El pasado lunes 24 de Junio, con un gran marco de concurrencia, se llevó a cabo la actividad “Daniel en casa”, en la que los y las socialistas recibimos a Daniel Martínez en nuestra Casa del Pueblo, hogar de tantas historias de militancia y en la que engordó con otra más en su haber. La actividad tuvo como expositores a Gonzalo Civila, Mónica Xavier, Liliana Queijo, Daniel Olesker, Doris Rodríguez, Lucía Zapata y el candidato presidencial, Daniel Martínez.
Este artículo estará divido en dos partes, de modo de no renunciar a gran parte del contenido en él vertido. Así, la actividad tuvo dos ejes: la identidad socialista y el énfasis programático socialista, en los que se sustituyó a la actividad planificada para el anterior fin de semana, con las respectivas “estaciones socialistas”. En esta primera parte, desarrollaré ese primer énfasis.
Así, quien comenzó la oratoria fue el Secretario General del PS, Gonzalo Civila, quien hizo énfasis en la importancia de esta idea que supone “rescatar la identidad de nuestro PS”. Tanto de cara al 30 de Junio, como con perspectivas a Octubre, Civila remarcó la tranquilidad de tener un “proyecto político atrás”; “transformar la sociedad con perspectivas trabajadoras, de mujeres, de los oprimidos y las oprimidas de nuestra historia”. Civila señaló además la importancia de poder narrar las “militancias compartidas” y remarcó el cierre de campaña del Frente Amplio en Las Piedras, “donde pudimos ver a los candidatos y la candidata unidos, juntos, sin codazos, compartiendo un mismo espacio de lucha”. En ello, compartió la anécdota personal que significó para él “una emoción adicional”, en la que un compañero llamado Florencio le regaló un pequeño cuadro, en el que se visualiza una paloma blanca, el logo del PS, la bandera del Frente y el grabado “Si me dieran a elegir entre la Libertad y el Pan, elegiría la Libertad para luchar por el Pan”, elaborado por un compañero llamado Gastón Aguilera. Así, Civila finalizó diciendo que “Daniel también fue protagonista de esta historia, cediendo así el micrófono a la Senadora Mónica Xavier, para compartir su anécdota de militancia con Daniel Martínez.
“Como salmón contra marea”
Así, la segunda en hacer uso de la palabra fue Mónica, quien expresó el “orgullo de estar en Casa”, lugar que acuñó tanto “trabajo por ideales”, que ella misma siente propios al estar “cromosómicamente determinada” por los valores de justicia e igualdad, fruto de venir de una familia de socialistas. Xavier se refirió a los tiempos previos a la constitución del Frente Amplio, recordando las actividades organizadas por Socialistas y Comunistas. En ellas, se vivía algo “pequeño en lo numérico pero invaluable en la lucha política y social” de esos tiempos, con “los cañeros organizados, trabajando por tener la dignidad de la libertad y el pan, que en ese momento no se tenían ninguna de las dos”, remarcó la senadora socialista. “108 años nos han hecho vivir situaciones extraordinarias”, reflexionó Xavier, quien agregó que el desafío de la izquierda consiste en “preguntarnos si estamos del lado correcto de las decisiones”. Luego, sobre etapa de ilegalidad del PS previa a la creación del FA, Xavier parafraseó a Seregni, cuando expresó que “nada puede detener a un pueblo que sabe adonde va”. Ya en referencia a la época de dictadura, la senadora contó que ahí fue donde conoció a Daniel Martínez, en la órbita del Liceo Suárez. Allí, coincidieron en la tarea de trabajar la Juventud Socialista, con la premisa de “generar espacios para jóvenes que puedan asumir la responsabilidad cuando aún son jóvenes”. Así, Xavier expresó su orgullo ante el trabajo de Martínez, quien llevó adelante en su trabajo “con muchas generaciones esos roles, esas consecuencias y ser fiel a las señas de identidad”. Por último, la ex presidenta del Frente Amplio recordó que, en aquella época, los jóvenes que fueron asesinados luchaban por consignas como el boleto gratuito. Así, remarcó que “las luchas valen todas, son acumulaciones que templan a las personas” y “Daniel ha acumulado luchas necesarias para abarcar los desafíos próximos” que consistirán en trabajar “como salmón contra marea” en una América Latina en la que las cosas “cambian para mal, sin reconocimiento de los derechos sociales”, bajo la necesidad de “continuar con un proceso que es construcción colectiva”.
“La esperanza de que hay otro mundo posible”
El tercer turno de la noche lo tuvo Liliana Queijo, tercera candidata de la 90 al Senado de la República, quien reconoció que su socialismo fue algo “adquirido a través de múltiples fuentes”. Sea desde su primer formación en un colegio católico, donde aprendió que “el amor al prójimo no admite exclusión ninguna” hasta la Universidad de Odontología, donde encontró “tantos socialistas”, vivió un ambiente en el que las denuncias a las injusticias sociales y los abusos del pachecato eran dos monedas corrientes. Sobre esa etapa, Queijo rememora cómo en el pachequismo la experiencia remite a un PS clandestino, donde su primera aproximación fue desde la incertidumbre de encontrar en los muros afiches que expresaban “PS VIVE”. De esa “época oscura”, rescata el encuentro con varios compañeros a través de la llamada “tendencia combativa”, en la que coincidió el fallecido compañero Jorge Menéndez, espacio en el que lograron discutir a partir de las distintas corrientes marxistas. Luego vino la ilegalidad, seguida de la legalidad, “que significó la oportunidad de escuchar a Trías, Carlos Machado, José Pedro Cardoso y Gargano”, quienes fueron claves para desentrañar la cuestión del Poder, o mejor dicho por ella misma, “de cómo los poderosos no van a ceder el poder” y que el proceso de construcción de poder es “con la gente, no para ella únicamente”. Así, Queijo expresó sobre esta etapa; “del Partido aprendí todo lo bueno”. Después vino el Frente y fue necesaria la resistencia. “El miedo saca lo peor de cada uno”, recordó y recordó el peso de la doctrina de seguridad nacional como máxima expresión del “interés de las clases poderosas por mantener el poder” y remarcó que para hacerlo, buscan “hacernos creer que no hay alternativa a este mundo capitalista, siendo consumidores en vez de personas y basarnos en el mercado en vez de valores”. Ante este señalamiento, Queijo reflexionó que “si nos convencemos de que ésta forma de organización social, que mata a las personas, que mata hombres, mujeres y mata niños, que mata a los animales, mata a las plantas, destruye a nuestro planeta, que nos pone en una situación de servidumbre; entonces ahí sí tenemos problemas”. En ese sentido, concluyó afirmando, acerca de la candidatura de Daniel Martínez, la importancia de que haya un candidato socialista, ya que en ello está la característica del optimismo, de “la esperanza de que hay otro mundo posible y mejor que este, al que vamos a llegar”.
“Un socialismo de acuerdo a las condiciones de cada país”
Cerrando esta primer parte de la actividad, fue el turno de Daniel Martínez, quien comenzó expresando el orgullo de estar “en esta Casa (del Pueblo) que no entré por la puerta, sino por la ventana”, en alusión al hito lata en el que se recuerda a José Pedro Cardoso con el mazo, golpenado la puerta tapeada por la ilegalidad, hecho que Daniel, junto a algunos jóvenes más, lograron presenciar desde adentro. Martínez vinculó su recuerdo a la figura de Vivian Trías, quien marcó el camino de un “socialismo de acuerdo a las condiciones de cada país”. También remarcó la experiencia que significó en él una definición política; “el odio de clase” que observó en las represiones de la época. Así, su principal desafío fue el de reorganizar a la Juventud Socialista en clave territorial. Por último, su identidad socialista decidió ceñirla al recuerdo de sus charlas con “los imprescindibles”; José Díaz, Guillermo Chifflet y “el viejo”, como él recuerda desde la añoranza al recuerdo de José “Pepe” D’Elía. Martínez recordó que fue con él con quien incluso en sus tiempos en el exterior buscaba “hacerse un tiempo para tomar mate”, con el fin de compartir las historias acerca de Raúl Sendic y los debates ideológicos que esa generación llevó adelante en el PS, además de la relación “padre-hijo” forjada desde el afecto que dio paso al vínculo del candidato a presidente con el histórico dirigente sindical y referente socialista.
Así, culminó la primera parte de una actividad de cercanía, de experiencias que urden los pensamientos y narran en su historia la carne de una ideología que se encuentra, viva, escribiendo nuestra historia compartida que se encontró, una vez más y como no podía ser de otra manera para los y las socialistas, en nuestra casa.
Nicolás Iván Mederos Turubich,
Militante de la JSU – “Quinta Brigada” y docente de Filosofía.