Los bicentenarios

Escribre: Juan (Maxi) Santos

 

200 años de Ávalos: el último pacto de Artigas (1)

Desde Ariel, Marcha, Trías y Machado: por la Patria, pero grande

Este 2020 nos volvemos a encontrar con las conmemoraciones de los bicentenarios que debieron llevar a la reflexión, la crítica y la construcción de nuestro país y nuestra región. Es así que recordar los 200 años del Pacto de Ávalos es recordar el artiguismo y su proyecto confederado en un siglo XXI con sus complejidades que nos llaman a repensar nuestras ideas para la liberación de los pueblos del sur.

Luego de la batalla de Cepeda del 1ero de febrero de 1820, en donde las tropas al mando de Estanislao López y “Pancho” Ramírez vencen a las tropas bonaerenses, se reconfigura el gobierno en Buenos Aires y Sarratea se consolida como gobernador de esa provincia yendo por decisión del Cabildo porteño a conciliar un acuerdo necesario, ante la ruina, con los vencedores “federales” en la capilla del Pilar. Allí se firmó un pacto entre Buenos Aires, Francisco Ramírez y Estanislao López (estos últimos dos como representantes de Entre Ríos y Santa Fe, respectivamente)

El la costa del arroyo Ávalos, un 24 de abril, a unos kilómetros de Curuzú Cuatiá, en la Provincia de Corrientes, se encontraron los representantes de Corrientes, Misiones y la Provincia Oriental. Allí sellaron un pacto que fue una reafirmación de la “Soberanía particular de los pueblos”, de la Confederación y de la confirmación de Artigas como protector de estos pueblos. La firma del Pacto del Pilar, unas semanas antes, había significado un cambio de fuerzas en el espacio platense con un acuerdo interprovincial pero opuesto a la Liga de los pueblos libres y en contra de los pactos ofensivo-defensivo por el hecho de no defender a la Provincia Oriental en su lucha ante la ocupación de ese territorio por parte de Portugal, por lo que Ávalos fue una respuesta a el pacto con los porteños.

Si profundizamos en el Pacto, en primer lugar, como se mencionó anteriormente, es un acuerdo entre los representantes de la Provincia Oriental (José Artigas y Gorgonio Aguiar), Corrientes (Juan Bautista Méndez y Domingo Rodríguez Méndez) y Misiones (podemos destacar a dos guaraníes, Francisco Sití y el recordado Miguel Ariyú). Este acuerdo o pacto era, en primer lugar, para “sostener una guerra ofensiva defensiva por la Libertad e Independencia de estas Provincias”(artículo 1º) cuestión que venía sosteniendo la Liga federal pero que Artigas entiende que el Pacto del Pilar omite y así se lo hace saber a Francisco Ramírez. En una de esas misivas, donde además le recrimina por retener armas que había enviado a Corrientes, le dice:

“Esta es una de las pruebas más claras de la traición de V.S y de la perversidad que se ocultaba en la convención del Pilar; y no es menor crimen haber hecho ese vil tratado sin haber obligado a Buenos Aires a que declarase la guerra a Portugal y entregase fuerzas suficientes para que el Jefe Supremo y Protector de los Pueblos Libres pudiese llevar a cabo esa guerra y arrojar del país al enemigo aborrecido que trata de conquistarlo. Esa es la peor y más horrorosa de las traiciones de V.S” (2)

En un segundo lugar, es el carácter confederal del Pacto que más allá de este artículo primero, presenta la reafirmación de las soberanías provinciales en donde éstas “no pueden ser perjudicadas ni en la libre elección de sus Gobiernos, ni en su administración económica según los principios de la federación.”(Art.5). Y en un tercer lugar, la confirmación de José Artigas como “Protector de su Libertad [libertad de las provincias firmantes del pacto] (3) y queda autorizado para decidir de la guerra y de la paz contra los enemigos exteriores e interiores.”(Art.2), por lo que ese reconocimiento deja claro el carácter autonómico del pacto y las atribuciones del caudillo. En el Pacto del Pilar este carácter que se le había dado desde años anteriores cuando se conformó la liga por parte de los pueblos, lo omite.

Llegado aquí vemos que se esbozaron dos acuerdos en este año 20 con distintos caracteres y que buscaban diferentes propósitos. Mientras que en el Pilar se marcan principios federales, se mantiene el centro en Buenos Aires, que además se conserva como puerto único y aduana exclusiva, en Avalos sostienen los principios confederales soberanos que por la forma del congreso y de las resoluciones se es claro que el Magisterio de Artigas fue entendido y aplicado por los pueblos de ese pacto. Además de llegar después de 9 años de lucha, el caudillo, a establecer una coherencia envidiable.

Hoy en 2020 se impone preguntarnos cuánto del ideario y de la práctica artiguista conocemos ya que sería un error de la izquierda pensar sin una clave histórica y sin un anclaje nacional y regional que permita el diálogo entre el pueblo oriental y latinoamericano hacia una alternativa a la dependencia. Claramente no con un pensamiento totalizador, sino con Artigas como mediador entre la mayoría de gente que no piensa en clave de “lucha de clases” (no lo tiene por qué hacer) pero que sí conoce qué llevó a el caudillo a hacer lo que hizo. Ese lugar de conductor y conducido, en donde los más infelices sean los más privilegiados en el cual el encuentro es totalmente posible. Dialogar con lo conocido para partir hacia otros pensamientos, para permitir la reflexión y reafirman nuestro pasado revolucionario que tal vez nos permitan pensar en una Patria Grande como lo pensaba Artigas y Bolívar sin más pretensiones que la liberación de Nuestra América.

La bandera que el Frente Amplio tomó como propia es una bandera federal que entró por las puertas de Montevideo con órdenes del caudillo artiguista Otorgués. Que eso no se nos olvide.

(1) Corrección histórica, Heber Freitas. Corrección de estilo, Rocío Medina
(2) Tomado Reyes Abadie. W (1998) “Artigas y el Federalismo del Río de la Plata”. Argentina, Bs: Mariano Más
(3) El texto entre paréntesis recto es mío