Ajuste selectivo

Para los de abajo y los del medio menos prestaciones sociales, menos salarios y más impuestos; para los de arriba, menos impuestos y menos costos salariales

Escribe: Fernando Isabella, miembro del CC y CEN del PS

No es novedad para nadie que el gobierno está procesando un ajuste fiscal duro. A eso vino, eso prometió, aunque de manera edulcorada, claro. Y eso está haciendo, aún en medio de la pandemia, que no estaba prevista, pero que no modificó un ápice los planes gubernamentales. El presupuesto consagró una caída de los recursos destinados a la educación, a las políticas sociales, a la investigación científica, entre otros. Además dejó en claro que habrá (ya está habiendo) una caída de los salarios públicos; o sea (no hay que engañarse) a las maestras, profesores, policías, enfermeros, médicas. Por otra parte, con la“fórmula puente” de los salarios privados también se consagró una enorme caída en los salarios reales privados, que ya cayó 1.5% en 2020 y que será todavía mayor en 2021. Todo esto ya era conocido antes de fin de año.

Pero con el comienzo del nuevo año nos hemos enterado de nuevos elementos. El que más ruido ha generado, ha sido el cambio de criterio para el ajuste de la BPC. La BPC es una unidad de cuenta que se usa para establecer los montos de algunas prestaciones sociales (como las asignaciones familiares, o las pensiones mínimas) y para cobrar algunos impuestos, como el IRPF y el IASS. Al estar las prestaciones y las franjas de los impuestos establecidas en BPC, para ajustarlas anualmente alcanza con reajustar el valor de la BPC para que automáticamente se ajuste el valor de las prestaciones sociales y las franjas de impuestos.

El criterio que se había venido usando hasta ahora era ajustar la BPC de acuerdo exactamente a la inflación, que se mide con el IPC. Es decir, los precios suben de manera regular, el IPC capta ese aumento y lo expresa en un único valor, de forma que si la BPC se ajusta de acuerdo a ese valor, las prestaciones sociales, definidas en BPC, van a poder comprar la misma cantidad de bienes y servicios que al año anterior. A su vez, al ajustar las franjas del IRPF y del IASS de la misma forma, un salario que se mantenga igual en términos reales (es decir que suba a la misma velocidad que los precios), seguiría pagando el mismo porcentaje de IRPF. Si, por otra parte, uno mejora su salario real (o sea que éste sube más rápido que los precios) pagará un poco más de IRPF, lo que es coherente con el concepto del IRPF, de gravar más a quién más gana. Así cuando uno mejora su ingreso, una pequeña parte de su mejora la vuelca vía impuestos, en beneficio de toda la sociedad, para financiar a la educación, la salud, etc. Pero si el salario real de alguien cae (o sea que sube menos que los precios), el criterio usado aseguraba que también pagara menos IRPF, como forma de amortiguar en algo la caída. Así había funcionado el impuesto desde su creación en 2007.

Pero resulta que este año, el primero en 15 años en que el salario real cae (o sea que la enorme mayoría de trabajadores y jubilados vamos poder comprar menos cosas con nuestro salario o jubilación), el gobierno decide cambiar el criterio de ajuste de la BPC, con lo que logra evitar que paguemos menos; ¡aunque cobremos menos! El gobierno decidió no ajustar la BPC de acuerdo al IPC, sino por el Índice medio de Salarios (IMS). Pero claro, justo este año que, como decíamos, los salarios (IMS) subieron menos que los precios (IPC), así que la BPC, y con ella las prestaciones que se definen en BPC, sube menos que los precios. Así, las asignaciones familiares, por ejemplo, disminuirán su valor en términos reales. A su vez, las franjas de IRPF y de IASS también suben menos, con lo que, para quien logre mantener su salario real, éste le va a quedar en una franja más alta de IRPF (o IASS) y va a pagar más. Pero para la mayoría de trabajadores y jubilados, que vamos a perder salario real, el criterio busca que NO paguemos menos IRPF o IASS. Esto no es otra cosa que un ajuste fiscal (otro más) encubierto que recae sólo en trabajadores y jubilados y personas que cobran prestaciones sociales (básicamente madres pobres con niños y adultos mayores pobres).

Pero las novedades no se acaban ahí. Resulta que el artículo 688 del presupuesto nacional, nos tenía guardada otra sorpresa. Pero ojo; esta no implica tener que pagar más impuestos, sino pagar menos impuestos. ¿Sorprendido/a? Tranqui, quienes van a pagar menos impuestos gracias a ese artículo no son precisamente trabajadores o jubilados. Son los grandes propietarios rurales. Si, claro, otra versión de los “malla oro” del presidente. Resulta que según ese artículo también se cambia la forma de reajuste del impuesto al patrimonio agropecuario. Este impuesto grava la gran propiedad rural, y alcanza a menos del 10% de los propietarios agropecuarios, aquellos más grandes, con más de aproximadamente 2.000 hectáreas. Pues sí, resulta que para ellos, se cambia el criterio de ajuste, que desde 2013 se venía haciendo según un índice de precios de productos agropecuarios. Resulta que como el año pasado los precios del ganado aumentaron mucho, lo que significa que los propietarios de ganado se enriquecieron, ese índice de precios agropecuarios iba a subir mucho y con eso el monto de impuesto al patrimonio; entonces, desde ahora el ajuste se hará según el menor de entre ese índice y el ajuste del valor de catastro. Eso asegura no sólo que este año paguen menos impuesto al patrimonio, sino que, de ahora en más, siempre el ajuste se hará según el indicador que más los beneficie, justo lo contrario a lo que se hizo con trabajadores, jubilados y personas que cobran prestaciones sociales.

Por tanto, esto nos muestra una actitud política e ideológica bien nítida. Para los de abajo y lo del medio, menos prestaciones sociales, más impuestos y menos salarios y jubilaciones. Para los “malla oro”, menos impuestos y menos carga de salarios (que para ellos son un costo). Pero claro, no hay que enojarse. Ya nos explicarán que por la “teoría del derrame”, eso es bueno para todos. Si los ricos, o los malla oro, como se dice ahora, se hacen más ricos, ellos invertirán, crearán empleo, y capaz que alguna migaja nos toca.O dicho de otra manera, para que nos vaya bien, nos tiene que ir muy mal.