Escribe * Dra. Mónica Xavier
La idea de un Estado a imagen y semejanza de un paquidermo que solo enlentece la economía, ahuyenta inversiones y anestesia la iniciativa privada, es propalada por todos los medios. Todos los días hay operadores políticos y analistas económicos que reniegan del Estado, que lo equiparan a una entidad anquilosada e inoperante que solo acarrea gastos indiscriminadamente. Además, tienen científicamente determinada la fecha de iniciación de esa malaria: el 1ª de marzo de 2005.
El grito de guerra neoliberal es “bajen el costo país”, que conjuga el más incontrovertible nivel de demagogia opositor. Ni siquiera hay que volver sobre la herencia maldita para demostrar su contradicción; tan solo basta con analizar las administraciones que actualmente gestionan en el interior para desvelar que una cosa es la austeridad que catequizan y otra conducta bien distinta es la que realmente ejecutan – en Treinta y Tres, Cerro Largo y Durazno los cargos públicos representan uno de cada cuatro empleos -. Además, suman voces de (ex)outsiders lanzados de lleno en campaña, que, con ínfulas draconianas, sentencian que las empresas públicas son ineficientes y que ello obedece al incremento de sus plantillas. Ambas afirmaciones son por lo menos inexactas.
Tres precisiones. Primera, los vínculos con el Estado en la actualidad constituyen uno de cada seis (17%), cuando en 1995 representaban uno de cada cinco (20%) y a principios de siglo bordeaban el 22%. Segunda, los sectores que explican el aumento de vínculos con el Estado desde 2009 son: educación, salud y protección a infancia (ANEP 29 mil – ASSE 6 mil – INAU / INISA 2 mil – UDELAR 2 mil). Tercera, nuestro país está lejos de los primeros lugares en la escala de Estados que más contratan empleo público.
El discurso opositor omite que todos los días hay cientos de miles de uruguayas y uruguayos que son beneficiarios de una batería de programas que son ejes centrales para la construcción real y efectiva de inclusión y equidad social. Las concepciones ideológicas van por cuenta de cada uno pero la honestidad intelectual no debe ser dejada de lado con tanta facilidad.
¿En qué invierten los gobierno frenteamplistas? Tomemos como ejemplo los extremos de la pirámide etaria. No solo las jubilaciones no han parado de aumentar en términos reales en los últimos 12 años sino que además el 98 % de personas mayores de 65 años son beneficiarias de algún tipo de prestación social. En el otro extremo, en la escuela pública, además de haberse multiplicado la inversión, se implementan programas de alimentación y salud bucal, visual y auditiva. En los últimos 12 años 390.000 niños recibieron atención bucal y este año el programa atenderá a 75.000 niños. En lo que va del 2017 se les realizaron pesquisas visuales a 781 niños en dos meses y todos los alumnos accederán a un estudio auditivo gratuito desde 2018.El programa Salud bucal está presente en 226 escuelas urbanas y 724 escuelas rurales y atiende a niños que presentan mayores dificultades para acceder a centros de salud.
Diariamente se brindan 280.000 desayunos, almuerzos y meriendas a 2.223 instituciones que representan el 96 % de los centros educativos de todo el país. El costo diario de los menús escolares es de 300.000 dólares.
La puja es ideológica: por un lado están los gobiernos progresistas en la lucha por la efectiva consagración de derechos mientras que del otro lado están los neoliberales que solo incitan al raquitismo estatal. En tiempos de definiciones presupuestales, sería verdaderamente oportuno saber si toda la oposición honestamente considera que la mejor política está en recortar recursos para políticas sociales y sustituirlas por la magia de Adam Smith.
* Médica cardiologa, Senadora de la República, Sria. Gral. del Partido Socialista