El futuro establece un doble desafío: la inclusión tecnológica y la automatización del empleo. ¿Estamos preparados? Del primero, de la inclusión digital, uno de los creadores de Arpanet, la red de computadoras que fue la base de Internet, Steve Crocker, destacó el cable submarino y la fibra óptica como las dos infraestructuras igualadoras de oportunidades, que aseguran el derecho a la conectividad y potencian la economía de nuestro país. “Uruguay es un país muy atractivo para interactuar con el resto del mundo”, afirmó esta eminencia de las nuevas tecnologías, quien diera una conferencia la semana pasada en la Torre de las Telecomunicaciones de ANTEL. Destacó que el despliegue de la fibra óptica en todo el país redujo la brecha digital entre las personas que viven en la ciudad y el medio rural, tanto para la educación, la actividad económica o el entretenimiento, porque “con acceso a Internet, hoy todos tienen la misma chance de obtener todo tipo de información”, aseveró el experto. A nivel mundial solo un 40 % de la población tiene acceso a la red.
Los estudios internacionales confirman que el uso de Internet es directamente proporcional a la fortaleza económica, según señaló Crocker. Por eso consideró fundamental la penetración de este recurso en todo el territorio. Uno de los indicadores relevantes son, por ende, las políticas públicas para mejorar el acceso a esta red digital global y distinguir los sectores con mayores dificultades para su conexión. Uruguay desarrolló infraestructura digital que garantiza igualdad y crecimiento económico. Esta expansión la diseñó, desarrolló y logró la empresa estatal ANTEL – el sector privado tiene como fin el lucro-.
De la automatización del empleo, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto acaba de divulgar un estudio en el que señala que es “fundamental diseñar lineamientos de políticas productivas y de capacitación con mirada de futuro”, ya que “históricamente el efecto positivo de creación de empleos en nuevos sectores o sectores en expansión ha más que compensado la pérdida fruto de la automatización y de industrias que desaparecen”.
Pero todos los uruguayos no están en la misma situación para sumarse al tren de las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías. El desafío está en seguir desarrollando plataformas de conocimiento para las nuevas generaciones al mismo tiempo de no dejar por el camino a quienes enfrentan la necesidad de reciclarse en una etapa madura de su vida laboral. Coherente a ello, INEFOP implementa múltiples acciones, entre los cuales se dispone la cobertura para la capacitación y formación profesional, fortaleciendo las capacidades de las personas para retornar al mercado de trabajo http://www.inefop.org.uy/uc_50_1.html
La propia Organización Internacional del Trabajo, que en 2019 cumplirá 100 años, propone reflexionar sobre “el futuro del trabajo”. Algunos apuntes a cuenta de esta trascendente discusión: el desarrollo tecnológico, el crecimiento económico, los bloques nacionales, no son eventos aislados, que se puedan explicar por azar, casualidad, alineación de planetas, vientos de cola, ni mucho menos por la mano invisible de Adam Smith.
El Estado juega un insustituible rol en la arquitectura y pavimentación de autopistas hacia el conocimiento y el desarrollo, que pauta este nuevo tiempo de la universalización de la cultura digital, de la sociedad de la información, que impactan directamente en las relaciones comerciales y laborales. Así, el director general de la OIT, Guy Ryder, expresa con claridad el rol que tenemos a cumplir: “no es la tecnología la que por sí sola decide, ni es la demografía la que por sí sola decide, estamos para construir el futuro”.