El 27 de noviembre de 1983 una multitud rodeó al Obelisco de los Constituyentes de 1830 y la voz tronante de Alberto Candeau hirió de muerte a la tiranía dictatorial cuando clamó: “viva la patria, viva la libertad, viva la República, viva la Democracia”
Aquel día se reunieron en un mismo estrado frenteamplistas, blancos, colorados, cívicos, dirigentes sociales y sindicales, estudiantes y cooperativistas, empresarios e industriales. Tras ellos una pancarta con la leyenda “por un Uruguay sin exclusiones” – hoy en el museo de la Memoria-. Y frente al estrado medio millón de uruguayas y uruguayos de todas las edades y de todas partes. La convocatoria también reunió a miles de ciudadanos en Salto, Artigas, Melo, Paysandú, Florida y tantos otros lugares que ahora no alcanzo a recordar. El 27 de noviembre de 1983 el pueblo uruguayo decretó la fecha de defunción de la dictadura.
La conmemoración de esta fecha es un homenaje a la resistencia, la lucha, la democracia y la libertad. La convocatoria de este año fue hecha por la “Interpartidaria de Juventudes”, con participación de los cuatro partidos políticos con representación parlamentaria. Las nuevas generaciones se propusieron reunir a gente de todos los partidos – bajo el lema “Juventudes por la Democracia” – para celebrar aquel memorable acto y lo lograron.
Los partidos políticos y el pueblo volvimos a reunirnos como aquella primera vez para tributar homenaje a la democracia frente al Palacio Legislativo. Pero además de celebrar, las juventudes nos reclamaron “más debate de ideas y más transparencia”.
La democracia no se defiende sola, necesita que se la respete y que no se empujen sus fronteras institucionales. Los estudios de opinión señalan que la valoración ciudadana de la democracia ha caído en todos los países de nuestra región. Aunque esos mismos estudios indiquen que nuestro país es el que más la valora, también nosotros debemos mejorar. Ello implica más diálogo y evitar los empujones.
Según el último- y reciente – informe del Latinobarómetro, la ciudadanía se está alejando de las ideologías y crece la indiferencia ante el tipo de Gobierno. “La democracia liberal no se sabe defender de los anti demócratas, de los antisistema como Trump o Bolsonaro que se aprovechan del sistema. Se destruye la opinión pública con falsas noticias que transforman al adversario en enemigo; con el adversario se discute, al enemigo se destruye” (Boaventura de Sousa Santos)
En tiempos de embestidas que corren las fronteras republicanas, el enorme desafío para los partidos políticos que defendemos la democracia concita un doble propósito simultáneo: dar respuestas (históricas y prospectivas) a las legítimas demandas de la gente y jamás abdicar del respeto a las instituciones.
35 años después la consigna sigue siendo la misma: “viva la patria, viva la libertad, viva la República, viva la Democracia”.