Bases para un modelo solidario de desarrollo

Escribe Mónica Xavier

Así se titula un documento elaborado por el Grupo de Puebla cuya difusión alienta la reflexión sobre la necesidad de una propuesta alternativa y progresista de desarrollo para  nuestra América Latina y el Caribe que supere el modelo neoliberal que tantas postergaciones ha traído a nuestros pueblos.

Sin pretender ser exhaustivos queremos señalar que el modelo neoliberal resultante del denominado consenso de Washington fue una propuesta alternativa al desarrollo industrial, a la participación del Estado y a la integración regional. Pero veamos con un solo parámetro -el de la pobreza- las consecuencias para la gente, en el 2002 en nuestra Sudamérica la pobreza estaba en cifras de 47,4%, en el 2014 luego de gobiernos progresistas se había reducido a 27,8 %. Según cifras de CEPAL, 66 millones de personas habían superado esa condición y fue muy rápidamente- entre 2015 y 2018-  que el auge de gobiernos conservadores trajo como consecuencia un nuevo aumento de 20 millones de personas pobres. La pandemia vino a agudizar estas cifras registrándose un nuevo aumento, pasando de 33,7% a 40,5% y también aumentó la desigualdad en nuestra ya desigual AL. Una nueva década perdida.

La estrategia que propone el grupo de Puebla está basada en  la igualdad como valor central del desarrollo y la reducción de las asimetrías globales. Se sostiene en 6 ejes articuladores:

#la búsqueda de la igualdad, la región debe garantizar bienes y servicios públicos de calidad, ello supone más estado que ejerza la rectoría de las políticas públicas que promuevan el cierre de las brechas sociales y desigualdades como las de género, etnias, lugar de nacimiento o residencia, entre otras.

#la búsqueda del valor, basada en un nuevo modelo de producción y de consumo superador de nuestro modelo extractivista. Una apuesta tecnológica y de desarrollo de infraestructuras que promuevan la creación de empleos de calidad y cuidado del ambiente. El desarrollo de la economía circular y la bioeconomía; la producción de energías renovables; sistemas de salud e insumos que cubran las necesidades de la región; servicios digitales; creación de conocimiento; infraestructura regional que nos de mayor conectividad; producción de alimentos que combata el hambre y genere soberanía alimentaria; encadenamientos productivos; fortalecimiento de las miles de pequeñas y medianas empresas con accesibilidad al financiamiento son algunos de los sectores a promover.

#una nueva política económica diversificada y basada en la incorporación del conocimiento, que sustituya el paradigma de crecer para luego distribuir, por el de igualar para crecer y crecer para igualar. Hacer compatible la estabilidad económica teniendo siempre presente el compromiso social. El impacto desigual de la pandemia generó una gran concentración de riqueza en algunos sectores que deberían contribuir a la reconstrucción de nuestras economías. Que pague más el que tiene más y que pague menos el que tiene menos como parte de una política fiscal progresiva. El G20 aprobó el impuesto de 15% a las corporaciones transnacionales que más acumularon durante la pandemia, se debe implementar con justicia y recordando que nuestra región fue la que más impacto sufrió, siendo el 8,4% de la población mundial, los fallecidos por covid 19 superan más de 4 veces esa proporción.

Se debe penalizar la evasión tributaria que equivale a un 6,1% del PBI. Promover la creación de una agencia pública de calificación de riesgos que reemplace las calificadoras de riesgo actuales movidas por intereses privados. En definitiva poner rumbo hacia una economía solidaria, redistributiva y soberana.

#la transición ecológica, el desarrollo no puede ser a cualquier costo, el cumplimiento de los ODS rumbo al 2030 debe ser el comienzo. La protección de la biodiversidad, evitar la deforestación de la Amazonía, el desarrollo de energías renovables, la protección de las fuentes hídricas y una gobernanza ambiental como la que promueve el acuerdo de Escazú son algunas de las medidas para hacerlo ambientalmente sostenible.

#la integración regional, la pandemia nos agarró en los mayores momentos de desintegración, justo cuando más necesitábamos sumar esfuerzos. Necesitamos un proceso de convergencia que de unidad y peso a nuestra región. Seguir bregando por un multilateralismo que apueste a la paz, a los equilibrios geopolíticos para un desarrollo y estabilidad global. Que apueste al comercio intrarregional, a la libre movilidad de personas, bienes, servicios y conocimiento y que en base a nuestras identidades diversas y defensa de principios comunes como: la democracia, la paz, la vigencia plena de los DDHH y el fortalecimiento del sur global, construyan región en un esquema de multilateralismo de bloques regionales. Una convergencia que sume fortalezas, elimine duplicidades y desarrolle lo mejor de cada uno de los múltiples mecanismos de integración subregional que hoy existen.

#una nueva institucionalidad democrática. Debería reconocerse que mercados sin regulación, estado mínimo y restricción fiscal como única guía de la política pública demostraron su ineficacia y su capacidad de generar injusticia. Se impone repensar los roles de todos los actores políticos, sociales y económicos  así como una nueva arquitectura institucional al servicio de los objetivos del Modelo Solidario.