La primera médica uruguaya se recibió en 1908
Soportó la burla de sus compañeros y los prejuicios de una sociedad que se alarmaba porque una mujer viera a los hombres desnudos. Siendo ya médica, Paulina hizo la especialización en dermatología y enfermedades venéreas en París. Ejerció la docencia en la Enseñanza Secundaria y ocupó la cátedra en la Facultad de Medicina donde pudo disponer de un laboratorio propio para sus investigaciones sobre fecundación y fertilidad.
Fue una de las fundadoras del feminismo uruguayo, al crear el Consejo Nacional de Mujeres, convencida que sólo a través de la unión de las mujeres mismas, se obtendría las reformas a que aspiraban. Desarrolló una intensa labor en la defensa de los derechos de la mujer: en liberar a la mujer de la tutoría del hombre y su consecuente crecimiento moral e intelectual como persona. Se destaca su preocupación y su lucha por la paz, contra la trata de blancas, la defensa de las madres solteras.
Actuó en política, siendo miembro fundadora del Partido Socialista del Uruguay (1910). Fue la primera mujer latinoamericana en concurrir en representación de un gobierno a la Sociedad de las Naciones y delegada del gobierno en la Comisión de Protección a la Infancia y la Juventud (1922-1932). Promotora y luchadora incansable de los valores de la mujer, entre ellos el voto femenino. El sufragio femenino se obtuvo en 1932. Tuvo una ardiente vocación de justicia, creó organizaciones sociales y sindicales de mujeres; la Unión de Telefonistas y el de Costureras de Sastrerías. Publicó varios trabajos y entre otras obras, una tan audaz como «La enseñanza sexual» donde proponía una enseñanza en las escuelas tanto a las niñas como a los varones.
Falleció en Montevideo, en 1950, a los 75 años