Escribe: Julio «Nino» Pintos
Este fue sin dudas el debate más importante que marco este año. Directamente vinculado a una de las políticas más importantes de la distribución de la riqueza, la política salarial y los consejos de salarios, cambios estructurales que beneficiaron a la población en general junto a 40 leyes laborales en estos 12 años de gobierno del Frente Amplio.
El año se presentaba feo, tan feo como 2008, a lo que se suma una crisis regional, política y económica, de Brasil y Argentina, nuestros mercados más importantes para bienes de valor agregado.
¿Qué hacer? Vieja y noble pregunta que se hacen todos los gobiernos en esta situación. ¿Qué alternativas?
Y esto es importante tenerlo en cuenta; un gobierno elige entre opciones diferentes o complementarias buscando delinear un camino de salida, no hay una única solución cuando se deben velar por tantos y tan y variados intereses. Pero el gobierno tiene una brújula, crecimiento, distribución e inserción internacional. En este marco el gobierno tomó opciones que hasta este momento vienen mostrando resultados para aguantar el temporal. La primera opción que se descartó es no hacer nada y seguir como si viviéramos en una burbuja.
Se tomaron medidas que permitieron sortear la recesión internacional, evitar caer en un círculo viscoso de estanflación y mantener el nivel de actividad de la economía.
Para eso fueron necesarias dos cosas. La primera enfrentar la rendición de cuentas para hacer correctivos, -una conflictividad algo normal para la población- que implicó enlentecer y/o reprogramar inversiones. Al final lo laudó con firmeza política y trabajo el Parlamento. En ese marco la reforma del IRPF, que recién comenzará a regir el 1/01/2017 estuvo en línea con los principios programáticos; que pague más el que tiene más. Pero no solo eso, desde el punto de vista de los impactos económicos se cuida de esta manera la actividad económica, la disponibilidad de ingresos para el consumo, que no ha caído y si se afectará temporalmente el ahorro de los más ricos.
El debate más difícil fue con el PITCNT, en su legítimo intento de evitar una caída del salario real ante las pautas del gobierno para la negociación colectiva.
La caída de la inflación, la detención de la suba del dólar, sumada a la posibilidad de un mejoramiento de la economía internacional, permitirían decir que el rumbo del gobierno fue el correcto. Que valió la pena pagar algún costo político, de paros y enfrentamientos y que la anunciada movilización generalizada, quedó en un segundo plano, y dio paso a un diálogo Presidente-Trabajadores.
Si se comunica bien la etapa, el gobierno saldrá fortalecido dado que el área que más influye en la sensación de la gente (la economía) será positiva.
Además nos quedan por delante un par de años de estar baratos respecto la región, especialmente Argentina, lo que tiene dos efectos positivos adicionales, la caída en la fuga de divisas por turismo y compras, y la afluencia de argentinos, ambas dinamizan el mercado interno y contribuyen al mantenimiento de la actividad económica. Nos esperan un par de temporadas turísticas con expectativas muy buenas.
La segunda cosa importante que hizo el gobierno fue salir a buscar la apertura de mercados y salir al encuentro con la gente. Con el Presidente al frente, planificadamente y con sectores de la sociedad civil, se dio una gran señal externa e interna. De esta salimos juntos, la esperanza se construye con trabajo y esfuerzo, estamos en un mundo hostil, pero tenemos herramientas y condiciones que nos permiten dar la batalla comercial. Mas allá que los resultados son lentos en estas áreas, se está pensando para adelante, proyectando el país, generando confianza para invertir en nuevas oportunidades.
Pero esto no tendría el mismo resultado si queda resumido a una comprensión elitista de la coyuntura. Por eso el Gobierno apretó el acelerador en la cercanía con su pueblo. Los Consejos de Ministros, señal primigenia de Tabaré, implementado un gobernó de cercanía, para explicar, aterrizar, difundir y dar cuenta de lo que se hace en los viajes. Pero no menos importante, también conocer la realidad de primera mano. No quiero que la prensa me cuente, ni me marque la agenda, ni me diga que sienten los uruguayos, vamos al encuentro con la realidad.
Esto me hace acordar, (perdón la digresión) cuando en campaña Tabaré se sacaba fotos con la gente atrás, para demostrar que los actos tenían mucho mas público que lo que decía la prensa.
Como vemos, si bien hubo vientos de cola, estos doce años de gobierno han tenido sus crisis, que se han sorteado, y ahora vivimos una situación mas difícil, mas estructural de la economía mundial que ha impactado en los precios de nuestros bienes exportables.
Pues bien, tenemos un gobierno que mantiene un rumbo con confianza y convicción. Eso le hace cometer aciertos y errores, pero hay que valorar ese atributo ya que un gobierno sin rumbo y mas en tiempos difíciles, genera mayor desorientación e incertidumbre. Habrá gente incluso de la izquierda que no aprueba a este gobierno, pero sabe adónde va. La negociación con el PIT-CNT ha sido conducida directamente por el Presidente, a los efectos de flexibilizar las pautas salariales a medida que la economía va tomando el rumbo esperado. Se ha entablado un camino de dialogo que mucho bien le hace al país y a la izquierda.
Cuidando los intereses de la población, en primer lugar de aquellos que no tienen voz; resolviendo con mirada de mediano plazo la tensión salario-empleo, inversión pública-déficit fiscal, despilfarro-ahorro, y crecimiento-distribución, el esfuerzo táctico está dando sus frutos. Esperamos que sea la base de un relanzamiento del programa, que continúe cambiando la calidad de vida de nuestra población
Montevideo, 14 de noviembre 2016