que aún per-

siste, constituyen un campo central de movilización y también un moti- vo de solidaridad con otros pueblos que en distintas circunstancias han visto o ven cercenados sus derechos y libertades.

La violencia de la impunidad, la violencia estructural de unas clases so- bre otras, la violencia institucional del Estado, la del pensamiento úni- co, la del punitivismo y el militarismo, la violencia patriarcal, la de géne- ro y de generaciones, la violencia de la discriminación, la del racismo, la violencia contra la naturaleza, la política del odio y el aniquilamiento del otro, sonincompatibles con la ética de los Derechos Humanos que reivindicamos y que nos reclama un urgente cambio social,económico y cultural, apuntando a alumbrar “el día donde el amor domine sobre la violencia” como sostenía la feminista Flora Tristán.

Venimos de lejos, de viejos sueños y luchas. Nuestras raíces se nutren de diversas experiencias de vida y rebeldía de pueblos y comunidades con aspiraciones de libertad y justicia, en nuestro continente y en el mundo. Esas experiencias enriquecen e interpelana la vez al ancho cauce de las ideas socialistas, con sus denuncias a las formas de explo- tación a que el sistema capitalista nos somete, destruyendo al ser hu- mano y al planeta, y con sus propuestas de construcción de una nueva sociedad. En el marxismo crítico de Rosa Luxemburgo y en su radica- lidad democrática, feminista y libertaria encontramos una inspiración y un símbolo que nos convoca, por encarnar aquella idea “quien no se mueve no siente las cadenas”.

Nuestro camino latinoamericano y nacional entronca con el proyecto anticolonial, integracionista y popular del artiguismo, así como con las luchas por la libertad y por la tierra de negros, indios y criollos en todo el continente. Esas semillasvolvieron a prender en el sindicalismo de fi- nes del siglo XIX y principios del siguiente, en la resistencia antifascista, en la lucha de las mujeres de nuestra América, y en las gestas antiim- perialistas y revolucionarias del Sur durante el siglo XX. También en la movilización de obreros y estudiantes, en el cooperativismo, la ayuda mutua y las experiencias de autogestión, en la construcción de la uni- dad de la clase trabajadora y de las fuerzas de izquierda y progresistas (como enlos casos emblemáticos y tan queridos por nosotros de la CNT y el Frente Amplio uruguayo), y en la lucha clandestinacontra todas las dictaduras. Seguimos encontrando aquella siembra en la movilización contra las políticas neoliberales, en la fuerza de los comités y el movi- miento frenteamplista, en la organización de barrios, comunidades de

base y colectivos emergentes, en la gestación de espacios regionales y continentales de diálogo entre los pueblos y susorganizaciones y tam- bién en la construcción de alternativas de gobierno a nivel local, depar- tamental y nacional. Finalmente, reivindicamos, como parte esencial de nuestras raíces y huella presente en ese recorrido histórico, la con- cepción de la educación popular, tan propiamente latinoamericana y de larga presencia en Uruguay, viva en muchas experiencias liberado- ras que se construyen desde abajo.

Nuestras búsquedas -con sus aciertos y errores- están marcadas por conquistas y derrotas, por gestos heroicos de libertad, por cárcel y exi- lio, por vidas entregadas, realizadas y compartidas, también por vidas segadas desde la cruel violencia del poder. Fraguadas en esas luchas, las referencias éticas y políticas de nuestro país, que nos acompañan y que sustentan nuestra corriente, son muchas y muy vigentes. Para concluir este capítulo elegimos mencionar, entre las más recientes, a Guillermo Chifflet y Hugo Cores, con su pensamiento y su accionar ra- dical, crítico y consecuente, y a Elena Quinteros y WalterMedina, jó- venes mártires de la lucha por una sociedad nueva. En Walter y Elena homenajeamos a todas y todos aquellos que fueron perseguidos, se- cuestrados, torturados, asesinados, desaparecidos, y que hacen parte de nuestra memoria militante.

II.  CONTEXTO Y DESAFÍOS

El mundo atraviesa un momento de incertidumbre y violencia crecien- te en múltiples planos. Se agudiza y queda en evidencia una profunda y preexistente crisis civilizatoria. El régimen social capitalista y patriarcal

-tan injusto como irracional- y un orden internacional salvaje, no logran abordar con sensatez la grave situación actual. Las desigualdades no dejan de agravarse.

El contexto en el que esto sucede tiene muchas aristas. No podemos dejar de mencionar la de la emergencia climática y ambiental, y tam- poco los escenarios de creciente violencia al interior de nuestras so- ciedades y entre Estados, que junto a la brutal desigualdad y a la mi- seria han dado lugar a una profunda crisis humanitaria y migratoria. En las raíces estructuralestanto de la depredación ambiental como del desplazamiento de comunidades enteras, del crimen organizado,

del narcotráfico, del tráfico de armas y de la trata de personas, se en- cuentra la voracidad capitalista, la primacía de la lógica del lucro y la acumulación por sobre la dignidad humana. Por si fuera poco asisti- mos a guerras comerciales, a un extractivismo sin límites ni fronteras, y a conflictos bélicos de carácter interimperialista cuya única víctima son los pueblos.

Ante esta barbarie, en medio de la crisis de sentido y de la debacle so- cial, el humanismo radical (asociado a una enorme diversidad de cau- sas y actores vinculados con la lucha por la dignidad humana) vuelve a aparecer hoy en el debate público global como una perspectiva capaz de aportar esperanza. A su vez, la demanda de participación por par- te de ampliossectores sociales es creciente, aunque hemos observado como en varios países del mundo, y también de nuestra América Lati- na, se restringen libertades y derechos democráticos.

Desde hace algunos años asistimos a manifestaciones masivas en tor- no a distintas causas de gran alcance: feminismo, antirracismo, diver- sidades, derechos humanos, protección del ambiente, antirrepresión y otras luchas contra la desigualdad, como las que se libran ahora en países europeos para frenar reformas jubilatorias y laborales regresi- vas. También hemos visto masivas movilizaciones estudiantiles, y de juventudes que exigen dignidad, derechos y libertades. Alcontrario de lo que pronosticaban algunos analistas, muchos colectivos y comuni- dades tienen mayor interés en involucrarse en temas que los afectan. Sin embargo, los partidos políticos y otras organizaciones altamente institucionalizadas no parecen ser los canales más convocantes para la participación de quienes salen a las calles a luchar por un mundo más justo. Así se configura un escenario de altos niveles de participación política fragmentada que las organizacionespopulares tradicionales -a veces desprestigiadas- no logran asimilar.

Mientras tanto, en estos años vimos a líderes de ultraderecha alentar la discriminación y el odio, jactándose de su oposición frontal a las de- mandas de diversos colectivos emergentes y movilizados. Apoyándose en la crisis de legitimidad de lasorganizaciones políticas, han sido efec- tivos en canalizar ciertos descontentos y temores de gran parte de la so- ciedad, bajo unfalaz discurso “anti consensos” que refuerza el statu quo.

La indiferenciación política y la estrechez del espacio de debate demo- crático, así como la dificultad para dar respuesta a lasurgencias de las

mayorías populares, han sido funcionales a la aparición de derechas que se autopostulan como “rebeldes”. La desesperación por el“centro” y las lecturas que reducen lo político a disputas o acuerdos entre diri- gentes no contribuyen a evitarlo, sino que profundizan la desconexión con el mundo social, la concentración del poder y la mercantilización e individualización de lapolítica.

En este contexto es imprescindible defender la circulación de las ideas y el debate sobre proyectos históricos de transformaciónsocial, des- estigmatizar el conflicto democrático y traducir la incertidumbre en nuevas preguntas, asumiendo que no tenemos unmapa trazado. Para eso es crucial recuperar la plaza, el espacio público, la intensidad y la densidad de la discusión, apostando a unapolítica de la dignidad, la de la gente común, construyendo su propio destino. En definitiva, trabajar por la socialización de la política. De hecho en América Latina, tras la ola de derecha que generó enormes retrocesos y dejó en evidencia tanto los logros como los límites de los gobiernos progresistas de la década anterior, venimos recientemente asistiendo a cambios esperanzadores, en muchos casos matrizados en las luchas sociales por la dignidad.

Uruguay no escapa a las tensiones globales y regionales, sin embar- go el contexto nacional presenta sus particularidades. Desdehace tres años una coalición liberal-conservadora que defiende los intereses de los sectores más concentrados de la burguesíaagro-industrial exporta- dora, del sector financiero y de la corporación militar, lleva adelante -vía depresión del salario y lasjubilaciones reales, y recorte del gasto públi- co en áreas socialmente relevantes- una política de transferencia de in- gresos delos sectores asalariados y más pobres a los sectores más ricos de la sociedad, que implica un agravamiento de las desigualdades.

En un país en crecimiento, las ollas populares siguen proliferando y son además de una enorme demostración de solidaridad yorganización – penalizada una y otra vez por el gobierno- un grito de los barrios, los pueblos y las comunidades que padecen este modelo económico.

Junto con el carácter clasista queda también expuesto el sesgo de gé- nero de la orientación del gobierno. Ese sesgo se expresa por una par- te en políticas anti-derechos y en los discursos contra la mal llamada “ideología de género”, por otra enla propia política económica y social que afecta con mayor gravedad a las mujeres, como se vuelve a verifi- car en laproyectada reforma jubilatoria.

Este gobierno, y su política alineada con los planteos de algunas Cá- maras empresariales, exhibe además otros rasgos que repetidamente hemos denunciado: a) el represivo y autoritario, evidenciado tanto en normas que ha dictado, como en elmanejo de las fuerzas de seguridad y del sistema penitenciario, así como en la criminalización de la protes- ta social, el ataquesistemático a los sindicatos, a los gremios estudian- tiles y a otras organizaciones sociales autónomas-; b) el privatizador, debilitando las empresas públicas y entregando activos del conjunto de la sociedad a grandes capitales privados; c) el de la corrupción es- tructural y sistémica y la falta absoluta de transparencia, cada día más evidente y escandaloso, conconsecuencias institucionales innegables. Todos estos rasgos se pusieron de manifiesto tempranamente, incluso en la gestión de la pandemia con sus dramáticas consecuencias.

En este cuadro que podríamos caracterizar como de neoliberalismo autoritario y deterioro de la calidad democrática, merecetambién una referencia específica la conducción errática de la política exterior que además de no mostrar ningún logropositivo real y de evidenciar apre- suramiento e impericia, ha roto con líneas históricas y se ha alejado del proceso de integración regional, quedando en más de una oportuni- dad en solitario en el seno del MERCOSUR.

No podemos tampoco desconocer la ofensiva ideológica de la derecha en el país, con su perspectiva individualista,competitiva, adaptacionista y mercantil, que ahora también se expresa en la reforma educativa que el gobierno comenzó a implementar, sin participación ni debate real.

Durante este 2023, a 50 años del Golpe de Estado y de la enorme gesta de la Huelga General, así como a 40 años del 1o de Mayode 1983, se están generando importantes debates sobre nuestro pasado reciente.

La derecha no escatima esfuerzos en difundir su interpretación y sus tergiversaciones, reproduciendo a través de distintas vías e iniciativas la teoría de los dos demonios, desconociendo los objetivos políticos, económicos y sociales del Plan Cóndor, y evitando términos precisos para quitarle profundidad al horror y los atropellos cometidos contra el pueblo por parte delterrorismo de Estado.

Sin embargo, la ofensiva de la derecha, en sus múltiples facetas, no lo es todo. Uruguay es también el país de la Intersocial y delas 800 mil firmas contra la LUC, donde el movimiento popular logró, contra viento y marea, movilizarse y recuperar su iniciativa.

Ese mismo movimiento popular puede hoy parar la estafa jubilatoria que el gobierno -con su imagen cada vez más deteriorada- proyecta, que no es más que un ajuste estructural de mediano y largo plazo que beneficia exclusivamente a lossectores más concentrados del capital y a las AFAPs, y perjudica al resto.

Uruguay debe darse un tiempo y un espacio para debatir acerca de la construcción del futuro.

Los años 2023-24, en el marco de la construcción hegemónica, deben ser ese espacio para el diálogo con la sociedad, el diseño de un nuevo proyecto de país, su expresión en el Congreso del Pueblo y en el pro- grama del Frente Amplio y sutraducción y correlación en iniciativas transformadoras.

Para eso necesitamos más iniciativa estratégica y síntesis política, una actitud más activa y propositiva, levantando unapropuesta con fuerza convocante e identificatoria, que trascienda un período de gobierno.

Las condiciones se construyen luchando y todas las instancias de mo- vilización contra el proyecto de la derecha, hoy en día centradas en la educación, la seguridad social y por salario y vida digna, suman y po- tencian este camino.

Si queremos dar un salto en calidad necesitamos avanzar en la articu- lación estratégica de la izquierda política y social. Pero además, en el plano de las clases sociales, es imprescindible consolidar la alianza de trabajadores, sectores populares ycapas medias, articulando intereses a ese nivel, lo cual implica afectar intereses de la burguesía y a su vez delimitar el terreno entre ésta y los sectores medios.

Elaborar un proyecto de largo plazo hacia el Uruguay del Segundo Cen- tenario y al mismo tiempo recomponer estas alianzaen todos sus nive- les, son dos tareas urgentes y dialécticamente imbricadas.

El triunfo electoral del Frente Amplio en el 2024 es crucial para hacer posibles las transformaciones pero debemos ser muyclaros: se trata de ganar para cambiar y avanzar a transformaciones mayores, y también de avanzar para ganar, porque paraque ganar tenga sentido y a su vez sea posible, necesitamos convocar y movilizar, con un proyecto, con or- ganización y conuna alternativa potente, no por el mero desgaste de la coalición gobernante.

III.  PENSAR CON CABEZA PROPIA, UNIRNOS PARA LUCHAR

Esta corriente nace también para contribuir a forjar la alternativa po- tente que necesitamos. Para aportar a frenar la ofensiva burguesa, conservadora, desmanteladora de derechos, privatizadora y autoritaria. Para construir, con otros y otras, una nueva hegemonía y dar respues- ta al realismo cínico capitalista que pelea por instalar como verdad la lógica individualista y meritocrática, y apropiarse de los conceptos de libertad y democracia.

Luego de 15 años de gobiernos nacionales del Frente Amplio, de la va- loración de sus muchos logros -hoy, en varios casos,destruidos o ame- nazados- y también de la autocrítica realizada, tenemos el desafío y compromiso de construir colectivamente un proyecto frenteamplista superador, para responder a las necesidades de las mayorías populares y a la realidad actual denuestro país.

Porque creemos que los cambios son posibles y porque el socialismo y la libertad siguen siendo nuestra perspectiva,aceptamos el reto que su- pone medirnos no sólo frente a la cruel realidad de las injusticias de hoy, sino también frente a la grandeza de nuestros proyectos de cambio.

Es imprescindible la unidad de acción para construir una alternativa programática y de movilización, que sea capaz de reunir las múltiples causas y demandas sociales en una síntesis que incluya más voces. Junto al fortalecimiento del potencial y riquezaque supone esta diver- sidad, también es necesario sobreponerse a la fragmentación de pro- blemas e intereses, ycomprender las distintas formas organizativas, la emergencia de múltiples nuevos colectivos sociales con diferentes ex- periencias de lucha. Esta unidad de acción necesita de todas las orga- nizaciones sociales populares, de los barrios y sus comunidades, de la participación directa del movimiento de las y los frenteamplistas en las decisiones de un Frente Ampliocolectivo, democrático, comprometido con la gente y con sus sueños, y con vocación de ser herramienta de un proyectoalternativo.

Desde esta convergencia de algunos partidos y sectores del Frente que venimos recorriendo un camino juntos hace ya un buen tiempo, más un conjunto de militantes no sectorizados del movimiento y algu- nas personas referentes de diversas áreas porsus aportes a la sociedad,

nos convocamos a la construcción de este encuentro de ideas y acción, e invitamos a otros y otras que se sientan convocados a sumarse. Pro- moveremos encuentros y asambleas abiertas para la discusión de los grandes temas del país y para impulsar, con la más amplia participa- ción, iniciativas de cambio social.

Esta corriente socialista, autogestionaria, emancipatoria, democrática, feminista y ecologista quiere ofrecer estas mismas señas de identidad al Frente Amplio y a la sociedad. Lo hacemos con vocación de incidir, convencidos de que son un aportenecesario para la transformación del país. No tenemos la verdad en un puño ni la fuerza suficiente para dar respuesta a todos losdesafíos, pero nos vemos convocadas a hacer nuestro aporte y hemos construido entre nosotras y nosotros la con- fianza necesaria como para sentirnos parte de esta causa común.

Queremos hacerlo sin perder nuestras identidades y autonomías pero ayudando a organizar la discusión política y el diálogociudadano en torno a grandes corrientes de ideas. Creemos que sólo de este modo se le puede hacer frente a la política de losintereses corporativos y perso- nales, apostando a la acción política permanente y no al electoralismo o el cortoplacismo.

Nuestro aporte toma distancia del sensacionalismo, el linchamiento y el tribalismo político. Deseamos que nuestra mirada y nuestra acción pueda ser tan radical como abierta y disponible a la duda. Nuestras convicciones no se expresan atacando personaso simplificando la rea- lidad en un esquema de buenos y malos, y reivindicamos la autocrítica como una herramienta fundamental para construir.

Concebimos a los medios que empleamos como constitutivos de los fines que perseguimos, al cómo como parte del qué, por eso nos pro- ponemos a su vez interpelarnos e interpelar sobre deformaciones y ri- gideces que existen en las prácticas sociales y políticas y que se alejan de nuestros valores y propósitos: las del burocratismo, el elitismo y la soberbia, frente a las que proponemos la concepción de la educación popular y la acción instituyente de la ciudadanía; la de los machismos ymicromachismos, que debemos desterrar urgentemente de nuestros espacios de militancia; la que opone la estabilidad democrática con la movilización social y la lucha ideológica, a la que debemos responder con más organización y lucha; laque contrapone la acción política con las ideas, el deseo y la sensibilidad, la que debemos superar con más

debate y elaboración, con más búsqueda filosófica, con más educación política, con más arte y con más cultura emancipatoria, con vínculos nuevos, sanos y liberadores; la que cede a las lógicas aparatistas y de control o cooptación, frente a la cual sólo cabe redoblar los esfuerzos por una democracia participativa y reivindicar la libertad de crítica; la del centralismo, que puede ser contrarrestado con descentralización efectiva en la toma de decisiones y en la distribución de los recursos.

IV. ONCE BANDERAS PARA UN PROYECTO DE PAÍS

Queremos aportar a la construcción de un proyecto de país, que abor- de las urgencias inmediatas pero sin agotarse en lacoyuntura, asu- miendo que una sociedad que no combate la desigualdad no es una sociedad libre y es reproductora de violencia cotidiana. Consideramos que es imprescindible reconocer una serie de problemas estructurales que Uruguay no ha resuelto, y que en varios casos se han agravado en los últimos años: la primarización y concentración de la economía; la in- fantilización y feminización de la pobreza, junto con la desigualdad te- rritorial y étnico-racial; la segregación urbana; las discriminaciones; los desequilibrios regionales del país y el centralismo; la precarización del empleo y el desempleo juvenil; la desigual división sexual del trabajo y la brecha salarial entre mujeres y varones; los bajos niveles salariales y dejubilaciones y pensiones; la concentración de la tierra; el extractivis- mo y sus efectos sociales y ambientales; el punitivismoy las cárceles; el crecimiento de la violencia; el poder del narcotráfico y su efecto sobre los barrios; el abordaje de los problemas de adicciones y salud mental; las condiciones de vida de las personas en situación de discapacidad; el acceso a los bienes culturales, artísticos y educativos; el lucro en la seguridad social; la concentración de las decisiones y la violencia ins- titucional; la mercantilización de bienes y servicios públicos; las des- igualdades en el acceso y la administración de justicia; la impunidad respecto de los crímenes de lesa humanidad. Sólo en el marco de un proyecto de mediano y largo plazo que enfrente estos problemas, po- dremos elaborar un programa de reconstrucción nacional y de avance social y democrático realmente sostenible y transformador.

A la hora de pensar el proyecto, partimos de la base de que intentar trasladar mecánicamente respuestas de hace 50, 15 o 10 años auna rea-

lidad distinta es condenarnos al fracaso, por eso consideramos que no se trata de restaurar el progresismo de la etapa anteriorsino, parándo- se en sus conquistas y asimilando los aprendizajes que surgen de una lectura justa y crítica de ese proceso, lanzar propuestas para un nuevo modelo de sociedad. Este proyecto no puede ser exclusivamente una expresión de la resistencia anti-neoliberal sino una propuesta integral de cambio social que vaya a la raíz de las desigualdades estructurales que existen en nuestra sociedad, una propuesta radicalmente demo- cratizadora que apunte a la transformación sustantiva delas relaciones de poder.

Esto supone, entre otros aspectos, la diversificación de la matriz pro- ductiva, superando la dependencia de las commodities, el desarrollo local y descentralizado en todo el territorio nacional, la construcción comunitaria, el estímulo a la propiedad autogestionaria y cooperativa, la protección social durante toda la vida, y una política económica y fiscal orientada a defender a sectores populares y capas medias. Tam- bién la superación de todas las lógicas de privilegio e impunidad en la sociedad, y la afirmación de una perspectiva integral de derechos hu- manos. Si bien, como ya hemos señalado, esta dimensión no sereduce a los compromisos de Memoria, Verdad y Justicia, la afirmación de los mismos, las garantías de no repetición y lareparación a las víctimas del terrorismo de Estado -tareas en las que los avances de los 15 años de gobierno del Frente Amplio fueron insuficientes- son condición nece- saria para seguir concretando otros objetivos de profundización de la democracia.

En estas claves, presentamos aquí once banderas que desde “Izquierda y Libertad” levantamos por entender que son fundamentales para la definición de un proyecto de país:

1.  Diversificar la producción y ganarle terreno al gran capital

Debemos apostar a la diversificación productiva del país, estimulando actividades y proyectos que generen valor agregado y sean consisten- tes con los objetivos de distribución, democratización y justicia am- biental.

En este sentido, enfatizamos en el impulso al desarrollo de la auto- gestión, el cooperativismo y la economía social y solidaria en general, apuntalando la gestación y promoción de este tipo de iniciativas alter- nativas a las lógicas del capital.

A su vez, y en otro plano, es necesario apoyar a micro y pequeñas em- presas de la ciudad y el campo, reconociendo suimpacto en la genera- ción de trabajo y en el desarrollo local, y promoviendo la asociatividad.

El Estado juega un rol clave en la programación democrática de la eco- nomía, la regulación y la asignación del excedente, y también a través de sus propias actividades como en el caso de las empresas públicas que son también pilar para latransformación productiva y la justicia social. Para su fortalecimiento es fundamental la participación de tra- bajadores/as y usuarios/as, así como la promoción de la cogestión en áreas estratégicas.

El cambio productivo debe alterar las relaciones entre capital y trabajo a favor de las y los trabajadores, tanto desde el puntode vista cuantita- tivo (crecimiento de la masa salarial) como desde el punto de vista cua- litativo (mayor poder a trabajadorasy trabajadores en la negociación o en otras formas de relacionamiento capital-trabajo).

2.  Frenar el extractivismo y el descarte, por la tierra, la soberanía alimentaria y la agroecología

El tema ambiental debe ser incorporado transversalmente en las polí- ticas económicas, productivas, sociales y culturales.Debemos proteger al ambiente evitando los desbordes del productivismo y el extractivis- mo, estimulando una relación justacon la naturaleza e imponiendo costos económicos y prohibiciones a las prácticas contaminantes que atentan contra el sostenimiento de la vida y están en la base del cam- bio climático.

Proponemos una revolución productiva que se base en la sustentabi- lidad y en la relación comunidad-ambiente. También es fundamental establecer el problema del acceso a la tierra como un tema central.

En este sentido, es imprescindible el impulso al desarrollo de la agro- ecología para implementar y defender la soberanía alimentaria como derecho a producir alimentos para toda la población en forma sosteni- ble y ecológica.

Por otro lado, priorizar los bienes comunes -como el agua-, promovien- do el acceso universal a los mismos y poniendo límites a los privilegios de unas minorías, implica posicionar lo colectivo por encima del lucro y la explotación privada.

Los cambios en los modos de producir y la priorización de los bienes comunes implican también cambios en los modos de consumir, com- batiendo el consumismo y el descarte, promoviendo la reducción, la reutilización y el reciclaje. Esta perspectiva supone además una nueva valoración social de las y los trabajadores que realizan tareas de clasifi- cado como verdaderos agentes ambientales.

3.  Ingreso, trabajo y salario digno

Es fundamental construir un mundo laboral más justo, igualitario y equitativo. Buscamos garantizar salarios, jubilaciones y pensiones cuyos mínimos cubran las necesidades básicas. A su vez, recuperar la masa sa- larial arrebatada a la clasetrabajadora durante este periodo es un com- promiso de corto plazo que debemos asumir, junto con un objetivo ma- yor: elcrecimiento de esa masa salarial, aumentando la participación de los salarios en la riqueza total y reduciendo al mismo tiempo la desigual- dad salarial, con aumentos diferenciales para los salarios más bajos.

Urge desarrollar estrategias permanentes para democratizar la plusva- lía tecnológica, concretando la reducción de la jornada laboral, impul- sando formatos de cogestión asociados a la incorporación de tecno- logía, promoviendo espacios de formación permanente y generando oportunidades de ocupación. Conquistar mejores condiciones de tra- bajo, respetuosas ysaludables, también implica revisar los tiempos de descanso, esparcimiento y socialización, así como la valoración del tiempo ocupado en tareas de cuidados. Promover la corresponsabili- dad en los cuidados conlleva exigencias al sector empresarial,amplian- do permisos y licencias para esas actividades.

Por otra parte, es fundamental no reducir el trabajo y el ingreso al em- pleo y la relación salarial. Un proyecto emancipatoriodebe distinguir el trabajo como sentido de construcción humana del empleo como me- canismo de ingresos, por lo quepromover las formas de trabajo que no impliquen explotación capitalista, y que tiendan a la solidaridad y asociatividad entretrabajadores y trabajadoras, es crucial. Los cambios en el mundo del trabajo son también una oportunidad para innovar en esadirección, atendiendo particularmente a los sectores de trabajado- res que no cuentan con protección social, al denominado“proletariado cognitivo” y a las actividades amenazadas o desafiadas por la incor- poración de tecnología. A su vez urge generarpolíticas públicas que garanticen ingresos suficientes para el desarrollo de una vida digna a

todas las personas, con independencia de su situación laboral. Somos las personas las que dignificamos la vida, el trabajo y lasdistintas re- laciones y actividades que desarrollamos, y eso acontece plenamente cuando nos realizamos y humanizamos enellas. En este contexto, y en la búsqueda de mayores niveles de igualdad y de autonomía respecto del capital, se inscribe lapertinencia de estrategias que incluyan ingre- sos no condicionados, universales y permanentes.

4. Vivienda popular, cooperativismo y hábitat

Proponemos priorizar el derecho a la vivienda y el hábitat en el presu- puesto nacional, con políticas que aborden una imprescindible reforma urbana y atiendan la urgencia habitacional, a la vez que apoyen y pro- muevan el cooperativismo, combatiendo la segregación y buscando un hábitat seguro como proyecto de vida sustentable, planificado y con disponibilidad de recursos que trascienda la lógica del mercado.

Se deberá jerarquizar la solución habitacional para quienes viven en condiciones de precariedad, y generar programas específicos de vi- vienda para las y los jóvenes y otros sectores con dificultades de acce- so, limitar el uso especulativo del suelo y la existenciaociosa de acervo inmobiliario, construyendo políticas para superar la injusta realidad de gente sin casa y casas sin gente. En estemarco, es preciso fomentar programas de vivienda de propiedad pública

5.  Política social comunitaria

La política social debe construirse a partir de la escucha de las necesi- dades y potencialidades reales de las comunidades, promoviendo su fortalecimiento y apelando a la concepción de la educación popular y la participación ciudadana. Este concepto es incompatible con cual- quier práctica verticalista o tecnoburocrática que suponga concebir a la sociedad, en particular a los colectivos vulnerados, como objetos de intervención o ayuda, en lugar de sujetos de su propia organización y emancipación.

En el campo de las políticas sociales, y apelando al rol indelegable del Estado, es imprescindible priorizar a la primera infancia, las infancias y las adolescencias, también abordar problemas vinculados al acceso a la atención de salud(particularmente a servicios referidos a salud mental y adicciones) y a los derechos vulnerados de las personas en situación de discapacidad.

6. Educación, cultura y artes para la libertad

Los cambios educativos que necesita el país deben gestarse desde la participación, desterrando las lógicas gerencialistas y tecnocráticas y poniendo en diálogo los saberes de todas las personas involucradas para fortalecer una educación pública crítica, emancipatoria y verda- deramente igualitaria e inclusiva, que valore la diversidad humana en todas sus expresiones.

Garantizar el derecho a la educación a lo largo de toda la vida y mejorar los niveles educativos de toda la población debe ser una meta priori- taria. Para esto es imprescindible evitar que adolescentes y jóvenes se desvinculen del sistema educativo, y lograr que su permanencia con- tribuya al desarrollo de saberes y capacidades necesarias para lograr su autonomía,desplegar sus potencialidades y cultivar el pensamiento crítico. Además fortalecer políticas de educación no formal ypotenciar su interacción con otras políticas públicas.

Es también fundamental democratizar el acceso a los bienes cultura- les y artísticos, y dirigir inversión pública para estimular la creación de contenidos y favorecer el desarrollo de la sensibilidad y la creatividad de las personas.

Es necesaria la inversión en investigación propiciando la aplicación del conocimiento a la transformación positiva de las estructuras y de las condiciones de vida de la población, sin subordinarse a los requeri- mientos del mercado. Para ello escrucial el fortalecimiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

7. Género, cuidados y paridad

No hay emancipación social posible sin igualdad sustantiva entre mu- jeres y varones. Es imprescindible implementarpolíticas que tiendan a la igualdad de género en todas las esferas de la vida, desde el ámbito doméstico y laboral, al de la participación política. Para esto, un aspecto central está en la revitalización del sistema de cuidados como forma de garantizar la autonomía de las personas, promover la corresponsabili- dad y valorizar el sostenimiento de la vida. Es necesario garantizar el derecho a cuidar y ser cuidados a todos los habitantes del país.

Debemos considerar el aporte del trabajo no remunerado de los cui- dados desde una perspectiva distinta de la tradicional en la izquierda que colocaba una mirada sobre las vulnerabilidades de la población

femenina, pero no cuestionaba la división sexual del trabajo y su fun- cionalidad al sistema capitalista.

Por otro lado, es necesario integrar la perspectiva de género en el ciclo de la política pública, construyendo herramientas de diagnóstico que den cuenta de los impactos diferenciados en varones y mujeres en toda su diversidad, de cualquier política,proyecto o inversión que se realice en el país; así como incorporar la paridad como concepto integral que atraviesa la política y la vida pública y privada de nuestra población.

Los femicidios, como expresión extrema de la violencia de género per- petrada por el sistema patriarcal, siguen siendo unaemergencia nacio- nal que requiere un abordaje urgente.

8. Una democracia construida sobre nuevas bases

Descentralizar fomenta la participación y fortalece a la sociedad. Es dia- logar, participar, involucrarse, decidir y construirciudadanía a través de la acción, porque nadie conoce más sobre las necesidades y los intere- ses locales que quienes integran lacomunidad.

La democratización del Estado y la transformación administrativa de- ben estar dirigidas a eliminar todas las formas de violencia institucio- nal y a generar nuevos dispositivos de participación y descentralización que permitan incidir sobre losasuntos públicos desde la base de la so- ciedad y a su vez combatir la corrupción y el clientelismo. La transfor- mación del Estado supone también su modernización y el abandono de las formas neogerenciales y mercantilizadoras de la gestiónpública, que reducen a las personas a meros clientes.

La defensa y afirmación de los derechos humanos y libertades son fun- damentales para promover una democracia radical yparticipativa que aborde la producción de nuevos significados y relatos sociales. Es ne- cesario enfrentar la violencia que nosatraviesa y sus causas estructura- les, parar el avance autoritario y afianzar la lucha por memoria, verdad, justicia y nuncamás.

Sostenemos que es necesaria una política de convivencia que sustituya la lógica punitivista, de policiamiento y de encierroque ha predomina- do en los enfoques sobre seguridad pública, por una perspectiva inte- gral, que incluya aspectos laborales,de vivienda, educativos, culturales y recreativos, promoviendo la justicia restaurativa En el capítulo referi- do a convivencia y seguridad es preciso desplegar estrategias múltiples para atacar el poder creciente del narcotráfico en los barrios.

9. Una reforma tributaria de segunda generación: el capital

Uruguay necesita avanzar en una reforma tributaria de segunda gene- ración basada en el principio de justicia y vida dignapara todas las per- sonas. Esta reforma debe diseñarse a partir de una evaluación rigurosa de los factores sociales, culturales, institucionales y ambientales que intervienen en los procesos productivos y financieros para determinar las responsabilidades y obligaciones contributivas.

No es posible alterar sustantivamente la desigualdad sin afectar a las grandes fortunas. Los cambios tributarios deberán incluir una revisión del impuesto al patrimonio, de modo de gravar de forma más justa la riqueza acumulada y las herenciaselevadas, y un impuesto sobre la renta empresarial de carácter progresivo, lo que permite captar las ren- tas extraordinarias. Larevisión integral de la renuncia fiscal del Esta- do es también fundamental para limitar la concentración del capital y volcar recursos en políticas públicas que reduzcan las brechas de des- igualdad. Además, se hace urgente incorporar instrumentos tributarios y regulatorios que penalicen las externalidades negativas derivadas de perjuicios al medio ambiente.

10. Democratización de las Fuerzas Armadas

Proponemos una reforma democrática de las Fuerzas Armadas, discu- tiendo su rol y reduciendo drásticamente el Ejército, sin afectar puestos de trabajo y redistribuyendo funcionariado a actividades civiles. Enten- demos que las Fuerzas Armadas deberían orientarse esencialmente al objetivo de cuidar los espacios aéreos, marítimos y las fronteras.

La formación de las Fuerzas debe transformarse. Esto implica actuali- zación y capacitación permanente en tareas que requieren nuevos per- files, a su vez examinar la pertinencia de la educación media militar y eliminar cualquier vestigio de la doctrina de la seguridad nacional en la formación de los efectivos, promoviendo el respeto irrestricto de la dignidad de laspersonas, de los derechos humanos y de la democracia, y superando la ideología militarista.

Además, consideramos urgente una revisión de las políticas de coope- ración internacional en materia de defensa que obstaculicen la integra- ción regional y faciliten la injerencia de potencias externas.

También se deben modificar, sin dilatorias, las condiciones de privilegio del Servicio de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas.

11.  Una reforma constitucional democratizadora

La Constitución es la ley de las leyes, pero también es una ley más. Es una ley que puede incluir múltiples contenidos de reforma y cambio social, y que por su naturaleza, por los tiempos y procedimientos que implica para ser modificada, sediferencia de las “leyes ómnibus” de urgente consideración. En democracia, es fruto de la voluntad de la ciudadanía y a su vez debe acompasar, facilitar y expresar los cambios en la sociedad.

La defensa de la seguridad social y particularmente la eliminación del lucro en el sistema previsional es sin duda un temafundamental a con- siderar en una propuesta de reforma constitucional. Esta discusión hoy potencia y actualiza el tema, perola profundización de la democracia

-expresada en una reforma de la Constitución-, su extensión a las es- feras de la sociedad y de la economía, permite visualizar el rumbo de transformaciones mayores, vinculadas a varias de las banderas que mencionamos en este capítulo.

La reforma también es necesaria para defendernos de algunos retro- cesos, como los que experimentamos actualmente, por ejemplo en el campo de las empresas públicas y de otros entes y recursos del Estado, generando mecanismos que blinden y preserven su rol clave en el de- sarrollo productivo, social y económico del país.

Organizaciones fundadoras:

  • Partido Socialista de Uruguay
  • Partido por la Victoria del Pueblo
  • Casa Grande
  • Movimiento Cambio Frenteamplista

Lista inicial de personas no sectorizadas que expresan su adhesión:

  • Mirtha Guianze – Ex presidenta de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, referente de los DDHH, abogada
  • Mariana Mota – Ex jueza, ex Presidenta de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, referente de los DDHH
  • Amparo Menéndez-Carrión – Catedrática y autora, Ph.D. en Relaciones Internacionales y Política Comparada por la Universidad de Johns Hopkins
  • Mercedes Clara – Militante social, Licenciada en Comunicación, Directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo
  • Gabriel Delacoste – PolitólogoValeria España – Militante social, investigadora, docente y abogada
  • Esteban Pérez – Militante social, sindical y político, ex preso político, ex diputado (renunciante en 2013 por el debate sobre la MINUSTAH)
  • Carlos Viera – Economista, docente universitario, ex director de OPPJorge Notaro – Contador y economista, investigador especializado en política económica
  • Beatriz Ramírez – Activista afrouruguaya y feminista
  • Benjamín Nahoum – Ingeniero civil, especializado en cooperativismo, asesor de FUCVAM y otras organizaciones sociales
  • Nelson Villarreal – Licenciado en Filosofía, docente e investigador universitario, ex Secretario de DDHH
  • Catherina Pascale – Actriz, ex integrante de la Comedia Nacional
  • Alicia Dambrauskas – Maestra y Socióloga
  • Noelia Baillo – Militante por los derechos de las personas con discapacidad, Vicepresidenta de la Unión Nacional de Ciegos del Uruguay
  • Leonardo Pacella – Comunicador, referente del carnaval y la cultura
  • Imanol Sibes – Director artístico de la murga “Doña Bastarda”, contador público
  • Edgardo Clavijo – Ex coordinador del PIT-CNT y actual dirigente del Transporte
  • Fernando Ubal – Licenciado en Ciencias de la Educación
  • Ismael Fuentes – Dirigente sindical, ex Presidente de FUECYS, actualmente representante del PIT-CNT en el directorio de INEFOP
  • Helena Almirati – Militante social de la cultura y la Economía Solidaria
  • Sergio Pazos – Militante de las bases frenteamplistas en Rocha
  • Daniel Esteves – Ex dirigente de las bases frenteamplistas, ex integrante de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionalesdel Frente Amplio
  • Estela Jaluff – Ex presa política , militante de las bases frenteamplistas en Montevideo
  • Osbaldo Zúñiga – Ex dirigente sindical textil, militante de las bases frenteamplistas en Canelones
  • Mauricio Fuentes – Militante social, Licenciado en Ciencias de la Edu- cación
  • Rubén Maciel – Referente frenteamplista en Paysandú, secretario de la bancada de ediles del FA
  • Eduardo Bauzá – Productor rural, militante y referente de la agroeco- logía en el Departamento de San José
  • Mateo Suárez – Basquetbolista profesional
  • Renato Palermo – Referente de la colectividad italiana en Uruguay
  • Ignacio Palermo – Referente de la colectividad italiana en Uruguay
  • Alicia Cano – Cineasta y comunicadora, integrante del colectivo MAU Mujeres Audiovisual del Uruguay, creadora y directora de “Bosco”
  • Silvia Guerra – Poeta, investigadora y editora, referente de la cultura nacional
  • Emilio Barroso – Cantautor y Presidente de la casa Uruguay- Australia, referente de la lucha por el voto de las y los uruguayos en el exterior
  • Antonio Elías – Economista
  • Silvana Ruggieri – militante de Maldonado, Coordinadora de la Unidad Temática de las Ciudadanas del Frente Amplio
  • Erika Verdier – Referente del colectivo Mujeres Feministas de Canelones
  • Emilio Cafassi – Escritor, Profesor Titular e Investigador de la Universi- dad de Buenos Aires
  • Valentín Vera Ríos – Profesor de Historia en Formación Docente (CeRP del Norte), militante de base del Frente Amplio en Tacuarembó
  • Pablo Romero – Profesor de Filosofía, especialista en Política y Gestión de la Educación

Huella de Seregni, 28 de marzo de 2023

En el mes posterior al lanzamiento muchas personas se han comunica- do para saludar la creación de esta corriente, manifestar su interés por el documento fundacional y mantener vínculo con “Izquierda y Liber- tad”. Dentro de ellas las siguientes -pertenecientes a distintas genera- ciones, áreas de actividad y territorios del país- expresaron su deseo de unirse a la lista inicial de adherentes no sectorizados:

Hebert Tenembaum; Evangelina Guerra; Eduardo “Yeye” Correa; Leonel Groisman; Carlos Ghione; María Rodríguez Velasco; Sandra Alaluf; Ga- briel Suárez Píriz; Martha Weiss; Claudio Simón Martínez; Joaquín Tri- nidad; Darío Umpierrez; Luis Pereyra, Rosa Piazzoli Van lommel, Ingrid Gabrielzyk.